,

Catar 2022: El Mundial de la intriga política y el sabotaje

Catar 2022: El Mundial de la intriga política y el sabotaje

Las disputas entre Catar y su vecino Arabia Saudí han piuesto en el blanco al primer Mundial de la FIFA en tierras árabes

Cuando llegó la propuesta al correo electrónico de las oficinas de la candidatura catarí para ser sede mundialista era un momento crucial: mediados de 2010 y faltaban apenas unos meses para que la FIFA eligiera al anfitrión.

El correo fue enviado por Cornerstone Global Associates, una consultoría con sede en Londres poco conocida. En el mensaje, el presidente de la empresa describía un plan para ayudar a Catar con sus problemas de relaciones públicas. La postulación para ser sede del país había sido criticada dado que la nación es calurosa, pequeña, polvorienta y, para muchos observadores, tiene poca capacidad para albergar al evento deportivo más visto en el mundo.

Los cataríes rechazaron la oferta, una de varias que habían llegado sin solicitarlas, y el presidente de Cornerstone también siguió su camino, con publicaciones frecuentes en redes a favor del emirato.

Las críticas hacia Catar continuaron año tras año después de que ganara la postulación: un bombardeo de noticias cuestionaban la capacidad del emirato de albergar el Mundial, la manera en que había triunfado en la votación y el trato que daba a los trabajadores migrantes. En octubre de 2017, la cobertura adquirió un tono ligeramente amenazante cuando la BBC difundió un reportaje en el que advertía con pesimismo que había “un creciente riesgo político de que Catar no pueda albergar el Mundial de 2022”.

Ese artículo y muchos otros del tipo que surgieron poco después hacían referencia al mismo informe: Catar en la mira: ¿La Copa Mundial de la FIFA de 2022 está en peligro?. El informe afirmaba que “diplomáticos de Occidente han declarado en privado que no saben si se llevará a cabo el torneo como se había planeado”.

Curiosamente, el autor de ese informe era Cornerstone Global Associates.

El Mundial de 2022, el primero a realizarse en el mundo árabe, ha sido un tema candente en el fútbol desde el momento en que ganó la postulación de Catar. No obstante, en los diecinueve meses desde que Arabia Saudita y varias naciones árabes comenzaron un boicot en contra de su vecino catarí —resultado de una larga disputa política, con acusaciones cruzadas sobre que Catar colabora demasiado con Irán—, el torneo se ha convertido en una lucha de poder en el marco de la disputa geopolítica del golfo Pérsico.

El objetivo de la batalla deportiva dentro de la disputa parece ser sabotear el torneo futbolístico o, en caso de no lograrlo, humillar a Catar al obligarlo a compartir el evento con sus enemigos políticos, de tal forma que los partidos se distribuyan entre varias naciones del golfo Pérsico.

La disputa ha dado una nueva dimensión a una industria especializada en la cual los consultores y personas que disponen de información privilegiada pueden ganar millones de dólares por sus esfuerzos para cambiar la opinión pública a favor de las naciones que los financian o en contra de los rivales de esos países.

En 2017, por ejemplo, una serie de correos electrónicos del embajador de los Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos fueron robados y difundidos. Eso reveló una extensa campaña que tenía como objetivo usar a periodistas y centros de investigación estadounidenses para mostrar un lado negativo de Catar y la Copa de 2022. Un año después, quedó claro que Catar era igualmente capaz de realizar estas campañas de subterfugio: The Sunday Times publicó que la nación había contratado a una firma estadounidense de relaciones públicas a fin de denigrar a los países contra los que competía para ser sede mundialista.

The New York Times recibió varios documentos similares, de una fuente anónima, en 2018. La fuente, la cual aseguró ser una persona cercana a la consultoría Cornerstone que se había desilusionado con la politización del fútbol, respondió a las preguntas del Times por medio de correos electrónicos encriptados; el periódico confirmó de manera independiente algunas de las reuniones y conversaciones descritas en los documentos.

Estos dan cuenta del alcance y los detalles de la campaña en contra del Mundial de Catar, además de que revelan los lazos cercanos entre Cornerstone Global Associates con individuos y empresas de los Emiratos Árabes Unidos.

