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¿Será que estas predicadoras de la ropa interior para el periodo pueden convencerte de usarla?

¿Será que estas predicadoras de la ropa interior para el periodo pueden convencerte de usarla?

Por lo general, los conceptos de “sangre” y “sangrar” se omiten en la publicidad masiva de productos menstruales. Fue hasta hace poco que, con un poco de fanfarria, los comerciales empezaron a mostrar un líquido rojo en la demostración de absorción, en lugar de uno azul.

Sin embargo, en el caso de los pantis para el periodo —un tipo de ropa interior cada vez más popular hecha con tela extraabsorbente— es difícil evitarlo. Lo fue al menos al momento de hablar con las fundadoras de The Period Company, una marca que llegó en octubre afirmando que sus calzoncillos para el periodo eran más asequibles y sustentables que otros productos menstruales. Para ellas, sangrar es un acto bastante profundo.

“Empieza a suceder algo en un plano emocional cuando sangras sobre tu ropa interior y no llevas puesto un tampón ni una toalla sanitaria; no estás generando desperdicios y tienes la libertad de solo estar en tu periodo”, dijo Sasha Markova, quien, junto con Karla Welch, fundó la empresa.

“Fluir es una experiencia muy diferente, y sentimos un fervor casi evangélico al respecto”.

Markova, directora creativa desde hace tiempo, no exagera con lo de evangelizar; considera que empezar a usar su producto es una “conversión” y lo expresa en frases como: “De verdad nos convertimos a la idea de usar esta ropa interior” o “Lo increíble que se puede comenzar a hacer con la generación Z es decir: ‘Muy bien, ya las tenemos. Ahora vayan y conviertan a sus hermanas mayores y a sus madres’”.

Este enfoque tiene un elemento espiritual, pues cae en un espacio entre la típica onda californiana y una especie de culto inofensivo. Pero la conversión realmente es esencial para el funcionamiento del negocio. The Period Company y todas las otras marcas que fabrican productos alternativos (como la copa menstrual) necesitan clientes que tengan una mentalidad suficientemente abierta como para romper con los productos que siempre han usado, los productos cuyo uso les inculcaron sus madres hace muchos años, “con un suspiro y una carga enorme”, comentó Markova.

No es un cambio sencillo, sobre todo cuando generaciones de mujeres han sido criadas para temer a las fugas. (Hubo una época en la que el miedo a la humillación era un elemento distintivo de los anuncios de productos menstruales, junto con el misterioso líquido azul). Y hay una competencia de productos cada vez mayor para las personas dispuestas a dar el salto.

Por eso ayuda que la empresa haya sido cofundada por Welch, una estilista de alto perfil cuyos clientes incluyen a Tracee Ellis Ross, Olivia Wilde y Sarah Paulson. (En Instagram, Chelsea Handler y Busy Philipps fueron algunas de las celebridades que promocionaron la marca de forma gratuita al usar sudaderas de regalo a juego que decían: “Querida Madre Naturaleza: ¡Gracias!”). Welch también ha diseñado una línea de playeras en colaboración con Hanes, en un inicio inspirada por su cliente Justin Bieber, y jeans con Levi’s.

Hace cuatro años, cuando le llegó la primera menstruación a su hija, Welch de pronto se vio en grandes aprietos al tratar de orientar a su adolescente, quien no se identifica como mujer, respecto al uso de las opciones tradicionales.

“Eso me hizo recordar cuando me vino la regla y mi mamá ni siquiera habló conmigo sobre el tema”, relató.

Welch también se había decidido a reducir cada vez más sus desechos personales, lo cual incluía el plástico que tiraba a la basura siempre que usaba una toalla sanitaria envuelta en un paquete individual.

“Pensé: ‘Tiene que haber una mejor opción’”, comentó.

Redefiniendo la conveniencia

Esta clase de celo es bastante común en el mundo de los productos menstruales alternativos. En internet abundan los artículos y los videos que predican el evangelio de la copa en particular —aún más que el de la ropa interior menstrual— y la maldad destructiva de los tampones desechables.

En 2018, esta devoción motivó a Shelton Group, una empresa de mercadotecnia enfocada en la sustentabilidad, a realizar una encuesta sobre estos productos, y con ella recabó las respuestas de más de 2000 personas que menstrúan.

En la encuesta, casi el 60 por ciento de las personas encuestadas dijeron que han usado o considerado usar productos menstruales reusables.

“Nos impactó muchísimo esa cifra”, afirmó Susannah Enkema, vicepresidenta de investigación e ideas del grupo. Sin embargo, no fue ninguna sorpresa que la mayoría de ese grupo tuviera entre 18 y 34 años, el grupo etario más preocupado por el medioambiente.

“Es la categoría de producto perfecta para la generación Z y los milénials jóvenes, quienes, sin duda, más que cualquier otra cohorte etaria, sienten un deseo —y hasta cierto punto una obligación— de ser más ecológicos”, dijo Suzanne Shelton, directora ejecutiva de la firma.

Jockey combinado con Kotex

Cuando Welch recurrió a la ropa interior menstrual para su adolescente, fue una solución, pero no una solución perfecta. La mayoría de los pantis costaban entre 25 y 40 dólares, y no quería pagar 40 dólares por unos calzoncillos juveniles.

Las dos marcas dominantes del mercado son Thinx y Knix, ambas fundadas en 2013. En un momento dado, Thinx fue considerada una de las empresas de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Llegó a los titulares por sus anuncios en el metro y por el hecho de que su fundadora Miki Agrawal, que se autonombró “SHE-EO”, un juego de palabras con “she” (ella) y “CEO” (directora ejecutiva), fue destituida en 2017 tras ser blanco de acusaciones de acoso sexual, las cuales negó. Otro rival, TomboyX, se especializa en ropa interior de género neutro, mientras que Ruby Love (antes conocida como PantyProp) fue fundada para ayudar a lidiar con la incontinencia urinaria.

Las fundadoras de The Period Company afirmaron ser admiradoras de estas marcas, pero, como ha reiterado Welch, Markova y ella están más interesadas en ser como Jockey, pues ofrecen ropa interior básica sin adornos, que como La Perla. Sus precios van de los 12 a los 14 dólares (en comparación, un paquete de tampones o toallas desechables suele costar poco menos de 10 dólares).

Su ropa interior se ajusta bien al cuerpo, pero se puede estirar, por lo que es algo parecido a una faja que tuviera una toalla cosida en la entrepierna entre dos capas gruesas de algodón; optar por el uso de ropa interior menstrual parece ser más fácil para las personas acostumbradas a usar toallas sanitarias. Hay unos cuantos cortes diferentes, como de tiro alto y bikini. Todos los pantis son negros, excepto dos modelos que son grises y de talla juvenil. Tras un día de uso, el producto debe enjuagarse en el lavabo y exprimirse; luego debe echarse a la lavadora o lavarse a mano. Las tallas llegan hasta 3XL, aunque la empresa espera que para la temporada navideña lleguen a 6XL.

“La única manera de lograr un cambio verdadero es que el producto esté disponible para todos, a buen precio y listo para entrar a un mercado masivo”, explicó Welch. “No queremos ser de lujo; queremos ser accesibles”.

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