Al parecer no tiene muchas opciones así que se decidió por lo más práctico: Llegar a la fuente
TRAUNSTEIN, Alemania — El rumor comenzó, como muchos otros, en Facebook.
Se afirmó que un grupo de refugiados musulmanes en el sur de Alemania había arrastrado a una niña de 11 años a un desnivel peatonal y la habían violado. Cuando la policía negó la acusación, se dijo que los políticos comprometidos con la Unión Europea ordenaron que se encubriera el ataque.
El rumor resultó ser infundado, pero provocó olas de miedo y enojo mientras se divulgaba por toda Alemania en la sección de noticias de Facebook. Los usuarios se insultaron entre sí hasta explotar de furia, y concluyeron que esos refugiados peligrosos, y los políticos que los protegían, debían ser expulsados del país.
En gran parte del mundo, las crisis impulsadas por rumores se consideran parte de la realidad, producto de la predisposición de Facebook para sacar los peores impulsos de la gente.
Sin embargo, Andreas Guske, un inspector de policía delgado y con mirada penetrante en la ciudad bávara de Traunstein, donde hay muchos refugiados y circuló el rumor, no pensó que su comunidad pudiera permitirse la complacencia. Los ataques contra los refugiados ya estaban en aumento. Además, el sur de Alemania es una línea de combate en la batalla de Europa respecto de la identidad y la inmigración.
“Facebook no es como un tablero de anuncios donde la gente cuelga cosas y los demás las leen”, dijo Guske en una entrevista. “Facebook influye en la gente con su algoritmo”.
Los investigadores están de acuerdo y han descubierto que la plataforma da cabida a emociones negativas y primitivas, y que incluso puede distorsionar la conciencia que tiene la gente sobre lo que está bien o mal.
Además, los rumores viajan más rápido en la era de las redes sociales y a menudo se vuelven más peligrosos a medida que se divulgan, señaló Guske, director de la oficina de comunicación del Departamento de Policía.
“No era así antes de Facebook”, comentó.
Así que el inspector de policía y sus dos adjuntos pusieron manos a la obra. Su meta: a través del trabajo de campo policial y la comunicación de puerta en puerta erradicarían el rumor en línea y en la vida real, y lo tomarían tan en serio como una pandemia o una nueva droga callejera.
“Vemos que el sentimiento de seguridad de la gente y su seguridad real se están distanciando, como un par de tijeras que se están abriendo”, dijo Guske. “Estamos tratando de cerrar esa brecha tanto como podamos. El odio puede nacer de esta situación, y hemos visto que eso puede hacer que la población ataque a los migrantes y a los refugiados”.
Una vocera de Facebook dijo que la empresa “trabaja de cerca con las autoridades alemanas” y había “capacitado a cientos de oficiales alemanes en los últimos años sobre cómo usar nuestras herramientas”.
La compañía señala que tomó medidas para frenar el discurso de odio y ha instituido reglas especiales contra las publicaciones antirrefugiados. De igual manera, colabora con organizaciones de verificación de hechos, también en Alemania, con el fin de desmentir las informaciones falsas que se publican en la plataforma.
Facebook recluta a miles de moderadores para que eliminen las publicaciones que violan sus reglas. Sin embargo, hace poco por abordar su impacto en el mundo real o por frenar el odio y la desinformación que sí se ajustan a las reglas, como muchos de los rumores que circulan en Traunstein.
Guske adopta un enfoque más práctico.
Para detener el rumor sobre la supuesta violación de la joven en el desnivel, Guske comenzó por identificar a los residentes locales que habían compartido la noticia en Facebook. Después rastreó la manera en que la historia pasó de ser una publicación en la red social a un rumor de boca en boca —un recordatorio de que los moderadores de Facebook, que solo monitorean la plataforma, no pueden detener la divulgación de la desinformación en el mundo real—.
