Un total de 50 países empezarán a intercambiar automáticamente este sábado datos fiscales de sus residentes, un paso más hacia el fin del secreto bancario pero que no resuelve todos los problemas relacionados con el fraude fiscal
El 30 de septiembre, los territorios británicos de Anguila, Bermudas y las Islas Caimán, entre otros, dejarán de ser paraísos fiscales y formarán parte de los primeros países en compartir de forma automática los datos bancarios de sus ciudadanos, una medida auspiciada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
La lista de los 50 primeros países incluye a casi todos los Estados miembros de la Unión Europea (Austria se sumará a ellos dentro de un año), una docena de territorios dependientes de Reino Unido y Dinamarca, así como algunos miembros destacados del G20 como Sudáfrica, Argentina, Corea del Sur, India y México.
A partir del sábado, si un francés, por ejemplo, abre una cuenta en Liechtenstein, el fisco de París no tendrá que pedir información al de Vaduz, ya que le comunicará automáticamente el saldo bancario, así como los intereses, dividendos y otros beneficios de las ventas de acciones y obligaciones.
Este cambio es el fruto de una década de lucha contra la evasión fiscal, que se ha convertido en una prioridad mundial tras la crisis financiera de 2008.
Una segunda serie de países aplicará la misma medida a partir de septiembre de 2018, entre ellos varios Estados conocidos por su discreción, como Andorra, Mónaco, Singapur, Suiza, pero también se añadirán a la lista Brasil, China, Rusia, Japón.
Estados Unidos, uno de los grandes ausentes de este dispositivo mundial, ya cuenta con varias decenas de acuerdos bilaterales sobre el intercambio de datos bancarios, especialmente con Luxemburgo, Mónaco y Suiza.