Alto funcionario de EEUU descarta posible invasión a Venezuela

Alto funcionario de EEUU descarta posible invasión a Venezuela
Los militares también arremetieron contra periodistas en El Paraíso, oeste de Caracas. Foto/AFP

Es  la persona con más experiencia en América Latina dentro del Departamento de Estado y asegura que la  nueva postura es producto de la postura de no intervención que se mantiene en el área

El más experimentado funcionario del Departamento de Estado en  América Latina, fue contundente. Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, echó tierra a cualquier insinuación pasada por parte de la administración de Donald Trump.

“Jamás habrá una intervención militar por parte de Estados Unidos  a Venezuela, es un tema que los venezolanos tienen que resolver. Estamos pidiendo al presidente (Nicolás) Maduro reflexionar sobre las elecciones”, dijo antes de concluir este fin de semana un viaje por tres capitales latinoamericanas.

Las declaraciones significaron un cambio radical  de la postura estadounidense, pues Trump amenazó con la posibilidad de una intervención militar en Venezuela.

Fue, además, una nueva lectura ante la oposición al intervencionismo militar que encontró el Secretario de Estado, Rex Tillerson, durante su gira por cinco capitales latinoamericanas y del Caribe hace solo cuatro semanas.

Shannon reveló que Trump mantuvo una serie de reuniones y llamadas telefónicas con líderes del hemisferio quienes le comunicaron la importancia de la no intervención. Pero, añadió, que “Venezuela es un país demasiado importante para dejarlo por años a la deriva”.

Shannon fue el último funcionario estadounidense en reunirse con Maduro en el Palacio de Miraflores en Caracas, en una de las gestiones del entonces presidente Barack Obama por encontrar una salida a la crisis venezolana.

La gira de Shannon, le permitió entrevistarse con los presidentes de  Ecuador, Colombia y Chile, y contar con nuevos elementos para evaluar la crisis venezolana, descartando cualquier acción militar.

“La prioridad de Estados Unidos es tener un hemisferio seguro, próspero y democrático”, afirmó.

Shannon, con 35 años de carrera diplomática en Brasil, Guatemala y Venezuela y altos cargos en el Departamento de Estado, es el funcionario estadounidense con mayor experiencia en América Latina. A comienzos de febrero anunció su retiro, pero Tillerson le pidió que se mantuviera en el puesto hasta encontrar un reemplazo.

Previo  al viaje de Shannon, John Sullivan, Subsecretario de Estado, se reunió en Puerto Príncipe con el presidente Jovenet Moise y líderes regionales con motivo de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno la Comunidad del Caribe (Caricom). La situación de Venezuela formó parte de la agenda de conversaciones.  

Misión imposible

 La gira de Shannon fue en seguimiento a la realizada por Tillerson para tratar de  aislar aún más al régimen de Caracas.

Otro de los objetivos del viaje fue demandar menos declaraciones y más presión concreta sobre Maduro, cuando el margen de acción es cada vez más estrecho.

Hasta el momento el Secretario de Estado era cnsiderado como la cara amable de la administración Trump. Pero la gira por el subcontinente hizo variar de golpe era apreciación.

En la víspera de su periplo regional, Tillerson desgranó en su alma mater, la Universidad de Texas en Austin, su nueva visión de la Doctrina Monroe. En esa reedición doctrinaria reforzó el criterio de que América Latina y el Caribe le pertenecen a Estados Unidos.

Pero es muy difícil resucitar esa  terminología cuando a partir del 11 de septiembre del 2001 Washington dejó de interesarse en la región para enfocarse en sus guerras en Medio Oriente y Asia Menor.

Además desde la llegada deTrump a la Casa Blanca, Estados Unidos ha lanzado una cruzada contra el libre comercio y la cooperación internacional, creando espacios que han sido ocupados por China, Rusia y  otras economías de Asia y Europa aliadas de Washington.

Revertir esa realidad, fue una misión imposible para Tillerson. Recibió, además,  como respuesta que la región no es partidaria de una salida violenta en Venezuela.

