El flujo lento de uno de los ríos de lava del volcán Kilauea en Hawái acecha una planta eléctrica, llevando a las autoridades a tomar medidas para proteger la instalación y evitar una catástrofe.
Defensa Civil indicó que no hay una “amenaza inmediata” a la Empresa geotérmica de Puna (PGV del inglés), una planta de 38 megavatios que depende del gobierno del estado.
“Fisuras cerca de la Empresa geotérmica de Puna están activas y produciendo lava que lentamente fluye en la propiedad. Esta actividad destruyó el antiguo Proyecto geotérmico de Hawái en un área adyacente a la PGV”, informó.
Las autoridades siguen de cerca la situación en esta instalación eléctrica, que activa sus turbinas a través de aire caliente.
Como precaución, químicos inflamables fueron removidos de la planta y los pozos fueron llenados con agua fría para disminuir los riesgos.
El peor escenario sería la “liberación de vapor, muchos químicos, pero el factor más crítico sería el sulfuro de hidrógeno, un gas muy mortífero”, había dicho el jefe de la Agencia de Manejo de Emergencias, Tom Travis, en una rueda de prensa el lunes por la noche.
Defensa Civil indicó además que las constantes erupciones de la fisura 22 siguen alimentando otro peligroso cauce de lava que va al océano.
El encuentro de la lava incandescente con el agua produce humos ácidos, un fenómeno llamado “laze”, una palabra en inglés formada a partir de los términos “lava” y “haze” (niebla).
Es una mezcla irritante de ácido clorhídrico (HCl), vapor y pequeñas partículas de vidrio volcánico.
Una explosión en el cráter se reportó el martes de madrugada generando una fumarola de 2.400 metros.
El Kilauea es unos de los volcanes más activos del mundo y uno de los cinco en la Gran Isla de Hawái. Hizo erupción el 3 de mayo forzando la evacuación de 2.000 personas de sus hogares ubicados en la montaña.
Los científicos creen que la actividad volcánica puede ser precursora de una erupción mayor, similar a una que ocurrió en la isla a mediados de la década de 1920.