De un lado gorros rojos, del otro los colores de la bandera venezolana: la oposición y los simpatizantes del presidente Nicolás Maduro se concentran el sábado en las calles, en un tenso pulso marcado por 50 días de protestas que dejaron 47 muertos
Los adversarios de Maduro confían en que esta nueva marcha en la principal autopista de Caracas supere la del 19 de abril, la más multitudinaria de esta oleada que en siete semanas también ha dejado cientos de heridos y unos 2.200 detenidos.
Según la ONG Foro Penal, al menos 161 personas han sido encarceladas por orden de tribunales militares.
En otra parte de la ciudad, Maduro recibirá en el Palacio presidencial de Miraflores a los trabajadores del sector alimentación, que también y a la misma hora, cantando y bailando, comenzaban a aglomerarse en el centro de Caracas en respaldo a la Asamblea Constituyente “popular”, convocada recientemente por el mandatario.
El país está completamente dividido y casi paralizado, en medio de un colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI escalará a 720% este año. Un cóctel que se complementa con altos índices de criminalidad.
Los opositores denuncian una “salvaje represión” del gobierno, que a su vez los acusa de apelar al “terrorismo” para asestarle un golpe de Estado con financiación de Estados Unidos.