Tras las elecciones de abril y de septiembre de 2019, en las que el Likud de Netanyahu y el partido de centro Azul-blanco de Gantz quedaron igualados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusado de corrupción, y su rival, Benny Gantz, cerraron este sábado la campaña electoral –la tercera en menos de un año– intentando movilizar a toda costa a un electorado ya cansado, y preocupado por otro asunto, el nuevo coronavirus.
Tras las elecciones de abril y de septiembre de 2019, en las que el Likud de Netanyahu y el partido de centro Azul-blanco de Gantz quedaron igualados, los israelíes están llamados a las urnas el próximo lunes para poner fin a la crisis política más larga de la historia del país.
Desde los últimos comicios hasta hoy, muchas cosas han cambiado.
Netanyahu se ha convertido en el único primer ministro de la historia de Israel en ser inculpado durante el ejercicio de su cargo, y su juicio por corrupción empezará a mediados de marzo.
A finales de enero, viajó a Washington para el anuncio de un proyecto de paz para Oriente Medio que consideró “histórico” y luego logró que Moscú liberara a una israelí que estaba encarcelada en Rusia.
Y sin embargo, nada avanza.
Los últimos sondeos apuntan resultados muy iguales para Netanyahu y Gantz, y ningún partido parece capaz de recabar una mayoría de escaños en el Parlamento.
– “¡Vayan a votar!” –
El primer ministro “tiene éxito en cierta manera. No atrae a más electores, pero tampoco pierde” pese a su acusación, subrayó Gideon Rahat, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Hebraica de Jerusalén.
Netanyahu, con 14 años en el poder, es el jefe de gobierno más perenne de la historia del país. En noviembre fue inculpado por corrupción, malversación y abuso de confianza en tres casos.
En uno de ellos, es sospechoso de haber otorgado favores gubernamentales que podrían haberle reportado millones de dólares al jefe de la empresa de telecomunicaciones Bezeq, a cambio de una cobertura mediática favorable por parte de un medio del grupo.
Netanyahu denunció un “golpe de Estado” urdido contra él por la justicia y movilizó a sus electores contra esta acusación, que considera sesgada.
En las últimas semanas, centró sus ataques contra los partidos árabes de Israel. Los carteles con el lema “sin Ahmed Tibi”, uno de los principales candidatos de la “Lista unida” de los partidos árabes, afloraron por las calles de todo el país.
En las últimas elecciones, los partidos árabes quedaron en un inesperado tercer puesto y apoyaron, sin éxito, a Gantz para el puesto de primer ministro.
“Si el Likud no gana, habrán unas cuartas elecciones o un gobierno de izquierdas dirigido por Gantz y dependiente de Ahmed Tibi y de la ‘Lista unida'”, indicó Netanyahu en el Jerusalem Post.
Al estar acusado, Nentanyahu no puede acceder a ningún cargo de ministro dentro de una eventual coalición, pero sí puede seguir dentro del ejecutivo como primer ministro.
Y es por eso que necesita quedar con ventaja y poder liderar la formación del próximo gabinete. Pero, puesto que la intención de voto no parece cambiar, la consigna sigue siendo la misma: “¡Vayan a votar!”.
En dos entrevistas separadas con el mismo canal televisivo, Canal 12, ambos candidatos se lanzaron duras críticas este sábado.
“Es débil, no es un líder”, dijo Netanyahu de su rival.
“De ninguna manera aceptaré sentarme a las órdenes de Netanyahu como primer ministro y con tres acusaciones pendientes”, dijo por su parte Gantz.
– Coronavirus –
Pero esta última semana la campaña se vio sacudida por la llegada de un desconocido: el nuevo coronavirus.
El viernes se confirmó un primer caso en Israel, mientras que 200 escolares recibieron órdenes de quedarse en sus casas después de que hubieran estado en contacto con turistas surcoreanos que contrajeron el virus.
“Se teme que el coronavirus tenga un impacto en las elecciones […] pues algunos podrían intentar propagar noticias falsas sobre este tema y así influir en la participación el día de la votación”, declaró el domingo Gilad Erdan, ministro de Seguridad Interior, tras una reunión de urgencia con el primer ministro y las autoridades sanitarias.
Tampoco el camino que le queda por recorrer a Gantz parece estar libre de sobresaltos.
Un fiscal lanzó esta semana una investigación sobre la concesión de fondos públicos –sin concurso previo– por cerca de un millón de euros, a la empresa de ciberseguridad Fifth Dimension, antiguamente presidida por Gantz.
Sin embargo, el fiscal general aclaró que Gantz no está implicado en el caso.