Con su frente alta, sus ojos de cierva y su modales distinguidos, fue limitada a papeles de joven ingenua en los primeros años de la década de los 30 del siglo pasado.
La actriz Olivia de Havilland, la inolvidable Melanie en “Lo que el viento se llevó”, fallecida el domingo a los 104 años en París, era la última sobreviviente de la edad de oro de Hollywood.
La ganadora de dos Oscar a mejor actriz –por “La vida íntima de Julia Norris” (Mitchell Leisen, 1946) y “La heredera” (William Wyle, 1949)– es indisociable del filme de Victor Fleming.
“Lo que el viento se llevó”, estrenada en 1939, fue recientemente retirada de manera temporal de la plataforma streaming HBO Max debido a su presentación edulcorada de la esclavitud. En París, el cine Grand Rex anuló en junio una proyección del clásico a petición del estudio estadounidense Warner, a causa de la polémica.
Galardonado con diez Oscar, incluido el de mejor película y mejor director (1939), el filme, uno de los mayores éxitos comerciales de la historia del séptimo arte, le valió a Olivia de Havilland una nominación a mejor actriz secundaria. En cambio, ella hubiera deseado ser Escarlata.
La actriz, última intérprete viva de esta gran adaptación a la gran pantalla de la novela del mismo nombre de Margaret Mitchell, residía en Francia desde hacía más de 65 años.
Cinco veces nominada al Oscar, es igualmente la última estrella en apagarse de la época del blanco y negro de los años treinta y cuarenta. Con ella se fue además la decana de los galardonados con la estatuilla dorada de la Academia.
Con su frente alta, sus ojos de cierva y su modales distinguidos, fue limitada a papeles de joven ingenua en los primeros años de la década de los 30 del siglo pasado, en películas de aventuras junto a Errol Flynn, antes de obtener roles de carácter que la convirtieron en una estrella.
Olivia de Havilland nació en Tokio el 1 de julio de 1916, de padres británicos, la actriz Lillian Fontaine y Walter de Havilland, abogado especialista en patentes.
– Jurisprudencia Havilland –
La actriz dio además mucho que hablar por su sonada batalla legal con Hollywood y una rivalidad secreta con su hermana menor, Joan Fontaine (fallecida en 2013), la inolvidable Rebeca de Alfred Hitchcock, que se alzó igualmente con una estatuilla como mejor actriz por su papel en “Sospecha” del mismo director (1942).
Su relación les valió el calificativo de “hermanas enemigas” del cine, irremediablemente enfadadas hasta la muerte de Fontaine en Carmel (California).
En 2017, Olivia de Havilland llegó incluso a demandar a la cadena FX por el retrato poco halagador que le hicieron en la serie “Feud”, donde se la ve insultar a su hermana.
Tras la separación de sus padres, cuando tenía tres años, se trasladó con su madre a Estados Unidos donde se instalaron en San Francisco, California.
Fue la primera de las dos hermanas en lanzarse al cine, mientras que Joan volvió a vivir a Japón durante dos años junto a su padre.
Olivia hizo su debut en la pantalla en 1935 en el papel de Herminia de “Sueño de una noche de verano” en la adaptación del director Max Reinhardt.
Fue contratada por siete años por Warner, a quien acusó de limitarla a papeles de pareja de Errol Flynn, en películas ligeras de Michael Curtiz como “El capitán Blood” (1936).
Gracias a Warner, que acepta “prestarla”, el año 1939 marcará su ascensión al firmamento de Hollywood, cuando Victor Fleming la escoge para “Lo que el viento se llevó” en el rol de la noble y sufrida Melanie, compartiendo el cartel junto a Vivien Leigh y Clark Gable.
En 1943, Warner rechaza liberarla de su contrato y la actriz demanda a los estudios. El juez compara la práctica con servidumbre y Olivia obtiene una victoria que sentará jurisprudencia en la defensa de los derechos de los actores.
En las numerosas cintas que rodó después le dieron a menudo a elegir roles y compañeros, como Richard Burton, Bette Davis, Joseph Cotten, Liv Ullman, Jack Lemmon o Christoper Lee.
Casada y divorciada dos veces –con el escritor estadounidense Marcus Goodrich (1946-1952) y el periodista francés Pierre Galante (1955-1979)– Olivia de Havilland tuvo un hijo, Benjamin (fallecido en 1991) y una hija, Gisèle.
Desde 1953, vivía en Francia donde, en septiembre de 2010, el presidente Nicolas Sarkozy, la condecoró con la Legión de Honor.