La reciente pasión de los chinos por los animales se traduce en más de 15 mil millones de euros, con un crecimiento esperado del 20% al año
Las calles de Shanghai se transforman a veces en pasarelas de desfiles de moda canina, con un caniche con un vestido rosa, otro con las orejas teñidas de azul o un pomerania con impermeable y zapatillas, símbolo del rápido desarrollo de la clase media en China.
La posesión de animales de compañía, antes prohibida por el régimen comunista que lo consideraba una deriva burguesa, causan furor en China, país que contaría con unos 100 millones de mascotas oficialmente declaradas a las autoridades -perros en su gran mayoría. Y sus dueños no dudan en gastar una fortuna para mimarlos.
“A los propietarios les gusta vestir a sus animales con elegancia, exactamente como lo harían con sus hijos”, comenta Huang, una señora que pasea a dos caniches marrones en un carrito para bebé en pleno centro de la capital económica china. Uno lleva una pajarita rosa, el otro una azul.