Desaparecidos y pueblos que honran al dictador: la "anomalía" de España

Desaparecidos y pueblos que honran al dictador: la "anomalía" de España
Esta foto de archivo tomada el 3 de julio de 2018 muestra la tumba del general español Francisco Franco en San Lorenzo del Escorial, cerca de Madrid, en el Valle de los Caidos, un monumento a los combatientes franquistas que murieron durante la guerra civil española y el lugar de descanso final de Franco.. Foto: AFP

Franco a su muerte en 1975 fue enterrado un gigantesco complejo a 50 km de Madrid conocido como el Valle de Los Caidos. 

Pueblos con nombre en honor del dictador, más de cien mil desaparecidos: la “anomalía” histórica en España, con heridas aún abiertas desde la guerra civil y el franquismo, volverá a relucir con la exhumación el jueves de Francisco Franco de su faraónico mausoleo.

“Obviamente hay heridas abiertas a nivel social, cuando hay más de cien mil desaparecidos en cunetas y fosas comunes, que hacen de España el segundo país con mayor número de desaparecidos” después de Camboya, señala a la AFP Alejandro Quiroga, historiador de la universidad de Newcastle.

El símbolo más evidente de un país aún pendiente de una reflexión a fondo de su historia reciente es el Valle de los Caídos, un gigantesco complejo a 50 km de Madrid donde fue enterrado Franco a su muerte en 1975, tras gobernar España con mano de hierro desde 1939.

Tener este monumento, sin comparación en otros países que fueron dirigidos por regímenes totalitarios como Portugal, Italia o Alemania, convierte a España en la “gran anomalía de Europa Occidental”, estima el catedrático de Historia Contemporánea de la universidad de Zagaroza, Julián Casanova.

El gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) exhumará el jueves los restos del dictador del mausoleo, construido en parte por el trabajo forzado de derrotados en la guerra civil (1936-1939) y donde nostálgicos seguían exaltándolo y celebrándole misas.

Será un “paso” en la normalización de España, coinciden los historiadores, en un país que tras cuarenta años de democracia sigue teniendo pueblos que honran al dictador (Alberche del Caudillo, Llanos del Caudillo…) y calles con nombres de destacados personajes franquistas.

– Causas de la excepcionalidad –
¿A qué se debe la excepcionalidad española?

Primero, al hecho de que a diferencia de personajes como Adolf Hitler o Benito Mussolini, Franco sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, en la cual no participó, y falleció varias décadas después, en el poder.

A su muerte, los líderes políticos pactaron una transición a la democracia que “mantuvo élites políticas, sociales y económicas del franquismo (…) y mantuvo de un modo implícito la idea de que el pasado franquista no fuese motivo de confrontación política”, explica Alejandro Quiroga.

Gracias a esto, sectores de “la alta administración del Estado y la Judicatura mantuvieron un perfil muy conservador durante una parte muy importante de la democracia”, acota Marc Gil, historiador de la universitat Oberta de Catalunya.

No es sino en 2007 cuando el Parlamento español aprueba, bajo un gobierno del PSOE, la Ley de Memoria Histórica, que llama al Estado a colaborar en la búsqueda y exhumación de desaparecidos y a retirar cualquier símbolo que exalte al franquismo.

Pero su aplicación ha sido obstaculizada por la derecha, y la muestra más patente de ello es que en muchos casos las asociaciones que buscan desaparecidos “han picado piedra en la más absoluta solitud”, dice Marc Gil.

– División política –
La reflexión sobre el pasado reciente se ha dificultado también por la división política, con una izquierda bastante cohesionada a favor de reparar a los vencidos en la guerra civil y los represaliados durante la dictadura, y una derecha que los acusa de querer reabrir heridas del pasado.

No voy a gastar “un solo minuto en hablar de lo que pasó en España hace 50 años y de una historia felizmente superada”, zanjó el lunes Pablo Casado, el líder del Partido Popular (PP, derecha conservadora), fundado por exministros de Franco.

El antecesor de Casado, Mariano Rajoy, se jactaba de decir que durante su gobierno (2011-2018) no se gastó ni un euro en aplicar la Ley de Memoria Histórica, cuya aprobación su partido no apoyó.

“Cuando se habla de Franco y la historia, el PP asume una actitud que no tiene que ver con la de un partido democrático, es una gran excepcionalidad en Europa”, opina Julián Casanova.

Más tajante ha sido la ultraderecha de Vox, que luego de irrumpir en el Congreso español en abril pasado podría escalar al tercer o cuarto lugar, según sondeos, en las legislativas del 10 de noviembre.

La exhumación de Franco “es una profanación contra la voluntad de la familia”, repudió su líder, Santiago Abascal.

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