Un documento de Cornerstone describe un plan para hacer un informe que vincule a Catar directamente con el grupo Hermandad Musulmana, que ha sido calificado como terrorista por Egipto. Otros de los reportes filtrados hacen mención de cómo divulgar en medios británicos temas que perjudiquen la reputación catarí. Por ejemplo, se detalla que antes de la publicación en la BBC del informe, Cornerstone buscó al periodista y activista Rori Donaghy —crítico por mucho tiempo de la situación de derechos humanos en Emiratos Árabes Unidos— para invitarlo a escribir el informe sobre el Mundial de Catar. Donaghy dijo que su informe fue hecho de manera independiente y que Cornerstone nunca metió mano para influir o alterar sus conclusiones.

Cuando surgieron cuestionamientos respecto a la imparcialidad de Cornerstone, la BBC cambió la versión en línea del reportaje para suavizar algunos de los alegatos que había realizado la consultora. Un vocero de la BBC afirmó que actualizar los artículos a lo largo del día era una práctica común y que “no se hicieron correcciones notorias”.

Es difícil considerar al presidente de Cornerstone, Ghanem Nuseibeh, como alguien neutral en la disputa del golfo. Aunque en 2010 ofreció su ayuda para pulir la reputación de Catar, Nuseibeh tiene vínculos cercanos a la élite de los Emiratos Árabes Unidos: es pariente del canciller y del embajador emiratí ante Naciones Unidas.

Nuseibeh se pronunció de manera entusiasta por la candidatura catarí en sus redes sociales durante varios años, al celebrar que llevaría el torneo a Medio Oriente, pero para 2017 se había vuelto un crítico frecuente de Catar y un promotor de los países que establecieron el boicot.

En una entrevista con The New York Times, Nuseibeh insistió en que siempre había preferido que el Mundial de 2022 sea organizado de manera regional en vez de solo por Catar y recalcó que sus opiniones personales en redes sociales no enturbian los informes producidos por Cornerstone; agregó que la consultora no recibe financiamiento de terceros que pueda influenciar sus reportes. No queda claro quién pagó por el trabajo enfocado en el Mundial de Catar, pero en los documentos que analizó The New York Times —como el de una transferencia bancaria electrónica por un millón de dólares en 2015—, así como en una lista de clientes publicada en el sitio web de la empresa, se observa un vínculo cercano entre Cornerstone y los Emiratos Árabes Unidos.

Por ejemplo, un documento menciona un acuerdo entre Cornerstone y Mike Holtzman, ejecutivo de relaciones públicas que trabajó con Catar para su postulación mundialista, para que Holtzman divulgara información perjudicial sobre la campaña a cambio de 1 millón de dólares. “Mike contactó a Ghanem [Nuseibeh] después de la noticia de la BBC para decirle que tiene información sobre irregularidades en la postulación catarí y que está dispuesto a vender la información”, dice el documento.

Pese a toda la mala publicidad, Catar hasta ahora ha sobrellevado los retos a su organización como sede: la construcción de ocho estadios planeados continúa, mientras que ya se completó la de un estadio más. Otros dos están “casi completos”, de acuerdo con el comité. Sin embargo, de aquí a 2022 muy probablemente habrá más críticas orquestadas por campañas como la de Cornerstone.

Nuseibeh, por ejemplo, dio a entender que podría haber más revelaciones perjudiciales sobre Catar en el futuro.

“Si todo lo que sé estuviera en los medios, estarían hablando de esto los 365 días del año”, aseguró.

Y el Mundial de 2022 enfrenta otra batalla, aunque menos pública. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha expresado su apoyo a una propuesta para expandir el torneo de 32 a 48 equipos antes de la fecha propuesta inicialmente, que era 2026. De quedar definido ese cambio, impulsado en parte por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, significaría que Catar debe ceder algunas joyas de su corona: organizar un evento con 48 equipos sería un desafío logístico casi insuperable, a menos que accediera a compartir la sede con sus vecinos.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *