El Gobierno del presidente Nicolás Maduro y la oposición iniciaron este lunes un diálogo con miras a superar la aguda crisis política que atraviesa Venezuela, días después de que se suspendiera un referendo destinado a remover al mandatario
Con el auspicio de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el aval del Vaticano y tres expresidentes, las partes se reunieron por la mañana y convinieron en que el 30 de octubre se llevará a cabo el primer encuentro en la isla de Margarita.
“Son momentos muy tensos para el país, muy rudos”, dijo el secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba. “En medio de una situación como esta, es un bálsamo para todos los venezolanos la presencia del enviado personal del Papa Francisco”, agregó.
El monseñor Emil Paul Tscherrig, nuncio de Buenos Aires, será acompañante de las conversaciones que también cuentan con el aval del exmandatario español José Luis Rodríguez Zapatero, el dominicano Leonel Fernández y el panameño Martín Torrijos.
El anuncio se produjo el mismo día en que Maduro realizó una visita no programada al Vaticano para reunirse con el Papa, quien le instó a tomar el sendero del diálogo para aliviar el sufrimiento de sus ciudadanos resolviendo la crisis por la que atraviesa el país.
La semana pasada, el Consejo Nacional Electoral (CNE) pospuso hasta nuevo aviso el plebiscito contra Maduro, prácticamente eliminando la posibilidad de que se celebre antes de la fecha clave del 10 de enero del 2017.
De realizarse el referéndum luego de esa fecha, no es necesario celebrar nuevas elecciones y sería el vicepresidente quien concluiría el mandato de Maduro, asegurando la permanencia del chavismo en el poder hasta el 2019.
Tras ello, la oposición denunció la ruptura del orden constitucional en el país, llamó a una multitudinaria protesta para el miércoles e inició un debate en el Parlamento con miras a iniciar un juicio político a Maduro.
Torrealba se comprometió a que las marchas se llevarían a cabo en paz y saludó el inicio de las conversaciones, que la oposición había condicionado a la realización del plebiscito.
“Diálogo no puede seguir significando una estrategia del gobierno para ganar tiempo (…) es un espacio de lucha para construir un país mejor para todos”, destacó.
Venezuela atraviesa una de las peores crisis de los últimos tiempos. La inflación más alta del mundo, recesión económica, constantes fallas en los servicios públicos y escasez obligan a miles de personas a realizar largas filas en búsqueda de bienes básicos, medicinas y repuestos.
La crisis ha golpeado la popularidad de Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez, al punto que una reciente encuesta de la firma Datanálisis sostiene que hasta un 71,8 por ciento de los entrevistados votaría por revocar su mandato.
Celebró la instalación oficial en Caracas del diálogo nacional por La Paz y la Soberanía,agradezco a los acompañantes internacionales…
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) October 24, 2016
En tanto, cientos de jóvenes protestaron el lunes en la ciudad occidental de San Cristóbal, quemando basura y bloqueando caminos en reclamo por la suspensión del referéndum revocatorio.
Los manifestantes, que se identificaron como estudiantes, quemaron neumáticos a las afueras de varias universidades en la capital del estado de Táchira, epicentro de las protestas antigubernamentales que sacudieron al país en el 2014 y dejaron unos 44 muertos.
Además se reportaron pequeñas protestas en Caracas y en la ciudad central de Valencia.
Testigos de Reuters reportaron enfrentamientos en San Cristóbal entre los manifestantes y uniformados, que dispararon balas de goma. Por los enfrentamientos resultaron heridos 27 estudiantes, según un conteo de los propios universitarios.
“Todos los días del mes hasta que salga esta dictadura, estaremos en la calle de forma pacífica”, dijo Yhender Guerra, integrante de un movimiento universitario. “El Gobierno nos ha quitado tanto que nos ha quitado hasta el miedo”, agregó.
El vicepresidente Aristóbulo Istúriz también saludó el diálogo, pero criticó las protestas.
“Mientras los demás anuncian destrozos del país, desastres, sangre, guerra, nosotros decimos paz y diálogo”, dijo Istúriz. “Esa es la bandera que hemos enarbolado. El diálogo es un instrumento fundamental, más que los gritos, la amenaza”, agregó.
La Iglesia Católica había sostenido la semana pasada que a pesar de que el diálogo sería difícil, largo y tortuoso, no se podía tirar la toalla.