Guske tenía dos objetivos: convencer a los que iniciaron el rumor de desmentir sus afirmaciones públicamente y encontrar cualquier gramo de verdad que hubiera en esa historia ficticia. Según creía, mostrarles a los residentes cómo Facebook había distorsionado la realidad era la única manera de convencerlos de rechazar lo que habían visto por ser información falsa.
Descubrieron que el rumor comenzó cuando la policía arrestó a un ciudadano afgano acusado de tocar y haber levantado algunas de las prendas de una niña de 17 años a dos ciudades de ahí.
Mientras los usuarios de Facebook compartían el recuento del incidente, añadían detalles falsos. Un atacante se convirtió en varios. El toqueteo se volvió una violación. Y la víctima de 17 años se transformó en una de 11 años.
La policía publicó una declaración en la que reconstruyó la divulgación del rumor. No obstante, Guske sabía que la verificación sobria de los hechos jamás sería tan popular como un rumor escandaloso en la sección de noticias de Facebook, la cual promueve el contenido con base en su capacidad de hacer que los usuarios sigan interactuando con la plataforma.
Así que su equipo llegó a las casas de los usuarios que habían divulgado el rumor en primera instancia, y les mostró pruebas de que no estaban en lo cierto. Todos, excepto uno, eliminaron o corrigieron sus publicaciones.
Karolin Schwarz, que dirige una organización con sede en Berlín que rastrea la desinformación en los medios, dijo que a menudo trabajaba con los departamentos de la policía alemana para combatir la desinformación en las redes sociales. El equipo de Guske en Traunstein es “por mucho el mejor que he visto”, comentó.
“Los departamentos de policía deberían tomar más medidas como esta”, dijo Schwarz. “Es algo genial”.
A finales del año pasado, un jefe de policía en la ciudad de Gadwal, al sur de India, llamó la atención por adoptar un enfoque parecido al de Guske para combatir los rumores en las redes sociales. Los países asiáticos y africanos, que representan el futuro del negocio de Facebook, han demostrado ser los más susceptibles a la violencia vinculada con la plataforma, según señalaron los expertos.
Sin embargo, en esos países pocos departamentos de policía tienen los recursos que hay en una ciudad turística como Traunstein.
Otros departamentos de policía en Alemania, donde el escepticismo respecto a Facebook está arraigado, revisan de manera más detallada las redes sociales.
Gerhard Pauli, fiscal del Estado en Hagen, una pequeña ciudad en el noroeste del país, dijo que su departamento está registrando más casos de violencia que parecen haberse originado en Facebook y otras plataformas.
Cuando Andreas Hollstein, alcalde de Altena, la ciudad vecina, fue apuñalado por un residente enojado, la policía concluyó que la indignación en las redes sociales sobre las políticas del alcalde a favor de los refugiados ayudaron a provocar al atacante.
“Este es un peligro que siempre hemos tenido en la historia de la humanidad”, comentó. “Sin embargo, en la actualidad, vivimos un auge de las capacidades técnicas”.
Aunque Facebook ha trabajado con el gobierno alemán, adepto a imponer regulaciones, Pauli dijo que la policía alemana aún tenía problemas para obtener la atención de la red social.
Cuando le preguntaron si trabajaba en coordinación con Facebook, Guske dijo: “En realidad no. Eso es difícil. Es un problema”.
Guske cree que todos los rumores socavan la credibilidad de los policías como él que intentan desmentirlos.
Además, puesto que está llevando a cabo su propio experimento, solo puede combatir el veneno que se origina en su jurisdicción.
Las redes sociales permiten que cualquier persona en cualquier lugar divulgue rumores acerca del lugar donde vive. Algunos nacionalistas blancos, que han adoptado un interés especial en las guerras culturales de Baviera, han hecho precisamente eso, y Guske es incapaz de detenerlos.
“Es difícil prevenir las noticias falsas, porque en cuanto Facebook las divulga… ¿Qué más puedes hacer?”, dijo, mientras golpeaba la mesa con la palma de su mano.