Las conversaciones se están moviendo en la dirección correcta, dijeron diplomáticos, y Washington ya no insiste en que la ONU se refiera al virus como proveniente de China.
Tras semanas de desacuerdo, especialmente entre Estados Unidos y China, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el jueves para abordar por primera vez la pandemia de coronavirus.
Liderados por Alemania, nueve de los 10 miembros no permanentes del consejo solicitaron la semana pasada la reunión a puertas cerradas -en videoconferencia, para mantener el distanciamiento social- cansados de la inacción ante la crisis mundial sin precedentes.
Las conversaciones se están moviendo en la dirección correcta, dijeron diplomáticos, y Washington ya no insiste en que la ONU se refiera al virus como proveniente de China, algo que enfureció a Pekín.
Se espera que el Secretario General, Antonio Guterres, se concentre en los esfuerzos para combatir la pandemia, en las misiones de mantenimiento de la paz y en fomentar la unidad entre los cinco miembros permanentes y los no permanentes.
Hay dos textos en competencia para debate.
Uno, encabezado por Túnez en nombre de los 10 miembros no permanentes, que llama a “una acción internacional urgente, coordinada y unida para frenar el impacto de la COVID-19”, e insta a un alto el fuego global inmediato por razones humanitarias.
Ese proyecto de resolución, al que accedió la AFP, ha estado en desarrollo desde el 30 de marzo, aunque todavía no se ha programado una votación.
El segundo texto, propuesto por Francia, se centra en el llamado de Guterres el mes pasado a cesar las hostilidades en todo el mundo, como parte de una “pausa humanitaria” para combatir la pandemia.
Hasta el momento, este último solo ha recibido aportes de los miembros permanentes, algo que, según dijeron a la AFP diplomáticos de países no permanentes, ha sido “muy frustrante”.
Los esfuerzos para realizar la reunión se han visto obstaculizados por la hospitalización del primer ministro británico, Boris Johnson, y la reticencia china a participar sin establecer primero una agenda clara.
Richard Gowen, especialista del International Crisis Group, señaló que “es importante reconocer que la principal fuerza impulsora detrás de la cooperación de los diez miembros no permanentes es el mal comportamiento de los cinco miembros permanentes”.
Varios de estos países no permanentes “emprendieron una feroz campaña para ganar su escaño” en el Consejo, y “están estupefactos por las disputas entre China y Estados Unidos” que impiden al organismo “llegar a un acuerdo sobre la gran crisis de nuestro tiempo”.
Un embajador occidental dijo bajo condición de anonimato que los dos bloques se necesitan mutuamente.
En el Consejo de Seguridad se necesitan al menos nueve de 15 votos para adoptar una resolución, sin el veto de uno de los cinco miembros permanentes.