El acuerdo para un alto el fuego fue auspiciado por Rusia y no se mencionó que Turquía tuviera un papel que desempeñar en su aplicación.
Una delegación rusa viajará el viernes a Ankara para evaluar el alto el fuego en la región separatista armenia de Nagorno Karabaj, cuya aplicación es controlada conjuntamente por los dos países, anunció el jueves el ministerio turco de Relaciones Exteriores.
El acuerdo logrado el martes entre Azerbaiyán y Armenia puso fin a seis semanas de intensos combates que dejaron al menos 1.500 muertos en Nagorno Karabaj, una región montañosa del Cáucaso, hoy poblada mayoritariamente por armenios, que se separó de Azerbaiyán tras una guerra en los años 90.
El acuerdo para un alto el fuego fue auspiciado por Rusia y no se mencionó que Turquía tuviera un papel que desempeñar en su aplicación. Pero las autoridades turcas, aliadas de Azerbaiyán, afirman que supervisarán el cumplimiento de la tregua conjuntamente con Moscú.
El miércoles se firmó un texto conjunto entre responsables de Defensa de los dos países para crear una especie de dirección conjunta que controle la aplicación de este alto el fuego.
“Vamos a hablar de las maneras de hacer funcionar este centro conjunto de observación y control del alto el fuego con una delegación rusa que viajará a Turquía el viernes”, dijo el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en una rueda de prensa transmitida por las televisiones locales.
Según Cavusoglu, “Turquía tendrá el mismo papel que Rusia” en la vigilancia “terrestre y aérea” de las posibles violaciones de este alto el fuego.
Moscú ya comenzó a desplegar el miércoles fuerzas de paz en la zona. La firma de esta tregua se vive de manera dolorosa en Armenia y es vista por la oposición como una capitulación.
“Espero que Armenia haya aprendido la lección. Las más importantes autoridades armenias han firmado este acuerdo y si no lo respetan, van a pagar un alto precio”, advirtió Cavusoglu.
El primer ministro armenio Nikol Pashinyan sostuvo que el alto el fuego era la única forma de preservar la supervivencia de la república autoproclamada, si bien quedó mermada y debilitada.