Establecer límites y apegarte a ellos es bueno para tu salud mental y tu privacidad.
De vez en cuando, desde que comenzó la pandemia, tuiteo esta broma tonta cuando acaba la jornada laboral: “6:22 p. m. ¡Guardé la laptop mala y saqué la laptop de fiesta!”. Es tonto y se refiere a un meme que ha existido durante años, pero establecer esos límites entre el trabajo y el tiempo personal ha sido un salvavidas para mi salud mental y para mi sentido de los límites.
Para muchas personas que trabajaban de tiempo completo en una oficina antes de la pandemia, el cambio para trabajar desde casa ha implicado que los límites entre la vida laboral y la vida personal se han vuelto menos claros que nunca.
Solía ser muy sencillo: entrar a la oficina, trabajar, ir a casa (finjamos por un momento que ninguno de nosotros ha respondido nunca correos electrónicos del trabajo en el celular después del horario establecido). Esa organización reforzaba el hecho de estar en modalidad de trabajo, y el equipo —tu computadora del trabajo— era, al menos de manera teórica, un disuasorio para no llevar a cabo actividades personales (digo teóricamente porque, ¿quién de nosotros no ha hecho compras en línea en la oficina?).
Cómo han cambiado las cosas.
La monotonía del trabajo desde casa y de no poder ir a ningún lugar ha implicado que, a lo largo del día, pasar del trabajo a las actividades extralaborales se ha vuelto una parte normal de la vida. ¡Y eso está bien! La presión de ser productivo y siempre estar disponible destruye nuestra psique y, de una manera retorcida, resulta nociva para nuestro desempeño, según lo han demostrado algunos estudios.
Sin embargo, pasar de la modalidad de trabajo a la modalidad extralaboral plantea posibles problemas para tu privacidad y tu salud mental. Establecer límites claros puede ser útil.
¿Privacidad? ¿Qué privacidad?
Comencemos con algo evidente desde este momento: ¿cuánta privacidad puedes tener si usas el equipo de la oficina?
“Cero privacidad”, dijo Lee Tien, director legislativo y académico dirigente en materia de derechos de internet en la Fundación Electronic Frontier, una organización sin fines de lucro que aboga por los derechos y la privacidad digitales.
Tien concedió que hay más matiz de lo que puede capturar una respuesta monosilábica, incluyendo las leyes estatales en torno a los derechos de los trabajadores. Sin embargo, grosso modo, Tien dijo que los empleados deben suponer que todo lo que hacen en un dispositivo del trabajo posiblemente podría ser vigilado por su empleador, además con un respaldo legal.
“El punto principal es que se trata de un problema muy grande”, comentó. “El trabajo y la vigilancia van de la mano. Si se quiere medir la productividad, o asegurarla, el empleador considerará que algún nivel de recolección de datos está justificado y no puedes decir: ‘Esto es de trabajo, así que es su deber hacerlo’, porque eso simplemente destruye el intento de tener límites entre el trabajo y la vida”.
Habiendo dicho eso, es poco probable que tu empleador haya asignado a alguien del equipo de seguridad corporativa para que monitoree cada momento que pasas en la computadora, señalaron los expertos. Ese nivel de recolección de datos sería abrumador y, aunque la mayoría de las compañías tienen protocolos para la vigilancia dirigida, la verdad es que tu empleador probablemente tiene peces más grandes que pescar.
“Sin pruebas que lo respalden, en escala eso es muy poco común”, opinó Jesse Krembs, analista sénior de seguridad de la información de The New York Times en Wirecutter el año pasado. “Eso suele generar muchos datos inútiles, volver susceptible al empleador a asuntos de responsabilidad y en general hace que el equipo que monitorea esos sistemas de vigilancia sea miserable. Sin embargo, casi todas las grandes compañías tienen un programa dirigido para lograrlo, especialmente con el fin de lidiar con posibles fraudes o amenazas de personas conocedoras de la empresa”.
Aun así, no te confíes. Como regla general, simplemente no hagas nada en un dispositivo del trabajo que no quieras que tu gerente sepa que hiciste.
Sé dueño de tu tiempo
Para los que siguen teniendo la suerte de contar con un empleo, las fechas límites aún son un objetivo, aún se deben crear presentaciones y aún se deben escribir artículos. Lo peor es que las investigaciones han mostrado que, para muchas personas, el día de trabajo se ha vuelto aún más largo, casi por 50 minutos, de acuerdo con un estudio reciente.
