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¿La carrera de Doug Emhoff será un problema para la fórmula Biden-Harris?

¿La carrera de Doug Emhoff será un problema para la fórmula Biden-Harris?
La vicepresidenta electa Kamala Harris en Wilmington, Delaware, con su esposo, Douglas Emhoff, después de su primera conferencia de prensa con Joe Biden como su compañera de fórmula. Foto: Erin Schaff/The New York Times

Representó al esposo de una de las participantes del programa de telerrealidad “The Real Housewives of Beverly Hills”, a la empresa licenciante detrás del video viral de la rata que lleva una pizza por el metro y muchos más clientes que representan valores opuestos a las convicciones liberales, desde farmacéuticas y distribuidores de armas hasta Walmart.

Ahora existe la posibilidad de que Douglas Emhoff llegue a representar a Estados Unidos como el primer Segundo Caballero en la historia, pues su esposa, la senadora Kamala Harris, se encuentra en campaña como compañera de fórmula del exvicepresidente Joe Biden, el nominado demócrata a la presidencia.

Si bien las habilidades de Emhoff para recaudar fondos y sus conexiones en la comunidad legal tanto en Washington como en Los Ángeles se consideraron fortalezas cuando su esposa competía con Biden para obtener la nominación presidencial, en cuanto Biden la seleccionó como compañera de fórmula comenzaron a parecer un peligro. A finales del mes pasado, Emhoff anunció que tomaría una licencia de su trabajo en DLA Piper, uno de los despachos jurídicos más grandes del mundo.

No se sabe a ciencia cierta si Emhoff continuará su carrera en Derecho ni en qué calidad, pero mantener una conexión con un despacho que cuenta con una activa práctica de cabildeo en Washington y tiene oficinas en ciudades como Moscú y Riad podría resultar problemático. Sus críticos ya comenzaron a escudriñar sus listas de clientes en DLA y otro despacho en el que trabajó antes. Emhoff ha representado a personas que podrían parecerles un tanto sospechosas a los electores progresivos, precisamente de quienes los demócratas esperan tener respaldo para vencer al presidente Donald Trump.

Claro que el hecho de que haya trabajado para clientes que tienen derecho a representación legal es muy distinto del tipo de conflictos de intereses que han proliferado en Washington durante el mandato de Trump. El gobierno y personas relacionadas por lo regular han aprovechado sus puestos para promover y atraer dinero hacia el hotel de los Trump en Washington y otras empresas de su propiedad, con las consecuentes denuncias de grupos de vigilancia y la Oficina de Ética del Gobierno.

De cualquier forma, si Emhoff sigue siendo socio de DLA o practicando el Derecho en otra empresa, podría dificultarles a Biden y Harris presentarse como ajenos a las prácticas del gobierno de Trump.

Durante los diez años que practicó la abogacía en la empresa Venable, Emhoff representó a la gigante farmacéutica Merck en juicios relacionados con su medicamento Fosamax; a la distribuidora de armas Dolarian Capital en un caso relacionado con la venta de rifles AK-47 para ser utilizados en Afganistán; y al propietario de un club nocturno acusado de acoso y agresión sexual por haber rociado el cabello y el cuerpo de una persona incluida en su nómina “con una sustancia desconocida” que luego retiró con “su boca, labios y lengua”. El caso se resolvió fuera de tribunales.

Emhoff dejó Venable en 2017 para unirse a DLA Piper, donde ha trabajado menos tiempo. Aunque Emhoff no está registrado para cabildear, algunos expertos en ética resaltaron la práctica de cabildeo del despacho, que, además de contratistas del sector de defensa y empresas de telecomunicaciones, incluye países con historiales turbios en materia de derechos humanos como Afganistán y Baréin.

Si Emhoff sigue asociado con el despacho, aunque se encuentre en licencia, podría generar sospechas sobre posibles interacciones entre la firma y clientes en busca de favores del gobierno.

“Debería cortar toda relación con el despacho”, opinó Richard W. Painter, quien fungió como abogado principal de la Casa Blanca experto en ética durante el gobierno de George W. Bush. “Una licencia mantiene los intereses financieros de la firma relacionados con él”.

Añadió que los clientes que contrataran a ese despacho podrían ser acusados “de intentar comprar influencias”.

En un comunicado, la campaña de Biden y Harris declaró que Emhoff “siempre ha respetado los estándares éticos más altos para garantizar la separación de su práctica personal en el área de Derecho del trabajo de su esposa” y que en este momento está “dedicado por completo” a la campaña.

Algunos colegas de Emhoff opinan que podría (y debería) crear una estructura que le permita cumplir con las funciones que le corresponden al cónyuge de vicepresidencial sin dejar de mantenerse activo como abogado.

Alex M. Weingarten, un amigo y antiguo colega, comentó que Emhoff es “maniático” cuando se trata de respetar los estándares éticos y sugirió que si continuara su trabajo legal podría enviar un “buen mensaje” sobre los roles de género.

“Uno de los aspectos excepcionales de esta historia es que Estados Unidos ahora ha visto que una persona puede apoyar la carrera de su cónyuge, incluso si el cónyuge que necesita dar apoyo en esta instancia es el varón”, afirmó Weingarten. En su opinión, han demostrado que “no es necesario que ninguno se sacrifique por el otro, pues el éxito de su esposa no depende de él, ni viceversa”.

