Una start-up suiza trata de desentrañar el misterio de Qanon

Una start-up suiza trata de desentrañar el misterio de Qanon
El director ejecutivo de OrphAnalytics, Claude Alain Roten (C), posa con los miembros del personal y una computadora portátil utilizando el software de análisis de texto, el 6 de enero de 2021. Foto, Fabrice Coffrini / AFP

OrphAnalytics, que ha desarrollado algoritmos para detectar plagios y después ha ampliado su campo de acción, trabaja ahora para tratar de desentrañar el secreto de “Qanon.

“Q”, un misterioso mensajero que ha convertido a millones de estadounidenses a su teoría del complot y enardecido a los seguidores de Donald Trump que asaltaron el Congreso, está encarnado en realidad por dos personas, aseguran expertos de una start-up suiza.

OrphAnalytics, que ha desarrollado algoritmos para detectar plagios y después ha ampliado su campo de acción, trabaja ahora para tratar de desentrañar el secreto de “QAnon”.

“Las conclusiones son que hay dos autores diferentes en periodos diferentes”, explica Claude-Alain Roten a la AFP, en una entrevista en su domicilio del oeste de Suiza, cuya dirección quiere mantener en secreto por razones de seguridad.

El movimiento complotista nació en octubre de 2017 con el foro en línea 4Chan –y después 8Kun– y se alimentó de mensajes denominados “Q-drops”, que aseguraban, sin fundamento, que Donald Trump libraba una guerra secreta contra una banda de demócratas pederastas y adoradores de Satán.

Tratado inicialmente con desdén, QAnon se convirtió en un poderoso movimiento y para Claude-Alain Roten no hay duda de que los miles de mensajes crípticos son el resultado de dos personas.

– Estilometría de secuencia –

“El enfoque que utilizamos es la estilometría, pero en la que nos hemos centrado es en la estilometría de secuencia, de cadenas de caracteres. No tratamos de extraer las propiedades de unidades lingüísticas como palabras, giros de frases o la sintaxis. Buscamos la información sobre las características que caracterizan una cadena de caracteres”, explica Roten.

Para OrphAnalytics se trata de explotar las estadísticas de aparición de cadenas de caracteres, con el fin de determinar los autores de un texto.

La pequeña empresa trabaja también para autentificar testamentos, detectar plagios o contribuir a investigaciones policiales.

El interés por QAnon viene de la preocupación del fundador de la empresa por la manipulación de la población en Estados Unidos, donde ha vivido tres veces.

Roten es biólogo de formación, pero cambió de especialidad cuando se dio cuenta de que los métodos utilizados para descifrar los códigos genéticos podrían ayudar a detectar las especificidades de estilo de escritura de una persona.

“Tengo la impresión de seguir haciendo el mismo trabajo”, asegura.

– “Convincente” –

Un colega suyo de cabello gris y con una mascarilla de tela, que pide que se le llame René, hace una demostración en la computadora que hay en la mesa del comedor.

Después de suprimir las interferencias que podrían obstaculizar la “señal” de unos 4.950 “Q-drops”, somete los mensajes al examen del programa informático de la compañía y en la pantalla aparecen claramente dos conjuntos distintos.

“La diferencia en la señal es bastante fuerte como para que apenas queden dudas sobre el cambio de autor”, según un informe publicado el mes pasado por la empresa.

Para Florian Cafiero, investigador del CNRS, especialista en lingüística cuantitativa, los trabajos de los suizos sobre QAnon “parecen convincentes”.

Aunque la estilometría existe desde hace tiempo, las máquinas capaces de tratar cantidades ingentes de datos la han revolucionado.

OrphAnalytics ya saltó a la fama cuando aseguró que el seudónimo de Elena Ferrante, fenómeno editorial que sacudió el mundo literario en Italia, corresponde en realidad a un autor, Domenico Starnone.

– ¿El lado oscuro? –

La start-up, nacida en 2014, también habría estado implicada, según la prensa, en dilucidar casos criminales, como la muerte del niño francés Gregory Villemin, cuyo asesinato sigue sin resolverse casi cuatro décadas después.

Pero Claude Alain Roten ni afirma ni niega.

Florian Cafiero cree que esta nueva forma de abordar una técnica acreditada y aplicarla a los procesos judiciales puede ayudar a “evitar errores”.

Pero manifiesta también su temor a que este tipo de tecnología permita desenmascarar, por ejemplo, a los informantes.

“Como con toda la tecnología hay un lado luminoso y un lado oscuro”, reconoce Roten, al tiempo que subraya las estrictas reglas éticas que aplica su compañía para evitar “que nuestro enfoque de la estilometría de secuencia se utilice para servir al lado oscuro”.

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