La compañía circense de Canadá presentó un show en 2006 cno música de los Beatles; en 2010, le rindió tributo a Elvis Presley; en 2011, el turno fue para Michael Jackson; este año es la primera vez que el Circo du Soleil elige una banda latinoamericana
Los clásicos de Soda Stereo se convirtieron en música para ver y sus ‘beats’ aumentaron el vértigo de las acrobacias. El Cirque du Soleil debutó el jueves en Buenos Aires con un montaje psicodélico que celebra por primera vez a una banda latinoamericana.
Los exSoda, Charly Alberti y Zeta Bosio, fueron espectadores de su legado en una obra de 90 minutos que no es exactamente circo ni tampoco un concierto. Sin embargo en varios temas el público puede sentirse parte de un ‘video clip’.
“Esto tiene algo diferente, porque no es una obra circense exactamente, ni es un show, es una mezcla de ambas cosas, donde el circo, más que homenajea, celebra”, resumió Charly Alberti, exbaterista de la banda, al ingresar con Héctor ‘Zeta’ Bosio (bajo) al teatro Luna Park de la capital argentina.
Es la primera vez que la compañía circense de Canadá se inspiró en una banda de Latinoamérica para producir un show, luego de “Love” con música de los Beatles (2006); “Viva Elvis”, un tributo a Elvis Presley (2010); y “The Immortal World Tour”, en honor a Michael Jackson (2011).
Jean Francois Bouchard, guía creativo del Cirque du Soleil, explicó a la AFP que aunque esta música no es popular entre el público canadiense, el montaje ha resultado “un desafío fabuloso en esa búsqueda de retos creativos” que se trazan como compañía.
Para ‘Séptimo Día’ el circo recreó el ambiente de un concierto con público de pie que interactúa con acróbatas que saltan al son de “Canción Animal”, y hasta logran hacerlos sentar en una ‘guitarreada’ alrededor de fogatas artificiales para corear “Te para tres”.
Hay actos para fanáticos de Soda Stereo y también piruetas para los amantes de este circo con sello propio, que en esta oportunidad se sirve de un dron, cámaras 3D y hasta un acuario en medio del público para dar una versión de “Hombre al agua” capaz de contagiar sensación de ahogo en el espectador.
Después de Buenos Aires, la gira partirá en 22 contenedores con destino a Córdoba (Argentina), Perú, Chile, Colombia y México con presentaciones tanto en la capital como en Guadalajara para cerrar 2017. Bouchard apuesta que en 2018 también llegará a las ciudades estadounidenses de Los Angeles y Miami.
“Idola gracias totales”, le gritaron a la madre de Gustavo Cerati, Lilian Clark que junto con los exintegrantes de la banda, fue una de las más ovacionadas de la noche por el público que la reconoció sentada al lado de la hermana, y los dos hijos del vocalista, Benito y Lisa.
Desde la gira de despedida de Soda Stereo de 2007, los fanáticos soñaron con volver a ver a los Soda juntos.
Pero Cerati falleció en septiembre de 2014 a los 55 años tras cuatro años en coma por un accidente cerebrovascular que sufrió en un concierto en Caracas cuando ya se había lanzado en solitario.
“El homenaje, generalmente, se habla a los ausentes, Soda también es algo que falta, algo que no está, por lo tanto es un homenaje a Soda y por ende es un homenaje a Gustavo, que es el que extrañamos todos”, dijo Zeta, que al final subió al escenario con Alberti y dos de los artífices del montaje, Michel Laprise y Chantal Tremblay.
El excompañero de banda de Cerati consideró que el espectáculo “tiene mucho que ver con el espíritu de lo que siempre hicimos que es apostar a cosas nuevas, apostar a más, a nuevos formatos, y esto, creo, es el summum de todo eso”, agregó.
Al final, con una gigantografía del trío que hizo temblar tarimas desde Argentina a México entre 1982 y 1997, el público estallaba a gritos de las acrobacias de 35 artistas rusos, ingleses, neozelandeses, japoneses y argentinos, que saltaron de un extremo a otro al son de “Música Ligera”.
“Psicodelia, surreal y sobre todo lindo homenaje a la banda sonora de mi juventud”, resumió secándose las lágrimas Ricardo Sosa, un fanático de 47 años.
A pocos metros la hija del ídolo, también se limpiaba los ojos, y la madre de Cerati, con más de 86 años, aplaudía rabiosa ‘haber visto’ la música de su hijo.