Melania Trump pone a su pueblo en "el mapa del mundo"

Melania Trump pone a su pueblo en "el mapa del mundo"
Antes de que Melania Trump se volviera famosa, Sevnica, con solo 5 mil habitantes, era conocido por su lencería, fábricas de muebles y un castillo con 900 años de antigüedad. / AFP.

Un pequeño pueblo europeo salta de emoción y orgullo al ver a una de sus originarias convertirse en la nueva primera dama de Estados Unidos. Aseguran que gracias a ella, ahora el mundo los mira

Sevnica es un pequeño pueblo de un pequeño país, Eslovenia, pero este viernes estuvo bajo los focos del mundo gracias a su hija más famosa, la nueva primera dama estadounidense, Melania Trump, lo que algunos festejaron con una exótica mezcla de popcorn y salchichón.

“Estamos muy orgullosos, toda la gente de Sevnica está muy orgullosa”, declaró a la AFP el alcalde Srecko Ocvirk en su pintoresca localidad ubicada junto a un río en el centro del país, cuyo tamaño es menor que el del estado de Nueva Jersey, uno de los más pequeños de Estados Unidos. 

“Cuando alguien de un pequeño lugar como este tiene tal éxito, esto representa una gran motivación para el lugar y su gente”, añadió. “Hoy Melania nos puso en el mapa del mundo”, señaló con orgullo. 

Melanija Knavs, su verdadero nombre, llegó al mundo en 1970 en Eslovenia cuando aún formaba parte de la comunista Yugoslavia, siendo hija de un empresario del mundo de la confección.

Su carrera como modelo comenzó en su adolescencia cuando fue descubierta por un fotógrafo de moda en la capital, Liubliana, a 100 km de su pueblo.

A partir de entonces despegó su carrera en el exterior, estableciéndose en Nueva York, donde en 1998 conoció y dejó boquiabierto a su futuro marido, Donald Trump, 24 años mayor que ella. 

Ahora, es más conocida simplemente como Melania, convirtiéndose en 2005 en su tercera esposa y adoptando en 2006 la nacionalidad estadounidense. 

Un año más tarde nació su hijo Barron, el quinto para Trump. 

“A muchos de nosotros nos gusta que (Melania) haya nacido aquí, aunque ella ha vivido en Estados Unidos durante muchos años,” comenta a la AFP Matej, un ingeniero de Sevnica.

Más turistas 

Antes de que Melania se volviera famosa, Sevnica, con solo 5 mil habitantes, era conocido por su lencería, fábricas de muebles y un castillo con 900 años de antigüedad.

Pero una vez que la carrera de Trump hacia la presidencia se volvió una realidad, el alcalde y la oficina de turismo comenzaron a utilizar la nueva fama de su ilustre ciudadana para poner a Sevnica en el circuito turístico del país alpino.

Así, el número de visitantes estadounidenses aumentó en el 11% en un año, alcanzando a unos 80 mil entre enero y octubre del año pasado, y se esperan más.

Los empresarios locales redoblaron sus esfuerzos para sacar provecho con la creación de nuevos productos -como tortas “Melania” y pantuflas “Casa Blanca”-, pero sufrieron un revés cuando un abogado de Trump les advirtió que tuvieran cuidado con las marcas. 

El riesgo de que aparecieran tazas, platos y camisetas con la imagen de Melania y su marido llevó al matrimonio a contratar a un estudio jurídico esloveno para prevenir cualquier explotación comercial no autorizada.

Asimismo, la municipalidad de Sevnica retiró un gran cartel publicitario con la imagen de Melania, y un productor de miel renunció a utilizar su foto en los tarros con su producto. Una pizzería que ofrecía una hamburguesa “Trump” optó por rebautizarla “Presidencial”.

El chef de Tito 

Probablemente, el 45º presidente estadounidense no lo sabrá nunca, pero en el restaurante Dolinsek un centenar de personas, según constató un periodista de la AFP, celebraron la investidura de Trump con una comida preparada por un cocinero “presidencial”.

Se trata de Jozef Oseli, quien era el chef oficial del expresidente yugoslavo Josip Broz Tito cuando se trasladaba a Eslovenia.

Los comensales pagaron 34 euros por un menú servido mientras veían por televisión la investidura de Trump, degustando la “original” combinación de popcorn y el salchichón local “First Lady”, según el gerente del establecimiento, Martin Dolinsek.

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