A falta de barricas de roble, un fabricante de licor chino añeja el alcohol en el tronco de bambú, un método que supuestamente conferirá al brebaje nuevos aromas y virtudes medicinales
Chen Chao, un treintañero vestido con camiseta, baja a todo correr por el sendero de un bosque frondoso en el corazón de las montañas de Sichuan, en el sudoeste de China, para visitar los majestuosos bambús que albergan su cuba del año y vigilar el estado de su “chai” al aire libre.
Mediante “técnicas de inyección a alta presión” se introduce el licor de cereales en el tronco de bambús todavía vivos, elegidos entre los más jóvenes para que la incisión “cicatrice” en unos días, explica a la AFP.
El alcohol macera durante un periodo más o menos largo. Los bambús se cortarán más tarde, cuando se acerque la fiesta de Qingming (día de los muertos), a comienzo de abril.
Entre tanto, “el licor se mezcla con flavona (líquido orgánico del tronco) y con savia de bambú”, dos ingredientes de la farmacopea tradicional china, reputados por sus virtudes desintoxicantes y de cura para los pulmones, afirma entusiasmado Chen.
– 60.000 botellas al año –
La tasa de alcohol de la bebida, de entre 60 y 70 grados al comienzo, se reduce debido al fenómeno de absorción por parte del bambú.
“Nuestra producción sigue siendo bastante limitada, más o menos de entre 50.000 y 60.000 botellas por año; cada una contiene entre 500 y 550 mililitros”, comenta, o sea un total anual de al menos 25.000 litros.
Pero usando una técnica de inyección “menos invasiva” y más eficaz, Chen Chao espera llenar más bambús y aumentar el volumen.
“Antes, poca gente conocía el ‘alcohol de bambú’, porque la producción era confidencial. Esto está cambiando”, admite.
El joven aprendió esta técnica (tradicional pero muy marginal) en Fujian, la provincia del este de China. Decidió instalarse en Sichuan, en el corazón del llamado “mar de bambús”, un macizo forestal, y localidad en la que ya se destila el Wuliangye, un licor elaborado con sorgo, arroz, maíz y trigo.
– ‘Arruinar el negocio’ –
Con motivo de las fiestas, Chen Chao pone en venta botellas con un empaquetado bonito para que los compradores puedan regalarlas. Pero la campaña anticorrupción lanzada por las autoridades chinas “arruinó el negocio”, lamenta.
En la última “fiesta de los barcos dragones” (festividad tradicional del calendario lunar) en junio de 2016, vio cómo las ventas caían dos tercios con respecto al año anterior.
Y es que bajo la dirección del presidente Xi Jinping, el régimen comunista emprendió hace cuatro años una lucha contra los abusos cometidos por los líderes del partido. Fustiga en particular los signos exteriores de riqueza y las extravagancias, como los banquetes y los regalos de lujo.
Una política muy perjudicial para la venta de vino y de licores, aunque estos últimos parecen recuperarse desde hace un tiempo.
Wuliangye, la empresa productora del licor que lleva el mismo nombre, registró una subida de 18% en su volumen de negocios y su beneficio neto en el primer semestre de 2016.