Tras un sangriento fin de semana que dejó 12 muertos en Nicaragua, la comunidad internacional se alista para discutir la represión de las protestas que desde hace tres meses exigen que el presidente izquierdista Daniel Ortega deje el poder
El domingo, policías y paramilitares arremetieron contra Masaya (sur) y comunidades vecinas para remover los bloqueos de carreteras de los manifestantes antigubernamentales. La operación dejó 10 muertos, entre ellos cuatro paramilitares, y 20 heridos, según Álvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
La policía inicialmente no confirmó esas muertes.
Un día antes, 200 estudiantes lograron salir de un asedio de 20 horas de fuerzas gubernamentales en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, de Managua, y un templo vecino, en una acción que dejó dos estudiantes muertos.
Desde que comenzaron las protestas en abril, unas 280 personas murieron. Los reclamos inicialmente eran contra una reforma del sistema de previsión social, que el gobierno dejó sin efecto, pero derivaron en una demanda para la salida del poder de Ortega, quien gobierna desde 2007 por tercer período consecutivo.
La oposición lo acusa de instaurar una dictadura y quiere anticipar a marzo próximo las elecciones presidenciales de 2021.
El gobierno dice que las protestas opositoras tienen un fin golpista, al buscar alterar el orden constitucional.
Las fuerzas del gobierno realizaron los operativos del domingo contra los tranques (bloqueos) en Masaya, 30 km al sur de Managua, y varios municipios vecinos.
Asimismo paramilitares en la misma zona dispararon contra un vehículo en el que iba el obispo Abelardo Mata, uno de los cinco jerarcas católicos que median en el diálogo entre el gobierno y la oposición.