Miles de policías hondureños que desde la tarde del lunes habían paralizado sus actividades, las reanudaron tras un acuerdo con el gobierno para no reprimir las manifestaciones de la oposición, luego de que el presidente Juan Orlando Hernández prometiera mejorar sus condiciones de vida
Entre el ulular de las sirenas, los policías salieron en motos y autopatrullas hacia los distintos barrios de la capital desde la sede del comando antimotines “Cobra”, en el norte de la capital, después de una reunión con las autoridades.
Un portavoz del movimiento, que no se identificó, dijo a periodistas que en la reunión lograron un acuerdo para “que no nos manden a luchar contra el pueblo hondureño, porque la sangre las ponemos nosotros y nosotros también somos pueblo”.
Las autoridades prometieron no tomar represalias.
El portavoz añadió que salen a cumplir con sus funciones “de proteger a la ciudadanía” en el combate a la delincuencia, “sin reprimir al pueblo” que participa en las manifestaciones, incluso bajo el estado de sitio.
El gobierno decretó un estado de sitio, que incluye un toque de queda nocturno, para acallar las protestas, algunas de las cuales derivaron en actos vandálicos y de saqueos de negocios.
Al menos una mujer joven y dos policías murieron durante los enfrentamientos desatada por la crisis política que estalló tras las elecciones del 26de noviembre.
Según activistas del movimiento policial, el paro de 14.000 efectivos de la institución se extendió a nivel nacional en demanda también de poner fin a la crisis política evitando confrontaciones.
El presidente Hernández anunció este martes en una comparecencia ante la prensa, que el gobierno había llegado a un acuerdo con los huelguistas, asegurando que se les prometió mejorar sus condiciones de vida.
Destacó que “problemas que han sufrido nuestros policías de manera inveterada por mucho tiempo” serán superados mejorando las sedes y construyéndoles edificios multifamiliares.