Los Estados Unidos a través de su Presidente Donald Trump anunció la suspensión de la ayuda económica a Centroamérica para enfrentar los problemas sociales y de seguridad que enfrentan estos países (Honduras, Guatemala y El Salvador).
La asistencia económica que totalizan más de 700 millones de dólares constituye dineros no utilizados para períodos de 2017 y 2018 En otras palabras el monto total es la suma de los aportes de distintos años fiscales y no utilizados a la fecha. (2019)
Estos aportes están en gran medida sujetos a políticas de seguridad y contribuyen a frenar el tráfico de narcóticos que van rumbo a los Estados Unidos.
Los países centroamericanos, pero con mayor grado de participación de los denominados el Triángulo del Norte constituyen paso obligado de la droga a los Estados Unidos. A esta realidad se ve sumada la existencia de grupos armados organizados envueltos en esta actividad criminal que a la vez generan los altos índices de violencia de la región. La asistencia norteamericana a El Salvador, Honduras y Guatemala tiene un interés nacional para los Estados Unidos. No es una ayuda de una sola vía, pero además están vinculadas a programas organizados por y de empresas americanas. No es dinero que se transfiere al gobierno de cada país en forma directa.
Es por ello que ninguno de los países supuestamente afectados ha generado mucho ruido sobre dicha suspensión. Logrará con esta suspensión a desatender a corto plazo , la lucha contra el narcotráfico y facilitar el ingreso de más droga a los Estados Unidos.
Trasladar la temática de la violencia y el narcotráfico en la región mediante amenazas como si la vida económica de estos países dependiera de la ayuda económica americana es un grave error de política exterior. La migración es una consecuencia de la violencia del narcotráfico, la poca institucionalidad democrática y los niveles de corrupción con la cual se han manejado las élites económicas de estos países. Las condiciones para darle viabilidad a estos Estados amenazados por el crimen organizado van más allá de los movimientos migratorios hacia los Estados Unidos. A pesar de todo lo que se publicita no constituyen ninguna amenaza a la seguridad de los Estados Unidos. Sin embargo, las organizaciones criminales, las elites económicas en su afán de sostener el statu quo y la debilidad institucional de cada uno de estos países si constituyen un serio problema y podrían ocasionar un desplome del Estado (Estado Fallido). Las apuestas norteamericanas van por el camino equivocado. Vivimos tiempos interesantes.