El papa no quiere que le besen la mano

El papa no quiere que le besen la mano
El papa Francisco se santigua durante el sínodo de obispos, centrado en los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, el pasado 3 de octubre en el Vaticano. Foto/AFP

Para los más críticos del pontificado, que aprovechan todo gesto para atacarlo, es una prueba más de que Francisco no ama la gente.

Las imágenes del papa mientras se aparta cuando los fieles tratan de besar su anillo en el santuario de Loreto de Italia generó muchos interrogantes entre los católicos, ya que al parecer no siempre le gusta.

El vídeo con esas imágenes se ha convertido en un gran éxito en las redes sociales.

Para los más críticos del pontificado, que aprovechan todo gesto para atacarlo, es una prueba más de que Francisco no ama la gente.

Para otros, menos críticos, como la revista Vida Nueva, quiso mostrar que no ama las formalidades y que quiere ser tratado como un simple religioso más, sin ostentación.

Al papa argentino le gusta el contacto directo con los fieles, aprieta cientos de manos cada semana, se deja abrazar, tomar selfies y suele conversar con las personas.

Este miércoles, tras rendir homenaje a una monja misionera italiana de 85 años de edad que ayudó a salvar 3.000 bebés a África, aceptó gentilmente un pequeño beso en su anillo y a su vez besó a la monja en cada mejilla.

Las demostraciones de modestia de Francisco son conocidas desde el inicio del pontificado en 2013 cuando decidió cargar una modesta cruz de metal en vez de oro, o vivir en una residencia de 50 metros cuadrados dentro del Vaticano y dejar los suntuosos apartamentos de sus predecesores.

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