“Si ya pensábamos que no había separación entre el trabajo y el hogar, ahora que estamos viviendo básicamente en el trabajo, todo se ha vuelto una lucha”, comentó Ashley Whillans, autora de “Time Smart: How to Reclaim Your Time and Live a Happier Life” y profesora adjunta de Administración de Empresas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.
Probablemente conozcas todos los consejos de siempre: si puedes, trabaja en un área separada de donde pasas tu tiempo libre. Intenta establecer límites para cuando empiezas y terminas de trabajar por el día. No mires el correo electrónico de tu trabajo por la noche.
Sin embargo, cuanto más tiempo estemos atrapados en casa, más difícil será aplicar ese consejo. Whillans ha estado investigando la forma en que trabajamos ahora y ha descubierto que la gente que tiene más facilidad para organizar su tiempo mientras trabaja desde casa disfruta de una mayor satisfacción en el trabajo, tiene menos estrés y mayor felicidad en general.
¿Organizar el tiempo? ¿Cómo?
“Significa ser muy deliberado a la hora de establecer pausas, límites y rituales a lo largo del día con el fin de ayudarnos en la transición de lo personal al trabajo”, comentó Whillans. Basándose en su investigación, Whillans recomienda algunas formas de mejorar la organización del tiempo:
— Crear un trayecto. No te levantes de la cama para ir directamente a tu estación de trabajo. Pasa quince minutos preparándote para el trabajo —pero sin trabajar en realidad— con el fin de darte un espacio mental entre el tiempo personal y el comienzo de tu día laboral.
— Toma descansos con colegas. Esto es independiente de los descansos que ya deberías tomar para alejarte completamente de tu estación de trabajo. Whillans ha descubierto que el “tiempo de intercambio”, es decir, el momento informal en el trabajo durante el cual la gente intercambia ideas, ha desaparecido en gran medida. Aparta tiempo para los descansos y los intervalos entre las partes formales de tu trabajo para tener alguna charla ociosa con colegas.
— Establece un ritual de fin de día. Un ritual positivo al final del día puede reforzar la idea de que estás fuera de la modalidad de trabajo y que tu tiempo personal ha comenzado. Incluso algo tan simple como planear un paseo alrededor de la manzana o apartar tiempo para llamar a un amigo funcionará. Solo se trata de un amortiguador entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal.
— Publica tu horario en casa. La gestión del tiempo ahora es un esfuerzo común, dijo Whillans, y dejar que la gente que vive contigo conozca tu horario puede ayudar a todos a entender y conocer los límites entre el tiempo de trabajo y el personal.
Como siempre: no trabajes cuando no estés trabajando. Es mejor para ti y tus compañeros de trabajo.
No mezcles el trabajo y el ocio en tu equipo
¿La forma más concreta de separar tu tiempo de trabajo de tu tiempo personal? Simplemente no uses los mismos dispositivos para ambos.
“Se han realizado investigaciones amplias que demuestran que las personas que tienen dos teléfonos, uno para el trabajo y otro para lo personal, se sienten menos distraídas durante el día y son más capaces de compartimentar el trabajo”, comentó Whillans. “Eso se vuelve muy importante en el entorno del trabajo desde casa. La idea es crear una separación física entre lo personal y el trabajo donde nada se mezcla fácilmente”.
Trabajar solo en los dispositivos de trabajo y hacer cosas personales solo en los dispositivos personales —la laptop de fiesta, por decirlo de alguna manera— establece un hábito y un límite que refuerza la separación entre el uso de cada dispositivo, dijeron los expertos.
¿Recuerdas cómo al principio del confinamiento muchos de los consejos se trataban de vestirse formal para el trabajo? Ese no es un mal hábito que retomar, según Art Markman, profesor de Psicología y Mercadotecnia de la Universidad de Texas en Austin y autor de “Bring Your Brain to Work”.
“Todos hemos aprendido una serie de hábitos sobre lo que significa actuar de manera profesional, y esos son recordatorios físicos de ello” nos mantienen en el estado emocional y mental correcto, explicó.
“Significa que no tienes que llevar la cuenta del espacio en el que estás”, añadió. “Solo tienes que mirar hacia abajo y, si llevas puesta una camisa bonita, significa que debes estar trabajando”.