Emhoff, de 55 años, se crio en Nueva New Jersey y se mudó con su familia al sur de California a los 17 años. Después de graduarse de Derecho en la Universidad del Sur de California, se casó y tuvo dos hijos al tiempo que seguía desarrollando su carrera como abogado en Los Ángeles. En 2000, junto con otros colegas, fundó un despacho jurídico “boutique” que fue armando una cartera de clientes variados, desde concesionarias automotrices hasta empresas de entretenimiento.

Emhoff tenía conexiones con la industria del entretenimiento a través de su primera esposa, Kerstin Emhoff, cofundadora de la compañía productora de Los Ángeles Prettybird. Sin embargo, en realidad Hollywood nunca lo cautivó, señaló Weingarten, a quien Douglas Emhoff intentó convencer, sin éxito, de unirse a la firma “boutique”.

“Era solo una práctica de derecho comercial general”, explicó Weingarten, y añadió: “No creo que Doug estuviera buscando específicamente clientes del sector del entretenimiento, no creo que quisiera otra cosa que intentar ganarse el sustento y buscar clientes”.

No obstante, sus amigos comentan que quería formar parte de algo más grande, así que convenció a sus socios de vender el negocio en 2006 al gigante del derecho corporativo Venable, que tenía interés en tener presencia en la Costa Oeste. Aaron H. Jacoby, uno de los antiguos socios de Emhoff en la firma “boutique”, en un principio se opuso a la venta, pero a fin de cuentas se convenció. Según dijo, Emhoff “es un tipo muy persuasivo. Es el tipo de persona que obtiene lo que quiere, pero no lo digo como algo negativo o perverso”.

Emhoff se convirtió en socio de Venable y más adelante asumió un cargo administrativo que incluía responsabilidades como supervisar las oficinas del despacho en Los Ángeles y establecer una nueva oficina en San Francisco. También contrataba abogados, así que volvió a hablar con Weingarten, esta vez con éxito: Weingarten sigue trabajando hasta la fecha en Venable.

En 2009, la esposa se Emhoff solicitó el divorcio.

Emhoff conoció a su futura esposa en una cita a ciegas en 2013, cuando Harris era fiscal general de California, y se casaron en una pequeña ceremonia civil el año siguiente. Ahora comparten tres residencias: una casa de cuatro recámaras construida en estuco valuada en 5 millones de dólares, ubicada en la sección Brentwood de Los Ángeles, y apartamentos en San Francisco y Washington.

Emhoff demostró desde un principio total disposición a adecuar sus finanzas a las necesidades de la carrera de su esposa; no tuvo problema en deshacerse de inversiones individuales que podrían llamar la atención de sus críticos y transfirió el dinero a fondos mutuos y otros instrumentos con menos posibilidades de generar conflictos.

Aunque sus amistades dicen que Emhoff nunca ha tenido ningún interés particular en la política, se involucró de lleno en la carrera de su esposa. Después de solo unas horas del discurso de Harris en la Convención Nacional Demócrata, apareció en una reunión virtual del caucus LGBTQ del partido. Seis días más tarde, participó con Harris en un evento virtual para recabar fondos con la comunidad judía, en el que el representante Ted Deutch de Florida lo presentó como el “siguiente ‘mensch’ judío”. El jueves hará una aparición con Harris en Florida.

En su papel como cónyuge de un político, Emhoff no ha tenido miedo de decir lo que piensa. Con respecto a Trump, hace poco tuiteó que “apenas poder leer mentiras, distorsiones y clichés de un apuntador electrónico NO ES PRESIDENCIAL”. Además, después de que el fiscal general William Barr le restó importancia en una conferencia de prensa el año pasado al informe de Robert Mueller sobre la investigación de la interferencia rusa en las elecciones de 2016, Emhoff habló de su postura profesional: “Como abogado y miembro de la barra de Washington D. C., sencillamente estoy furioso en este momento con la actuación de Barr esta mañana”, tuiteó. “Es una total vergüenza y deshonra para nuestra profesión”.

Harris también ha aprovechado la red de conocidos de su esposo para recaudar fondos para sus campañas.

Cuando contendió para el Senado en 2016, los abogados y empleados de Venable hicieron la mayor contribución de fondos a la campaña. Y cuando compitió contra Biden para obtener la nominación presidencial el año pasado, Emhoff fungió como enlace con los eventos para reunir fondos en la comunidad legal.

“Me he reunido con colegas abogados por todo el país” tuiteó en noviembre acerca de sus actividades en apoyo a la campaña de su esposa.

Algunos de los clientes de cabildeo de DLA Piper que tienen intereses ante el gobierno federal son la gigante de las telecomunicaciones Comcast, la contratista del sector de defensa L3 Harris Technologies y los gobiernos de Afganistán y Baréin, así como la red Al-Jazeera que recibe financiamiento del gobierno de Catar y la Autoridad Monetaria Palestina. Otros clientes también tienen considerable interés en las decisiones del gobierno federal.

En el pasado, Emhoff ha usado su práctica como un espacio de solaz y en ese entonces se refirió a ella como una especie de bálsamo.

“Con todas estas cosas que están pasando en mi vida en este momento, es maravilloso tenerla”, declaró para Hollywood Reporter el año pasado. “No solo lo disfruto, sino que lo hago bien”.

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