Cuando era estudiante universitario en República Dominicana, Víctor José Víctor planeaba convertirse en psicólogo, pero luego descubrió la música.
Comenzó a interpretar sus propias canciones y pronto se hizo famoso por ellas. En 1975 fue uno de los primeros artistas dominicanos en visitar Cuba después de que el gobierno dominicano prohibió los viajes a ese país.
También comenzó a escribir y producir canciones para músicos pioneros dominicanos como Wilfrido Vargas y Juan Luis Guerra.
Su canción de 1991, “Mesita de Noche”, fue la más conocida de todas y lo convirtió en superestrella. En varias giras recorrió España y otros países hispanohablantes, así como Estados Unidos.
Víctor murió el 16 de julio de COVID-19, según su hijo Ian, en un hospital de Santo Domingo, capital de República Dominicana. Tenía 71 años.
Lo habían llevado al hospital dos semanas después de visitar un estudio para trabajar en un especial de televisión del canal gubernamental Radio y Televisión Dominicana a beneficio de músicos que se habían quedado sin trabajo a causa de la pandemia, dijo su hijo en una entrevista.
Víctor José Víctor Rojas nació el 11 de diciembre de 1948, en Santiago de Los Caballeros, una ciudad al norte de República Dominicana. Su madre, Avelina Rojas de Víctor, era ama de casa; su padre, José Víctor Arias, tenía una farmacia.
Estudió medicina en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, pero se cambió a la Universidad Autónoma de Santo Domingo para estudiar psicología, según su prima, Panchy Cantisano. Cantisano relata que nunca se graduó porque había decidido ser músico.
Su primera canción, “La Casita”, se lanzó en 1972.
Poco después, se unió a Vargas, su vecino en Santiago de los Caballeros y merenguero vanguardista, y su banda, Los Beduinos. Víctor también participó en el movimiento de oposición contra el dictador dominicano Rafael Trujillo y comenzó a escribir canciones de protesta. En su juventud, viajó por el país como parte de caravanas de jóvenes que se manifestaban contra el gobierno; al mismo tiempo, aprendió ritmos locales.
En 1987, comenzó a producir discos para muchos músicos dominicanos, como Guerra, Los Hermanos Rosario y Sergio Vargas. Su hijo explica que convertirse en productor fue la evolución natural luego de ser letrista, y así conoció a buena parte del talento nacional.
“Vivió una doble vida”, dijo Ian Víctor. “Escribía canciones románticas y era artista, pero también era parte del movimiento político clandestino”, agregó.
También tuvo una tercera vida musical: escribía canciones para agencias de publicidad. Trabajó en las campañas de empresas como Brugal y Barceló, las principales marcas de ron dominicanas.
Durante los últimos cuatro años Víctor dirigió programas para dar clases gratuitas de teatro, danza y música en barrios pobres.
“Ya contaban con músicos que habían alcanzado un nivel profesional”, dijo Ian Víctor.
Además de su hijo, a Víctor le sobreviven su esposa, Zobeyda Ferreras de Víctor; una hija, Amy; cuatro nietos; un hermano, Jorge Alfredo y una hermana, Vilma.
“Mi padre fue un hombre generoso y feliz”, dijo Ian Víctor. “Murió ayudando a otros y me siento muy orgulloso de eso”, concluyó.
Lamento mucho la pérdida de Víctor Víctor. Fuimos estudiantes de psicologia en la UASD en los 70s, pero Víctor encontró algo màs reforzante para el resto de su vida: ser un músico, cantante, y compositor. Su voz fue una signatura, esto es, cuando cantaba (sin verlo, pero solamente escuchar la canción) de inmediato un sabía que esa era la voz de Víctor Víctor.