Racismo impide a mujeres afropanameñas tener una vida "digna"

Racismo impide a mujeres afropanameñas tener una vida "digna"
Según el documento, el 10% de las mujeres afrodescendientes con mayor índice de pobreza no sabe leer, mientras que el 68% de este grupo no dispone de seguridad social, el 90% de las que trabajan lo hace de forma precaria y 30% no posee acceso a internet.

El informe destaca igualmente que, a pesar de que la educación de calidad y el ascenso social han contribuido a mejorar la forma de vida de las afropanameñas, esas condiciones tampoco han evitado “ser objeto del racismo”.

Las mujeres afrodescendientes en Panamá enfrentan una serie de obstáculos derivados del racismo y la pobreza que les impiden tener una vida plena, destaca un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado este jueves.

En el país centroamericano, “las mujeres afrodescendientes enfrentan una serie de obstáculos y desigualdades que les impiden alcanzar su desarrollo humano, aprovechar todo su potencial y capacidades para vivir una vida digna”, señala el estudio en el que también participó el Instituto Nacional de la Mujer de Panamá.

“El racismo atraviesa todas las esferas y segmentos de población en el país y se suma al entramado del mundo global, donde pareciera que las prácticas racistas y distintos tipos de discriminaciones aparecen –o reaparecen– con fuerza”, agrega el documento.

Un cuarto de la población de Panamá es de origen afrodescendiente, principalmente trabajadores caribeños que llegaron en los siglos XIX y XX para la construcción del ferrocarril y del Canal interoceánico.

“El reporte que presentamos hoy nos confirma que la desigualdad va más allá del ingreso”, señaló la representante residente del PNUD en Panamá, Linda Maguire.

“Las generaciones actuales siguen enfrentadas a situaciones similares (a las) que vivían sus madres y abuelas, como tener que optar entre estudiar o trabajar”, añadió.

El informe del PNUD denuncia que las mujeres afropanameñas sufren una triple discriminación: por ser negras, mujeres y, en muchos casos, pobres.

Esta situación provoca que tengan un peor acceso a servicios de salud y educación de calidad, ya que deben realizar tareas domésticas de manera exclusiva, no tienen recursos económicos o no hay programas educativos o sanitarios cerca de sus comunidades.

Esa circunstancia compromete su futuro profesional y, por tanto, la obtención de mejores trabajos y con más altos salarios, lo que termina por perpetuar el círculo de pobreza.

Según el documento, el 10% de las mujeres afrodescendientes con mayor índice de pobreza no sabe leer, mientras que el 68% de este grupo no dispone de seguridad social, el 90% de las que trabajan lo hace de forma precaria y 30% no posee acceso a internet.

El informe destaca igualmente que, a pesar de que la educación de calidad y el ascenso social han contribuido a mejorar la forma de vida de las afropanameñas, esas condiciones tampoco han evitado “ser objeto del racismo”.

Hay mujeres afropanameñas “que han logrado altos niveles de educación y excelente desempeño laboral” y reciben “un trato discriminatorio por su etnia e identidad cultural”, declaró Maguire.

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