Las becas al ‘mérito’ que otorga desde 2005, la entidad de Ciencia y Tecnología no son auditadas desde el 2015
El programa de becas Ifarhu- Senacyt , una de las joyas de la corona de la gubernamental Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), seguirá vigente pese las discrepancias sostenidas con la Contraloría General de la República.
Senacyt, a cargo de Jorge Motta y la Contraloría que tiene como su cabeza visible a Federico Humbert Arias, mantienen un choque de trenes debido a que la entidad responsable constitucionalmente de fiscalizar se ha negado, desde noviembre pasado, a concederle su respectivo refrendo al mencionado programa.
Como requisito previo para estampar su firma de autorización, la Contraloría exige un estudio socioeconómico de los aspirantes y de los familiares de los aspirantes a beneficiarse con estas becas.
En respuesta a esta posición administrativa, Senacyt considera que el reglamento del citado programa no existe estudios socioeconómicos, sino un ‘alto desempeño y excelencia’ por parte del aplicante para cursar carreras de ciencia y tecnología desde niveles técnicos especializados hasta postdoctorados.
Según Senacyt, las becas del Programa se otorgan a través de convocatorias públicas y sus beneficiarios son seleccionados mediante una Comisión Evaluadora Externa a la Senacyt y el Ifarhu. Esa comisión evalúa las solicitudes, realiza entrevistas, y elabora una lista de los aplicantes recomendados para la adjudicación de fondos de las becas de acuerdo con la disponibilidad presupuestaria del programa.
A la noviembre último, Senacyt dijo haber otorgado más de 2 mil becas desde niveles técnicos especializados hasta postdoctorados. Se han formado o están en formación 452 doctores y un total de 700 becarios han terminado o están en proceso de culminación de estudios de maestría.
En aras de la transparencia en la gestión administrativa, Senacyt no ha divulgado los nombres de las personas beneficiadas con este programa de méritos que nació desde el 2005 durante la administración de Martín Torrijos.
En ese gobierno Motta fue difector del Instituto Gorgas, mientras que Humbert ejercía como embajador de Panamá ante el gobierno de Estados Unidos. Motta y Humbert también están vinculados accionariamente al diario La Prensa.
Tras su creación en el año 2005, este programa solo ha sido auditado dos veces según lo reconoce la propia Senacyt: el programa ‘ha tenido dos auditorías externas, una realizada en el año 2009 por KPMG y otra realizada en el año 2015 por la Contraloría General de la República…’.
Es decir, no se audita desde hace tres años.