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Algunas señales de recuperación de daños pulmonares graves causados por la COVID-19

Algunas señales de recuperación de daños pulmonares graves causados por la COVID-19
En una foto tomada por Yara Al Chikhanie cuya fecha se desconoce, algunos pacientes realizan ejercicios en la clínica Dieulefit Santé en Francia. Foto: Cortesía de Yara Al Chikhanie

Cuando Annie Coissieux intentó ponerse de pie por primera vez tras batallar contra la COVID-19 durante semanas en el hospital, sus pies no pudieron sostenerla.

“El primer día que estuve fuera de terapia intensiva no pude levantarme de la silla más que con la ayuda de dos enfermeras”, recordó en su casa, ubicada en la región de Drôme en el sureste de Francia. Le faltaba el aliento y terminaba exhausta después de caminar solo unos cuantos minutos. “Ir al baño era toda una odisea para la que necesitaba mucho tiempo y esfuerzo”.

Enviaron a Coissieux, de 78 años, a una clínica de rehabilitación pulmonar cercana, Dieulefit Santé, donde un terapeuta físico le puso ejercicios para favorecer la recuperación de sus pulmones y fortalecer los músculos que intervienen en la respiración.

A su regreso a casa tres semanas más tarde, Coissieux podía dar casi mil pasos con una andadera. Continuó con sus ejercicios en casa y fue recuperando la fuerza. “Ahora puedo caminar 500 metros sin andadera”, afirmó Coissieux, quien es maestra de profesión. “Puedo subir las escaleras en la casa de mi primo”. Además, aunque todavía se siente fatigada por las tardes, nada y se ejercita en su bicicleta fija.

Secuelas persistentes como la falta de aliento y tener poca energía siguen afectando a muchos pacientes de COVID-19 cuyos pulmones sufrieron el terrible ataque del coronavirus. Cuando comenzó la pandemia, a los médicos les preocupaba que la COVID-19 produjera daños irreversibles que derivaran en fibrosis pulmonar (cicatrización progresiva de tejido), es decir, que el tejido siguiera sufriendo daño incluso tras erradicar la infección.

Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 80 por ciento de los pacientes exhiben síntomas que van de ligeros a moderados, el 15 por ciento desarrollan una forma grave de la enfermedad y alrededor del 5 por ciento, como Coissieux, escalan al nivel crítico.

Aunque todavía no se cuenta con estadísticas globales ni nacionales sobre la recuperación de los pulmones después de padecer COVID-19, los hospitales y clínicas ya comenzaron a evaluar sus casos.

En el punto más álgido del brote en Nueva York, un 20 por ciento de los pacientes hospitalizados se encontraban en terapia intensiva, pues muchos requerían respiradores, según Gabriel C. Lockhart, neumólogo del National Jewish Health, un hospital de Denver especializado en enfermedades respiratorias, quien también realizó trabajo voluntario en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York. “De aquellos pacientes que son intubados, por lo menos dos tercios sobreviven, pero necesitan algún tipo de terapia física”, explicó.

Todavía no se sabe cuántas personas recuperarán el estado de salud que tenían antes de sufrir COVID-19 porque muchas de ellas todavía se encuentran en recuperación, señaló Jafar J. Abunasser, neumólogo de Cleveland Clinic. Añadió que un estudio sobre el síndrome respiratorio agudo grave (causado por otro coronavirus) publicado en la revista científica Chest reveló que, después de un año, alrededor del 59 por ciento de los sobrevivientes no presentaban ninguna deficiencia pulmonar, mientras que una tercera parte todavía exhibía alguna anormalidad en ese órgano, la cual describió como “ligera”.

Durante la pandemia de este año, pocos pacientes sufrieron daños a los pulmones de tal gravedad que requirieran un trasplante, que todavía son raros en todo el mundo. Sin embargo, ese número podría elevarse si los pulmones de algunos pacientes no muestran suficiente mejoría, comentó Sadia Shah, neumóloga de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.

En una reunión reciente de la Sociedad Respiratoria Europea, algunos médicos presentaron resultados preliminares de unos cuantos estudios pequeños que ofrecieron cierta esperanza, pues indican que al menos en algunos casos los pulmones de los pacientes muestran señales de recuperación, en especial gracias a cuidados postratamiento y ejercicio.

Yara Al Chikhanie, estudiante de doctorado en Fisiopatología Pulmonar de Dieulefit Santé, citó en la sesión un estudio de la clínica sobre la rehabilitación de 19 pacientes.

