La justicia denegó este viernes el permiso al independentista preso Jordi Sánchez para acudir al Parlamento catalán para ser escogido presidente, instalando de nuevo en el bloqueo a esta región española mientras su expresidente Carles Puigdemont no descartaba unas nuevas elecciones
El lunes, los diputados catalanes estaban convocados para debatir la investidura de Jordi Sánchez, designado por Puigdemont como su sucesor, pero su celebración es muy improbable ante la decisión tomada por el Tribunal Supremo.
El juez Pablo Llarena, que instruye la causa abierta por rebelión, sedición y malversación contra el núcleo separatista catalán, deniega la libertad a Sánchez invocando el “riesgo concreto de reiteración delictiva”.
Como expresidente de la influyente asociación independentista ANC, Jordi Sánchez, de 53 años, está en prisión preventiva cerca de Madrid por presunta sedición al convocar una manifestación en septiembre frente a un registro de la Guardia Civil en dependencias del gobierno catalán.
De momento, el presidente del Parlamento catalán, el independentista Roger Torrent, mantiene la convocatoria del debate y, según su portavoz, estudia recorrer la medida ante el Tribunal de Europeo de los Derechos Humanos.