Existe una enfermedad que ha estado propagándose durante años. Como cualquier virus resistente, evoluciona para encontrar nuevas maneras de atacarnos. No está en nuestros cuerpos, sino en internet.
Tiene distintos nombres: desinformación, información engañosa o distorsiones. Sin importar la etiqueta, puede ser nociva, en especial ahora que se está produciendo a través de la óptica de varios sucesos emotivos: la pandemia del coronavirus, una elección presidencial y manifestaciones en contra de la policía.
La ráfaga de información errónea que circula en la red ha tenido la intensidad suficiente para abrumar a Alan Duke, editor de Lead Stories, un sitio web de verificación de datos. Durante años, dijo, las noticias falsas en su mayor parte consistían en artículos de internet sin fundamentos que abordaban temas tontos, como mitos sobre poner cebolla en los calcetines para curar un resfriado. Sin embargo, la desinformación ahora ha llegado a rincones mucho más oscuros y siniestros y ha adoptado formas como el meme, que a menudo es una captura de pantalla a la que se agregan mensajes sensacionalistas o que se manipula con imágenes modificadas.
Dio como ejemplo un tipo nocivo de memes: los que atacan a Breonna Taylor, la trabajadora médica de raza negra de Louisville, Kentucky, que fue asesinada por la policía cuando entraron a su casa en marzo. Los propagadores de desinformación crearon memes que sugieren que Taylor disparó primero a la policía, lo cual no es verdad.
“El meme quizá es la estrategia más peligrosa”, comentó Duke. “Con siete o veinte palabras, alguien puede decir algo que no es cierto y la gente lo creerá y lo compartirá. Toma dos minutos crearlo”.
Es imposible cuantificar cuánta información errónea se ha publicado ahora porque su propagación en línea ha sido incesante. Katy Byron, quien dirige un programa de instrucción en materia de medios en el Instituto Poynter, una organización periodística sin fines de lucro, y que trabaja con un grupo de adolescentes que de manera constante dan seguimiento a la información falsa, dijo que estaba en aumento. Antes de la pandemia, el grupo presentaba algunos ejemplos de desinformación con espacio de unos cuantos días. Ahora cada estudiante informa sobre varios ejemplos al día.
“Con la pandemia, la gente está leyendo noticias catastróficas en internet todo el tiempo y busca información”, comentó. “Se está volviendo cada vez más difícil conseguirla y sentir la seguridad de que estamos consumiendo hechos”.
La desinformación, dijo, también está llegando en formato de video. Con las herramientas modernas de edición, se ha vuelto demasiado fácil que la gente que no tiene muchos conocimientos técnicos y el equipo mínimo produzca videos que en apariencia tienen un alto valor de producción. A menudo, los videos reales se sacan de contexto y se editan en conjunto para contar una historia diferente.
El aumento de noticias falsas es una mala noticia para todos nosotros. La desinformación puede ser perjudicial para nuestro bienestar en una época en la que las personas están buscando información de manera desesperada para conocer, por ejemplo, los lineamientos sanitarios que pueden compartir con sus seres queridos acerca del coronavirus. También puede provocar enojo y causar violencia. De igual manera es importante señalar que podría tratarse de información engañosa acerca de las elecciones durante una pandemia que ha volcado nuestra realidad.
¿Cómo nos adaptamos para evitar la manipulación y la propagación de información falsa entre las personas que nos importan? Los métodos previos de detectar noticias falsas, como revisar errores tipográficos en los artículos y direcciones web fraudulentas que se parecen a las de publicaciones confiables, ahora son menos relevantes. Tenemos que emplear métodos más sofisticados de consumo de información, como realizar nuestra propia verificación de datos y elegir fuentes de noticias confiables.
A continuación, las medidas que podemos tomar.
Conviértete en un verificador de datos
Apréndete este atajo del teclado: Ctrl+T (o Command+T en una Mac). Eso crea una nueva pestaña de navegación en Chrome y Firefox. Lo vas a usar mucho. La razón: permite que hagas preguntas y quizá obtengas respuestas con una búsqueda rápida en internet.
Todo es parte de un ejercicio que Byron llama lectura lateral. Mientras lees un artículo, el primer paso es abrir otra pestaña en el navegador. El segundo paso es hacerte las siguientes preguntas:
— ¿Quién está detrás de la información?
— ¿Cuál es la evidencia?
— ¿Qué dicen otras fuentes?
A partir de ahí, con esa nueva pestaña del navegador abierta, podrías empezar a responder esas preguntas. Cuando sea posible, haz una búsqueda en la web sobre el autor del contenido. Podrías hacer otra búsqueda para ver qué dicen otras publicaciones sobre el mismo tema. Si la afirmación no se repite en otro lugar, puede ser falsa.
También podrías abrir otra pestaña del navegador para ver las pruebas. Con un meme, por ejemplo, podrías hacer una búsqueda de imagen inversa de la foto que se utilizó en el meme. En Google.com, haz clic en Imágenes y sube la foto o pega la dirección web de la foto en la barra de búsqueda. Eso mostrará dónde más ha aparecido la imagen en la web para verificar si la que viste ha sido manipulada.
Con los videos, es más difícil. Puedes instalar un plug-in para el navegador llamado InVID en Firefox y Chrome. Cuando veas un video, puedes hacer clic en la herramienta, luego en el botón de fotogramas clave y pegar un enlace de video (un clip de YouTube, por ejemplo) y hacer clic en Enviar. A partir de ahí, la herramienta extraerá fotogramas importantes del video y podrás realizar una búsqueda inversa de imágenes con esos fotogramas para ver si son legítimos o falsos.
Es posible que algunos de los pasos técnicos anteriores no sean para los que se sienten ajenos a la tecnología. Sin embargo, lo más importante es la lección más general: tómate un momento para pensar.
“La regla número uno es ir más despacio, hacer una pausa y preguntarse: ‘¿Estoy lo suficientemente seguro de esto como para compartirlo?’”, dijo Peter Adams, vicepresidente sénior del News Literacy Project, una organización sin fines de lucro de educación en medios. “Si todos hicieran eso, veríamos una reducción dramática de la desinformación en línea”.
Elige tus noticias con cuidado
Aunque las redes sociales como Facebook y Twitter nos ayudan a mantenernos conectados con la gente que nos importa, hay un inconveniente: incluso la gente en la que confiamos puede estar difundiendo información falsa sin saberlo, así que podrían tomarnos desprevenidos. Y con todo mezclado en un solo canal de redes sociales, se hace más difícil distinguir la información real de la falsa, así como los hechos de las opiniones.
Lo que podemos hacer es otro ejercicio de atención: ser deliberado sobre el sitio de donde se obtiene la información, dijo Adams. En lugar de confiar únicamente en la información que aparece en tus redes sociales, elige un conjunto de publicaciones en las que confíes, como un periódico, una revista o un programa de noticias, y recurre a ellos regularmente.
Los medios de comunicación tradicionales están lejos de ser perfectos, pero están sujetos a un proceso de estándares que normalmente no se ve en el contenido generado por los usuarios, incluyendo los memes.
“Mucha gente cae en la trampa de pensar que ninguna fuente de información es perfecta”, dijo. “Es entonces cuando la gente realmente comienza a sentirse perdida y abrumada y se abre a fuentes de las que realmente debería alejarse”.