Los pacientes que permanecieron hospitalizados o intubados en unidades de terapia intensiva durante semanas vieron afectada su capacidad de respirar sin ayuda externa. Sus músculos, incluido el diafragma (el principal músculo para la respiración, pues se encarga de empujar hacia abajo los órganos abdominales para que los pulmones puedan expandirse), estaban debilitados.

“Pasaron meses en cama, por lo que su capacidad respiratoria y muscular quedó afectada”, explicó Al Chikhanie.

“Al parecer, la mayoría de estos pacientes más graves se recuperaron de lesiones graves a los pulmones”, aseveró Frederic Hérengt, quien supervisó el estudio en Dieulefit Santé.

Aún es necesario realizar estudios más amplios que permitan evaluar los posibles efectos permanentes.

Los médicos de la Clínica Universitaria de Medicina Interna en Innsbruck, Austria, observaron mejorías similares en sus 86 pacientes, que también estaban clasificados en la categoría más vulnerable y pasaron mucho tiempo en el hospital y en la unidad de cuidados intensivos.

Incluso después de su rehabilitación, a muchos les faltaba el aliento y todavía tosían cuando los dieron de alta y se fueron a casa equipados con instrucciones para realizar ejercicios y dispositivos respiratorios (pequeños tubos de plástico nada costosos que deben usar para inhalar y exhalar con fuerza).

Sin embargo, cuando regresaron unas semanas más tarde para una revisión, sus tomografías mostraron mejorías, indicaron los médicos. Los fluidos comenzaban a desaparecer de sus pulmones y las lesiones con patrón de vidrio deslustrado observadas en la neumonía por COVID-19 iban disminuyendo; en algunos casos solo lucían como bandas blancas delgadas y en otros incluso habían desaparecido.

“Existen algunas señales de daños reversibles”, mencionó Thomas Sonnweber, quien realizó el estudio con sus colegas Judith Löffler-Ragg e Ivan Tancevski. Cuando dieron de alta a los pacientes, el 88 por ciento exhibía daño pulmonar, pero doce semanas después, solo el 56 por ciento lo presentaba todavía.

Los síntomas también mejoraron. Tosían menos y respiraban y caminaban con mayor facilidad, en algunos casos con una resistencia notoriamente mejorada.

“Hemos visto pacientes que salieron en silla de ruedas a su rehabilitación, pero ya comenzaron a caminar de nuevo”, dijo Löffler-Ragg. Citó un caso en particular de un hombre de edad avanzada que necesitaba oxígeno antes de su rehabilitación, pero ahora sube las escaleras a su apartamento en un cuarto piso y solo sufre una ligera falta de aliento. “Con todo y sus 78 años, y a pesar de haber sufrido neumonía causada por la COVID-19, puede hacer eso”, enfatizó.

Ninguno de los estudios ha sido arbitrado ni se ha publicado en una revista científica. No obstante, esta mejoría mostrada por los convalecientes ha alentado a otros que se han dedicado a tratar pacientes.

Los médicos todavía no saben cuánto tardarán los pacientes en recuperar la fuerza y resistencia que tenían antes de enfermar de COVID-19. En el caso del síndrome de dificultad respiratoria aguda, o SDRA, causado por otros virus pero que muestra similitudes con la COVID-19, la recuperación total puede tardar más de un año, pero todavía no se tiene ese tipo de estadísticas para la COVID-19.

Sin embargo, mientras más pronto comienzan a trabajar en su rehabilitación los pacientes, más pronto dan muestras de recuperación. Esta puede ser una buena razón para que los doctores decidan retirar los respiradores más pronto, subrayó Al Chikhanie. Quizá sea posible hacerlo, en especial ahora que los científicos saben cómo manejar mejor la fase de infección aguda.

Algunas personas que dependieron mucho tiempo de sistemas de soporte vital pueden recuperarse, pero necesitan mucha ayuda y perseverancia. “Les recomiendo mantenerse activos, moverse y caminar por su casa, subir y bajar escaleras”, dijo Al Chikhanie.

Con todo, la investigación todavía se encuentra en una fase incipiente en la búsqueda de las mejores terapias para ayudar a los sobrevivientes de COVID-19 a recuperar su fuerza y capacidad pulmonar. “En realidad necesitamos un par de años de datos; todavía es muy pronto para que tengamos datos sobre esta pandemia”, señaló Abunasser, de Cleveland Clinic.

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