Venezuela firmó este miércoles un acuerdo para reestructurar unos 3.000 millones de dólares de la deuda con su aliado Rusia, un alivio que no sacará del atolladero a este país estrangulado y bajo default parcial
Asfixiada por la caída del precio del petróleo y las sanciones estadounidenses, Venezuela asegura ser “buen pagador”, pero las malas noticias se suceden en un país cuya población está sometida a la escasez de alimentos y medicinas, a falta de dinero para importarlos.
Una delegación venezolana dirigida por el ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, firmó el acuerdo que reestructura un crédito otorgado en 2011 para comprar armamento ruso.
El acuerdo prevé un nuevo calendario de reembolsos en 10 años con aportes “mínimos” durante los primeros seis años, indicó el ministerio ruso de Finanzas.
“Aliviar la carga de la deuda” permitirá “utilizar los fondos liberados para desarrollar la economía del país, mejorar la solvencia del deudor y aumentar las posibilidades para que todos los acreedores recuperen los créditos ya acordados”, según un comunicado del ministerio ruso.
El vicepresidente de Economía de Venezuela, Wilmar Castro, se congratuló durante una conferencia de prensa en Moscú por el acuerdo porque tiene “términos muy favorables” que Venezuela –dijo– puede cumplir.
“Esa flexibilización en el pago de la deuda con Rusia (…) nos permitirá satisfacer un conjunto de necesidades del pueblo venezolano y retomar el intercambio comercial”, dijo Castro, en un video difundido en Caracas por el gobierno.