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La ciencia de ayudar a los demás

La ciencia de ayudar a los demás
En un momento en el que todos experimentamos un nivel extraordinario de estrés, la ciencia ofrece una manera simple y efectiva de mejorar nuestra propia salud emocional. Para ayudarte a ti mismo, comienza por ayudar a otros. (Amrita Marino/The New York Times)

En un momento en el que todos experimentamos un nivel extraordinario de estrés, la ciencia ofrece una manera simple y efectiva de mejorar nuestra propia salud emocional.

Para ayudarte a ti mismo, comienza por ayudar a otros.

Gran parte de la investigación científica sobre la resiliencia —que es nuestra habilidad para recuperarnos de la adversidad— ha mostrado que tener un sentido de propósito, y brindar apoyo a los otros, tiene un impacto significativo en nuestro bienestar.

“Existe mucha evidencia de que uno de los mejores medicamentos disponibles contra la ansiedad es la generosidad”, dijo Adam Grant, un psicólogo organizacional en Wharton y autor de “Give and Take: A Revolutionary Approach to Success”. “Lo mejor de decidirse a ayudar a otras personas es que no tiene que costar mucho o ni siquiera un poco, y termina siendo benéfico para quien lo da”.

Nuestros cuerpos y mentes se benefician de diversas maneras cuando ayudamos a otros. Algunas investigaciones se han centrado en la “euforia del que ayuda”. Estudios muestran que ser voluntario, donar dinero o incluso el tan solo pensar sobre donar dinero puede liberar químicos en el cerebro que nos hacen sentir bien y activan la misma zona del cerebro estimulada por los placeres de la comida y el sexo. Estudios a voluntarios muestran que los bienhechores tenían niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés, en los días que trabajaban como voluntarios.

El desafío que muchos de nosotros enfrentamos actualmente es cómo apoyar a distancia. Las reglas que requieren que estemos físicamente separados durante la pandemia hacen que nuestras formas tradicionales de ser voluntarios ya no sean posibles. Las buenas noticias son que el tipo de apoyo que puede ser útil tanto para el que da como para el que lo recibe puede ser brindado mediante una variedad de pequeñas y grandes maneras. Puede incluir dar dinero o tiempo a una causa. O puede ser tan simple como una llamada telefónica, brindar consejos o simplemente prestarle atención a alguien que necesita ser escuchado.

De hecho, el acto de dar consejos ha demostrado ser más benéfico que recibirlos. En una serie de estudios efectuados a 2274 personas, investigadores de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Chicago descubrieron que después de que estudiantes de secundaria dieron consejos a alumnos más jóvenes sobre cómo estudiar, los mentores acabaron pasando más tiempo en su propia tarea. Las personas con sobrepeso que aconsejan a otros sobre cómo bajar de peso estaban más motivadas a adelgazar ellas mismas.

Grant dijo que a menudo somos mejores para dar consejos a otras personas en vez de ponerlos en práctica nosotros. “Una de las mejores cosas que puedes hacer es llamarle a alguien más que enfrenta un problema similar y conversar para lograr que lo superen”, dijo Grant, quien cofundó una plataforma en línea llamada Givitas, que conecta a las personas con el propósito de pedir y brindar apoyo y consejos. “Cuando hablas y logras que otras personas superen sus problemas, descubres perspectivas y soluciones más sabias para ti mismo”.

Sentirse responsable por otras personas también puede ayudarnos a lidiar con cualquier reto que la vida nos presente. Emily A. Greenfield, una profesora adjunta de Trabajo Social en la Universidad Rutgers, estudió un concepto llamado “ obligación percibida”, la cual se mide haciendo preguntas tales como qué tan obligadas se sentirían las personas de dar dinero a un amigo en necesidad, incluso si eso significara ponerse a ellas mismas en una situación problemática. Greenfield analizó datos recolectados de 849 participantes en un estudio en desarrollo de salud y bienestar, el cual preguntó sobre la obligación percibida, así como sobre declives relacionados con la salud que experimentaron con el tiempo, tales como problemas para cargar víveres o caminar una cuadra.

Resultó que las personas que tenían niveles más altos de obligación percibida —que significa que pertenecían al tipo de personas que se sacrifican por otras— lidiaban mejor con sus propios desafíos en la vida.

“Estos hallazgos coinciden con la idea de que estar orientados a ayudar a los demás es un factor de protección, algo que es especialmente importante para el bienestar cuando uno se enfrenta a circunstancias de vida estresantes”, dijo Greenfield.

Ella destacó que preocuparse por otros nos ayuda a regular nuestras propias emociones y a obtener una sensación de control. “Cuando le recordamos a un amigo que las medidas de distanciamiento social son temporales y que todo esto pasará, también estamos, en efecto, recordándonoslo a nosotros mismos y sirve para regular nuestras propias emociones”, dijo.

Varios estudios indican que apoyar a otros ayuda a regular nuestros cuerpos contra los efectos dañinos del estrés. Un estudio de cinco años a 846 personas en Detroit descubrió que los eventos de vida estresantes parecían tener un mayor impacto en las personas que ayudaban menos a los demás, mientras que ayudar a los otros parecía eliminar los efectos físicos perjudiciales de las experiencias estresantes.

“Las pequeñas acciones son importantes”, dijo Steven Southwick, profesor emérito de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y coautor de “Resilience: The Science of Mastering Life’s Greatest Challenges”. “Parte de eso podría tener que ver con simplemente dejar de centrarme tanto en mí mismo, y encontrar sentido y propósito en algo más grande que yo”.

Estudios demuestran que tener un fuerte sentido de propósito nos protege del estrés a corto plazo y predice una mejor salud a largo plazo, así como un menor riesgo de muerte prematura e incluso mejor salud financiera. Algunos investigadores dicen que encontrar significado y propósito durante el distanciamiento social podría ser especialmente importante para los estudiantes de último año de bachillerato y los universitarios, quienes estaba a punto de descubrir su propósito en la vida justo cuando el coronavirus causó la suspensión de las graduaciones, los programas de becarios y nuevos empleos.

“Tu propósito podría ser ayudar a otros que lo necesitan, pero no tiene que ser resolver grandes temas de estructura social”, dijo Patrick Hill, profesor adjunto de Ciencias Cerebrales y Psicológicas en la Universidad Washington en San Luis. “Podría ser ayudar a tu vecino o solo hacer compras por alguien. Si tu objetivo en general es ayudar a otros en necesidad, hay formas de hacer eso en este momento que podrían ser de manera diferente a como acostumbrabas hacerlas”.

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