QUEJÁ, Guatemala — Cuando escucharon el bloque de tierra agrietándose y separándose de la montaña, ya estaba enterrando a sus vecinos. Así que la gente de Quejá —los afortunados— salieron corriendo de sus casas sin nada, caminando descalzos en medio de un barro tan alto como sus hijos hasta llegar a tierra firme. (más…)