La película muestra los momentos más dramáticos de aquel 22 de noviembre de 1963, en Dallas, EEUU, cuando el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, es asesinado en presencia de su esposa, Jackie Kennedy
El cineasta chileno Pablo Larraín pisa cada vez más fuerte. “Jackie”, un retrato intimista de la ex primera dama estadounidense durante sus desgarradoras horas de luto, es una osada apuesta que Hollywood podría avalar con un Óscar a la mejor actriz.
¿En estado de gracia? En cualquier caso, Larraín tiene en cartelera dos películas ambiciosas. “Neruda”, ya en la cartelera en España, Brasil y Francia, y con una nominación en los últimos Globos de Oro; y “Jackie”, acogida favorablemente por la crítica en Estados Unidos y a punto de estrenarse en varios países de Europa y América Latina.
Su protagonista, Natalie Portman, está nominada al Óscar, así como la banda sonora de la película compuesta por la compositora y cantante británica Mica Levi.
Larraín ha hecho de la historia reciente de Chile su especialidad: “Tony Manero”, “No”, “Post Mortem”. Con “Jackie”, su primer filme en inglés, se asienta definitivamente en el cine internacional.
La trama rescata uno de los episodios más dramáticos del siglo pasado en Estados Unidos: el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en Dallas el 22 de noviembre de 1963 y sus días posteriores.
Larraín, de 40 años, explicó haber optado por una narrativa “más emocional que psicológica” para acercar al público una mujer misteriosa, pese a ser una de “las más fotografiadas y escrutadas del siglo XX”.
“Todos sabemos lo que le pasó a Kennedy, pero no sabemos lo que significaron para ella esos tres días (sucesivos a su muerte). Busqué en recuerdos parciales, en trozos de ideas que no están montados cronológicamente”, dijo el cineasta en la última Mostra de Venecia, que le concedió el premio al mejor guión.
De ahí los vaivenes en el tiempo, que se remontan incluso a la llegada de Jackie a la Casa Blanca, tímida e insegura.
Pero la mujer que conversa con un periodista días después de que su esposo y presidente de Estados Unidos muriera brutalmente alcanzado por una bala en su regazo, es otra.
Natalie Portman da vida a una mujer a ratos fuerte, resuelta, curtida; otros desamparada, asustada. El personaje se construye con diferentes piezas de un puzzle que no acaban de encajar.
La cámara de Larraín no se despega de Jackie, la filma de cerca, en la soledad de su cama vacía, en el espejo en el que ya no se reconoce, en la habitación de sus hijos pequeños, que juegan ajenos al drama.
“Para Natalie fue difícil tener a personas del equipo tan cerca durante todo el rodaje, pero quería algo cercano, íntimo para lograr sentir lo que Jackie había sentido. Capturamos un ser humano en peligro”, dijo Larraín.
Para Portman fue el papel “más peligroso” de su carrera.
“Todo el mundo conocía a Jackie, sabía cómo se movía, cómo andaba. (El papel) se podía comparar con el original y eso me daba mucho miedo porque nunca me he considerado una gran imitadora”, dijo la actriz, de 35 años, en Venecia.
Ganadora de un Óscar a la mejor actriz por “El Cisne Negro” en 2011, en esta edición – que se celebrará el 26 de febrero – Portman competirá con Emma Stone, Meryl Streep, Isabelle Huppert y Ruth Negga.