Plantas tropicales son expuestas a altas temperaturas y a elevadas concentraciones de dióxido de carbono para ver su comportamiento ante el calentamiento global.
Un conjunto de domos poblados de plantas en Panamá ayudarán a científicos a anticipar los efectos del cambio climático sobre los bosques tropicales, en momentos que devastadores incendios en la Amazonia e Indonesia encienden las alarmas por el calentamiento global.
En esas cúpulas geodésicas, plantas tropicales son expuestas a altas temperaturas y a elevadas concentraciones de dióxido de carbono para ver su comportamiento ante el calentamiento global en las próximas décadas.
La plantas ubicadas en Gamboa, 20 kilómetros al norte de Ciudad de Panamá, son estudiadas desde su etapa de germinación hasta que alcanzan varios metros de altura en laboratorios al aire libre del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
El experimento busca “encontrar el punto de inflexión” ante el cual “las plantas tropicales se pueden adaptar para sobrevivir a temperaturas máximas con incremento del dióxido de carbono” dijo a la AFP, el científico alemán Klaus Winter, encargado del proyecto.
También se necesita saber hasta qué punto los árboles se pueden “aclimatar” al incremento de las temperaturas, o si pueden ajustar su metabolismo para tolerar mejor el calentamiento global, añadió Winter, del STRI, un ente administrado por el complejo estadounidense de investigaciones Instituto Smithsonian.
Desde finales del siglo XIX, la temperatura media global subió 1ºC y puede aumentar otros dos o tres grados a finales de siglo, según proyecciones científicas.
Ese calentamiento ha afectado a los bosques tropicales, que representarían cerca de un tercio de los 3 billones de árboles del planeta, y que son los pulmones que, junto con los océanos, absorben entre 20% y 30% de los gases de efecto invernadero.
– Menos lluvias –
En los domos, una mezcla de árboles tropicales, arbustos, enredaderas y hierbas están hasta seis grados celsius por encima de lo normal.
Además, las concentraciones de dióxido de carbono (CO₂) son 2,5 veces más altas que los niveles actuales, dentro del rango esperado para el próximo siglo si continúan las actuales emisiones.
Según Winter, las plantas tropicales pueden hacer frente a altas temperaturas, pero necesitan crecer en suelos con alta humedad.
Sin embargo, el aumento de las temperaturas ha venido acompañado con el incremento de CO2 y la reducción de lluvias, por lo que los efectos sobre las plantas “serán, por supuesto, mucho más negativos”, explicó el científico.
Un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) apunta que en 2018 el mundo perdió 12 millones de hectáreas de selvas tropicales, casi la superficie de Nicaragua, en el cuarto peor año en términos de deforestación por detrás de 2016, 2017 y 2014.
Los países más afectados son Brasil, Indonesia, República Democrática del Congo, Colombia y Bolivia.
– Posibles riesgos –
En los últimos días ha aumentado la preocupación por el futuro de la selva tropical tras los devastadores incendios en la Amazonía y en Indonesia porque los bosques ejercen de reguladores de la temperatura global.
Con una vegetación densa y húmeda se favorece el mantenimiento de temperaturas más bajas, mientras que los suelos desnudos y secos registran temperaturas más elevadas.
Los científicos consideran que, además de por los combustibles fósiles, la deforestación, producida por incendios, la tala indiscriminada y la necesidad de nuevas tierras para la ganadería, también favorece el cambio climático.
Los expertos de la ONU sobre el clima (IPCC) ya expresaron en agosto su preocupación por la “incertidumbre” vinculada con el futuro de este tipo de bosques, considerados el “sumidero de carbono terrestre”.
A su vez, una comisión internacional, codirigida por el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon y el fundador de Microsoft, Bill Gates, pidió al mundo acelerar su preparación ante las consecuencias “inevitables” del cambio climático.
Mientras tanto, Winter observa sus plantas en las cápsulas cerca de la ribera del Canal de Panamá y advierte que “las temperaturas elevadas tienden a aumentar el consumo de agua”.
“Todavía no hemos hecho los experimentos, pero yo esperaría que si tienes altas temperaturas, que aumentaron, potenciales pérdidas de agua y al mismo tiempo decrece el contenido de agua del suelo habrá riesgo para las plantas”, dijo Winter.