Aunque América Latina y el Caribe no son los mismos y que ya no es tan fácil doblegarlos, no hay que perder de vista que Washington sigue teniendo hegemonía continental y puede emplear sus mecanismos para ablandar hasta al más resistente.

En sus reuniones con el presidente Enrique Peña Nieto y el canciller Luis Videgaray, México dejó claro la necesidad de buscar una solución pacífica y que no respaldaría una opción en Venezuela “que implique el uso de la violencia interna o externa”.

Tillerson se reunió en México con la canciller de Canadá, Chrystia Freeland, y  los jefes de misión en México,  Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y representantes de El Caribe.

 

Sanciones petroleras

Con el presidente Mauricio Macri, sondeó las posibilidades de sanciones petroleras contra Caracas. La prohibición de exportar petróleo a Estados Unidos o que Estados Unidos deje de vender crudo o productos refinados a Venezuela,  podría ser un golpe devastador para el  régimen de Maduro.Pero también afectaría a empresas de hidrocarburos estadounidenses que operan refinerías en el Golfo de México.

En Perú, Tillerson trató con el presidente Pedro Pablo Kuczynski la manera de impedir la participación de Maduro en la VIII Cumbre de las Américas el 13 y 14 de abril en Lima.

La asistencia de Trump está condicionada a la exclusión del mandatario venezolano. Precisamente durante la estadía de Tillerson en Perú, Maduro confirmó mediante un Twitter su asistencia a la cita cumbre.

El llamado Grupo de Lima, que integran 12 cancilleres americanos, crítico de la deriva autocrática del régimen de Caracas, emitió un comunicado una semana más tarde en el que decidió “reconsiderar” la participación de Venezuela en la próxima Cumbre de las Américas.

Sin embargo Ecuador y Uruguay, que no forman parte del Grupo de Lima, expresaron su oposición a que Venezuela sea marginada de la Cumbre de las Américas.

Tillerson dijo antes de llegar a Perú que no descartaba que el ejército venezolano, que desde 1958 no interviene en asuntos políticos internos, propiciara un  cambio en el gobierno. Pero añadió que no sabía si eso pudiera ocurrir.

Esas declaraciones fueron criticadas por el canciller brasileño Aloysio Nunes Ferreira,  por “no tener sentido”, sugerir un golpe militar para derrocar a Maduro. Pero fueron interpretadas por analistas internacionales como una reacción a la exclusión de Brasil de la gira del funcionario estadounidense por la región.

Por otro lado, Tillerson afirmó que Trump quiere un “cambio pacífico” en Venezuela. “No hemos defendido un cambio de régimen, sino una vuelta a la senda constitucional”. “Si las cosas se ponen difíciles, el presidente venezolano tiene amigos en Cuba que podrían acogerlo”, añadió.

Con el presidente colombiano Juan Manuel Santos habló de “restaurar la democracia en Venezuela”, donde existe “una dictadura al garete” y una “revolución fracasada”. También trató sobre la posibilidad de “redireccionar” la ayuda económica de Estados Unidos a Venezuela y destinarla a Colombia para enfrentar la emergencia por la llegada de más de 600 mil refugiados. Ambos rechazaron las elecciones de mayo próximo organizadas por Maduro porque las consideraron carentes de legitimidad, libertad y transparencia.

En Jamaica, la última etapa de su viaje, Tillerson se reunió con el primer ministro Andre Holness para conocer su posición en caso de un bloqueo petrolero contra Caracas. Jamaica ya no recibe petróleo venezolano. Pero otras islas caribeñas dependen parcialmente de importaciones de crudo venezolano en condiciones preferencias, un hecho que Caracas ha aprovechado como pieza diplomática en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA).

  En vuelo de camino a Kingston, Tillerson anunció un acuerdo con Canadá y México para formar un grupo que analice cómo mitigar el impacto de posibles sanciones petroleras a Venezuela tanto en los ciudadanos de ese país como en la región. Un tema complejo dado los problemas derivados de la renegociación del Tratado de Libre Comercio entre las tres economías y las  nuevas sanciones anunciadas por Washington  a las importaciones de acero y aluminio.

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