Estamos viviendo momentos que provocan estrés. Como consecuencia del coronavirus y la enfermedad que provoca, la COVID-19, millones de estadounidenses no solo están preocupados por su salud, sino también por su sustento y su futuro. A la vez, abundan las advertencias de que el estrés en sí mismo es nocivo para la salud e incluso podría hacernos más susceptibles a enfermar. La ironía es evidente.
Por suerte, existe un enfoque alternativo: en realidad podemos usar dicho estrés para mejorar nuestra salud y bienestar. Más de una década de investigaciones, realizadas por nosotros y otras instituciones, sugiere que lo que determina el impacto del estrés no es el tipo ni la cantidad de este, lo más importante más bien es nuestra actitud ante el estrés.
En un estudio realizado con 30.000 estadounidenses, aquellos que presentaron los niveles de estrés más elevados tenían un 43 por ciento más de probabilidades de morir solo si también creían que el estrés era nocivo para su salud. En contraste, aquellos que presentaron altos niveles de estrés, pero no lo consideraban dañino, tenían menores probabilidades de morir en comparación con cualquier otro grupo del estudio, incluyendo a las personas que presentaban niveles de estrés muy bajos.
Tenemos el poder de modificar nuestra actitud mental ante el estrés. Nuestra investigación comprobó los efectos de la actitud ante el estrés en trabajadores del sector financiero durante otro periodo reciente de estrés e incertidumbre: el pináculo de la crisis financiera de 2008. Les dimos a estos trabajadores una guía de tres pasos para adoptar una actitud mental relacionada con la idea de que “el estrés nos hace mejores”.
Al cabo de un mes de haber aprendido esta técnica, los trabajadores manifestaron menos síntomas negativos de salud y aumentaron su desempeño laboral. Lo más importante es que estos beneficios se lograron sin modificar la cantidad de estrés a la que estaban expuestos. En otras palabras, no estuvieron menos estresados, sino que experimentaron el estrés de una nueva manera y, en consecuencia, mejoraron su salud y desempeño.
Es posible que no podamos modificar nuestra actitud mental respecto al coronavirus de manera instantánea, pero sí es posible cambiar nuestra reacción ante el estrés. Con base en nuestra experiencia de trabajo con los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de Estados Unidos (SEAL, por su sigla en inglés), estudiantes universitarios y líderes empresariales, estos son los tres pasos para aprovechar los beneficios del estrés y a la vez reducir sus efectos dañinos. También presentamos un conjunto de herramientas de acceso libre, una serie de videos en línea en sparqtools.org/rethinkingstress/, para ayudarte a poner en práctica estos pasos en casa.
Paso 1: Reconoce tu estrés
El primer paso para lograr que el estrés trabaje a tu favor es simplemente ver y reconocer tu estrés. Etiquetarlo de manera consciente y deliberada detona una actividad neural del cuerpo amigdalino (el núcleo de la emoción y el temor) hacia la corteza prefrontal, que es la responsable de la función ejecutiva y la planeación.
En otras palabras, cuando nos tomamos un momento para reconocer nuestro estrés, esto provoca que nos movamos de un lugar de temor y reacción a una posición en la que podemos actuar con conciencia e intención.
Reconocer nuestro estrés también nos ayuda a superar lo que se conoce como “procesamiento mental irónico”. Cuando tratamos de evitar pensar en algo, por ejemplo, cuán estresados nos sentimos a causa del coronavirus, nuestro cerebro trata de ayudarnos a no pensar en eso verificando constantemente si estamos pensando en eso. En esencia, nuestro cerebro nos supervisa constantemente y nos pregunta: “¿Estamos pensando en el coronavirus?”, lo cual, por supuesto, nos hace pensar en él. De modo que evitar o negar los factores que nos provocan estrés no solo no funciona, sino que es contraproducente pues terminamos utilizando grandes cantidades de energía mental para deshacernos de estos pensamientos.
Este paso también representa una oportunidad para comprender el origen de tu estrés o ansiedad personal. ¿Te preocupa más enfermarte o la salud de un ser querido vulnerable? ¿Te estresa más equilibrar el trabajo desde casa con las responsabilidades familiares, o quedarte sin trabajo?
Una vez que identifiques qué es específicamente lo que te provoca estrés, también podrás analizar tus reacciones ante estos factores estresantes. ¿Cuáles son las emociones que sientes: frustración, tristeza, enojo? ¿Qué notas en tu cuerpo: sientes tensión en el cuello y los hombros, o tienes dificultades para conciliar el sueño?
Paso 2: Aprópiate de tu estrés
El paso siguiente consiste en aceptar o “apropiarnos” del estrés. ¿Por qué querríamos aceptarlo en nuestra vida, sobre todo durante una pandemia? Solo nos estresamos por cosas que son importantes para nosotros. Al apropiarnos de nuestro estrés, nos conectamos con la motivación positiva o el valor personal detrás de nuestro estrés. Si lo negamos o evadimos, quizá en realidad estamos negando lo que más valoramos y atesoramos o nos estamos desconectando de ello.
A fin de conectar con los valores y objetivos que originan tu estrés, intenta completar esta oración con lo que sea que te haya parecido estresante en el primer paso: “[Escribe el factor estresante del primer paso] me provoca estrés porque es muy importante para mí…”
Paso 3: Usa tu estrés
Conectar con los valores principales detrás de tu estrés te prepara para el tercer paso, que es el más importante: usarlo o aprovecharlo para lograr tus metas y conectar más profundamente con las cosas que más te importan.
Pregúntate: ¿Tus respuestas habituales están alineadas con los valores detrás de tu estrés? Si te preocupa que tu familia se enferme porque te importa su salud, ¿molestarte con ellos por no lavarse las manos el tiempo suficiente es la mejor manera de protegerlos? Si te preocupan los efectos del coronavirus en la sociedad, ¿buscar noticias constantemente es la mejor manera de apoyar a tu comunidad durante esta época? Piensa en cómo podrías modificar tu respuesta ante el estrés para cumplir mejor tus metas y objetivos.
En estos momentos, están sucediendo muchas cosas que no podemos controlar, pero, como mucha gente está dándose cuenta, también se están presentando oportunidades sin precedentes en medio del temor. Algunos psicólogos arguyen que el cambio verdaderamente transformacional solo puede presentarse durante momentos de estrés o de crisis. La clave es canalizar el estrés que te provoca el coronavirus y transformarlo en energía para aprovechar esta época al máximo.
Tratar de utilizar tu estrés en estos momentos de temor quizá suene demasiado optimista o incluso imposible, pero ten en cuenta la alternativa. Rechazar tu estrés solo lo aumenta.
El virus y nuestra respuesta ante este son increíblemente complejos; sin embargo, después podremos preguntarnos cómo respondimos ante esta crisis. ¿Vivimos de acuerdo con nuestros valores? ¿Sacamos el mayor provecho de esta oportunidad para aprender y crecer en lo personal, para conectar con nuestros seres queridos y prepararnos para la próxima vez que enfrentemos una crisis?