Los líquidos contienen, la mayor parte del tiempo, nicotina, una sustancia muy adictiva que puede afectar el desarrollo del cerebro antes de los 25 años y, según ciertos estudios, tener un efecto nefasto en el de los adultos.
La OMS sorprendió el viernes con una dura postura ante el cigarrillo electrónico en su informe mundial sobre el tabaco, afirmando que no podía recomendarlo como ayuda para reemplazarlo, un juicio demasiado categórica para ciertos expertos.
– ¿Qué contienen los cigarrillos electrónico? –
El vapeo consiste en inhalar vapores creados por el calentamiento a alta temperatura de un líquido en el interior del cigarrillo electrónico.
“No se conoce en detalle su composición, no se sabe lo que la gente inhala. Hay demasiadas referencias disponibles en el mercado y pocas normas”, subraya el profesor Loic Josseran, presidente de la Alianza contra el Tabaco, consultado por la AFP.
Los líquidos contienen, la mayor parte del tiempo, nicotina, una sustancia muy adictiva que puede afectar el desarrollo del cerebro antes de los 25 años y, según ciertos estudios, tener un efecto nefasto en el de los adultos.
En cambio, no incluyen muchas sustancias peligrosas que se encuentran cuando se fuma un cigarrillo como el alquitrán (cancerígeno) o el monóxido de carbono (causa de enfermedades cardiovasculares).
Pero el vapor contiene partículas finas que penetran en los pulmones. Hay “muchas sustancias potencialmente tóxicas”, concluyó un informe de la Academia estadounidense de Ciencias publicado en 2018.
Entre ellos, metales (níquel, plomo…) procedentes probablemente de la bobina utilizada para calentar el líquido, así como aditivos considerados seguros en la industria agroalimentaria pero vinculados a enfermedades pulmonares o no estudiados bajo su forma vaporizada.
Habrá que esperar estudios durante varias décadas para tener la certeza de los efectos a largo plazo de esas sustancias en las células del cuerpo.
– ¿Es peligroso vapear?
Los investigadores tienen aún poca perspectiva sobre los cigarrillos electrónicos, vendidos desde mediados de los años 2000.
Para las personas que ya fuman, el consenso científico actual es que reemplazar al cigarrillo por el vapeo es menos nocivo: la nicotina queda, pero las sustancias cancerígenas presentes en los cigarrillos ya no son inhaladas.
“Incluso si es difícil cuantificar de manera precisa la toxicidad a largo plazo del cigarrillo electrónico, evidentemente ésta es muchísimo menor que la del cigarrillo tradicional”, indicó en 2015 la Academia francesa de Medicina.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se muestra más prudente, tomando como referencia un informe de 2014: “los SEAN (Sistema Electrónico de Administración de Nicotina) son probablemente menos tóxicos que los cigarrillos, pero no hay pruebas suficientes para cuantificar el nivel preciso de riesgo”, estima.
En cualquier caso, “los SEAN son incuestionablemente nocivos y deberán ser regulados”.
La preocupación ante esos productos abarca también su uso por parte de no fumadores, especialmente adolescentes, blanco del marketing de muchas marcas. Varios estudios muestran que los jóvenes no fumadores que comienzan a vapear son más susceptibles de pasar al cigarrillo.
Otro punto de discordia: ¿el cigarrillo electrónico ayuda realmente a abandonar el tabaco?
Un estudio británico publicado en febrero en el New England Journal of Medicine observó que los cigarrillos electrónicos eran más eficaces que los parches y otros productos de sustitución.
Pero aún no hay suficientes pruebas, según la OMS, que cita tres estudios de 2016 y 2017. La posibilidad de que el vapeo desempeñe un papel para ayudar a dejar el tabaco “no está claro” y varía mucho según el tipo de cigarrillo electrónico, concluye el organismo.
– ¿La OMS tiene razón de ser tan desconfiada?
Por todas estas razones, la OMS no incluye al cigarrillo electrónico entre el arsenal recomendado para dejar el tabaco, y juzga que no debe ser promovido como tal hasta que no haya más datos disponibles.
Esta posición provocó la reacción de los fabricantes de cigarrillos electrónicos, que hablan de “desinformación”, pero también de algunos especialistas de la lucha contra el tabaco, que defienden la eficacia del nuevo producto.
“A algunos fumadores no les gustan los parches o los chicles. Ofrecer una gama amplia de herramientas aumenta el número de fumadores que encuentran el método que los va a ayudar a dejar de fumar”, dice Gérard Dubois, profesor de salud pública y autor del informe de la Academia francés de Medicina.
“No es una herramienta mágica para abandonar el tabaco”, destaca sin embargo el profesor Josseran, comprendiendo la prudencia de la OMS.
Según Saluda Pública Francia, casi la mitad de quienes vapeaban en ese país en 2017 continuaban fumando cigarrillos todos los días (40%) u ocasionalmente, una porcentaje de todos modos en baja actualmente.