Primer ministro griego exigió al FMI dejar de "jugar con fuego" sobre la crisis griega

Primer ministro griego exigió al FMI dejar de "jugar con fuego" sobre la crisis griega
El primer ministro griego, Alexis Tsipra, espera que el FMI revise cuanto antes sus previsiones para que las discusiones puedan continuar a nivel técnico. Foto/AFP.

El primer ministro griego llamó este sábado al FMI y al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble, a dejar de “jugar con fuego”, culpando a ambos del actual bloqueo sobre las negociaciones entre Grecia y sus acreedores

Un día después de una reunión en Bruselas que concluyó sin avances, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se mostró, pese a todo, confiado en que Grecia llegará a un acuerdo.

Tsipras, condicionó el retorno a Atenas de los representantes de los acreedores a un cambio de actitud por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI): “Esperamos que el FMI revise cuanto antes sus previsiones (…) para que las discusiones puedan continuar a nivel técnico, señaló al inicio de una reunión de su partido, Syriza.

También llamó a la canciller alemana, Angela Merkel a que pida “a su ministro de Finanzas a que ponga fin a su agresividad permanente” hacia Grecia.

La reunión celebrada la víspera en Bruselas con el objetivo de relanzar las negociaciones sobre un nuevo plan de ayuda a Grecia concluyó sin acuerdo.

Atenas debe abonar en julio casi 7mil millones de euros a sus acreedores, un pago al que no podrá hacer frente sin nuevos fondos de rescate. 

Sin embargo, sus principales acreedores, los países de la zona euro y el FMI, no logran ponerse de acuerdo sobre la deuda y los objetivos económicos griegos, paralizando cualquier nuevo tramo de ayuda.

Para el Fondo, el país heleno solo logrará un superávit 1.5%, dos puntos por debajo del 3.5% que se le exige.

El organismo cree que para cumplir el objetivo de excedente presupuestario, Atenas necesitaría más reformas internas, algo que el gobierno de Tsipras rechaza, y reclama asimismo una quita sustancial de la deuda griega, punto al que Berlín se niega.

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