Pekín busca sacar provecho para así mostrar su potencia y sus progresos económicos excepcionales en pocas décadas, con la organización de un gran desfile militar.
Las calles de Hong Kong amanecieron este lunes llenas de ladrillos y con las paredes cubiertas de grafitis, horas después de una de las peores noches de violencia en la excolonia británica, donde el movimiento prodemocracia prepara nuevas manifestaciones coincidiendo con el 70 aniversario de la creación del régimen comunista chino.
Esta región autónoma del sur de China, que desde junio vive su peor crisis política desde la retrocesión de 1997, fue escenario de graves enfrentamientos entre manifestantes radicales y policías la noche del domingo.
Varias barricadas fueron incendiadas en el centro de la ciudad.
Desde hace cuatro meses las manifestaciones para pedir reformas democráticas son casi diarias. La tensión aumentó en los últimos días, a medida que se acerca el martes, día en que China continental celebra por todo lo alto los 70 años de la creación del régimen comunista.
Pekín quiere aprovechar esta ocasión para mostrar su potencia y sus progresos económicos excepcionales en pocas décadas, con la organización de un gran desfile militar.
Pero en Hong Kong los manifestantes quieren aprovechar el evento, que llaman “Día de Cólera”, para demostrar de nuevo su resentimiento contra el régimen chino, denunciar la pérdida de libertades y la violación, según ellos, del principio “Un país dos sistemas” acordado en el momento de la retrocesión.
Este lunes los empleados municipales se desplegaron por el territorio para borrar las señales de los enfrentamientos del domingo.
En las calles recogieron ladrillos arrancados o restos carbonizados de las barricadas que ardieron.
Las paredes estaban llenos de grafitis como “Chinazi”, “Fuck Police” o “Hong Kong revolution”.
Una cafetería Starbucks del barrio de Wanchai, en el centro, quedó cubierta de pintadas contra la policía y pidiendo el boicot de la marca.
En Hong Kong, las cafeterías de esta marca pertenecen al grupo Maxim’s Caterers y se ha convertido en objeto de protestas desde que Annie Wu, la hija del fundador de este grupo, pronunció en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra un discurso de apoyo a Pekín y condenando a los manifestantes.
Más de 50.000 personas, entre ellas Joshua Wong, una de las caras más conocidas del movimiento prodemocracia de Hong Kong, firmaron una petición pidiendo al grupo estadounidense Starbucks, con sede en Seattle, que rompa sus relaciones con Maxim’s.
– Huelga en las clases –
Los alumnos de secundaria y los estudiantes no irán a clase este lunes y para el martes la policía prohibió una manifestación, lo que no debería disuadir a la gente a salir de nuevo a la calle.
“Quiero ver a millones de personas boicotear los eventos nacionales y provocar manifestaciones violentas el 1 de octubre”, decía un mensaje publicado en el foro LIHKG. Ante la falta de líderes claramente identificados, las protestas se organizan principalmente a través de las redes sociales.
La movilización empezó en junio por el rechazo a un proyecto de ley que quería autorizar las extradiciones a China.
La jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, decidió finalmente a principios de septiembre abandonar el proyecto de ley. Pero esta medida fue considerada demasiado tardía por los manifestantes, que desde entonces ampliaron sus reivindicaciones.
Además de las reformas democráticas, los manifestantes piden una investigación independiente por lo que consideran violencia policial, así como la amnistía de los detenidos.
Lam, que se ha convertido en el objeto de la cólera de los manifestantes, tenía previsto viajar este lunes rumbo a Pekín para participar el martes en las ceremonias de conmemoración.
Las autoridades de Hong Kong rechazan las acusaciones de violencia policial y denuncian al contrario la violencia de los manifestantes.