Investigadores de la Universidad de Illinois llevan años intentando responder a la siguiente pregunta: ¿se puede modificar genéticamente un cultivo para que sea más productivo?
En resultados publicados este jueves en la revista Science, los científicos del Instituto de Biología Genómica de esa universidad afirman haber conseguido aumentar en hasta un 40% el rendimiento de plantas de tabaco en un campo experimental, gracias a lo que llaman un cortocircuito o un pirateo genético.
El objetivo final no es producir más tabaco, sino aplicar un día la manipulación genética al trigo o la soja para adaptarse al creciente apetito de la humanidad. El estudio, realizado en el marco de un proyecto internacional, es financiado por, entre otros, la fundación filantrópica de Bill y Melinda Gates y el Gobierno británico.
Los agricultores apenas tienen margen de mejora tras beneficiarse de las ventajas aportadas por los fertilizantes, los pesticidas o las técnicas agrícolas para optimizar el rendimiento de los cultivos.
Los investigadores de Illinois forman parte de quienes desean que las plantas sean más eficientes y, para conseguirlo, se centran en estudiar la fotosíntesis.
Ésta permite a las plantas producir glúcidos a partir del agua y del dióxido de carbono (CO2) del aire bajo los efectos de la luz solar. Una enzima llamada Rubisco actúa para “fijar” el carbono en la planta. Eso es la que la hace crecer.
Pero esa misma enzima fija también, en menor medida, el oxígeno, lo cual produce moléculas tóxicas, que la planta logra eliminar gastando una gran cantidad de energía que no utiliza para crecer. Un proceso contrario a la fotosíntesis denominado fotorrespiración.