Los rollos fueron descubiertos entre 1752 y 1754, durante las excavaciones en Herculano. Debido a su fragilidad buscan revelar sus misterios con el Diamond Light Source.
Carbonizados por la erupción del Vesubio en el año 79, unos papiros frágiles como alas de mariposa son sometidos ahora a un acelerador de partículas en Inglaterra con el objetivo de descifrar los secretos que encierran desde hace dos milenios.
Estos rollos de pergamino, conservados en el Instituto de Francia en París, proceden de la excavación arqueológica de Herculano, cerca de Nápoles, y viajaron al centro de Inglaterra para ser desenrollados virtualmente.
“La idea que tenemos de un pergamino es que simplemente se puede abrir y leer, pero estos papiros no pueden desenrollarse porque la carbonización los ha hecho extremadamente frágiles”, explica a la AFP el profesor Brent Seales, que desde hace unos 20 años trabaja en el desarrollo de técnicas de decodificación no invasivas.
Su herramienta es un sincrotrón, un anillo de 500 metros de circunferencia en el que los electrones giran a enorme velocidad y emite una especie de potentes rayos X que permiten atravesar la materia.
Bautizado Diamond Light Source (fuente de luz diamantina), el aparato produce una luz 10.000 millones de veces más luminosa que la del sol y funciona como un microscopio gigante, cuyos datos son descifrados después por ordenador con ayuda de un sistema de inteligencia artificial.
– “Casa de los papiros” –
Los rollos fueron descubiertos entre 1752 y 1754, durante las excavaciones en Herculano. Contrariamente a Pompeya, destruida por la lava durante la erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo, Herculano fue víctima de una nube ardiente, que recubrió la ciudad de cenizas.
Bajo esta espesa capa, las casas permanecieron intactas. Una de ellas, la “casa de los papiros”, encerraba una importante biblioteca de más de 1.800 rollos, conservados por las cenizas pero carbonizados e imposibles de abrir.
En 1802, seis de ellos fueron regalados por el rey de Nápoles a Napoleón Bonaparte, que los entregó a la biblioteca del Instituto de Francia con la misión de leerlos. Pero dos intentos, en 1817 y 1877, fracasaron.
Enviados de vuelta a Nápoles, en 1986 un método de desenrollado químico permitió despegar uno de ellos, roto en varios cientos de pequeños fragmentos “muy difíciles de leer” debido a la naturaleza de la tinta, explica Yoann Brault, ingeniero del Instituto de Francia.
Ahora en el sincrotrón inglés se envían sobre esos fragmentos rayos de luz que deben permitir crear una imagen en tres dimensiones y muy alta resolución “sin tener que destruir, abrir o manipular” los pergamino, explica este experto.
“El proceso de reconstrucción, altamente informatizado, nos da la información de lo que hay en su interior”, afirma.
– Textos epicúreos –
Antes de Seales, otros científicos han utilizado técnicas no invasivas para intentar descifrar estos documentos.
En 2014 en Francia, el investigador Daniel Delattre había utilizado una nueva técnica que permite descifrar los textos sin desenrollarlos, la tomografía X en contraste de fase.
Se pudieron reconocer así algunas letras griegas, de la pluma de un filósofo epicúreo, Filodemo de Gadara (110-35 a.C.).
“Esto confirmó que estos documentos contienen en lo esencial escritos griegos, en casa de una persona (Pison, el suegro de Julio Cesar, ndlr) interesada por la filosofía epicúrea”, explica Michel Zink, de la francesa Academia de Inscripciones y Bellas Letras.
“A diferencia de la filosofía estóica, cuyos textos, juzgados compatibles con el cristianismo, fueron recopilados en la Edad Media, el epicurismo no eran apreciado y sus textos rara vez se conservaron”, dice este medievalista.
“Por eso estos rollos presentan, en el fondo, tal importancia”, concluye el historiador, en cuya opinión ahora “se puede esperar leer frases enteras, y tal vez un día, un texto completo”.