Tras la victoria del estímulo en el Senado, la realidad se hace presente: el bipartidismo ha muerto

Tras la victoria del estímulo en el Senado, la realidad se hace presente: el bipartidismo ha muerto
El representante republicano de Dakota del Sur, John Thune, asistente del líder de la minoría del Senado, a la izquierda, y el senador republicano por Carolina del Sur Lindsey Graham, hablan con reporteros durante una pausa en la votación sobre enmiendas al proyecto de ley de alivio del presidente Joe Biden en el Capitolio en Washington, el viernes, 5 de marzo de 2021. Foto, Anna Moneymaker/The New York Times.

Los demócratas creen que el control que tienen en la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca les da derecho a insistir en obtener todo lo que puedan y no conformarse con menos.

El presidente Joe Biden se postuló a la presidencia como un apóstol del bipartidismo, pero los gritos de la lucha encarnizada por el rescate económico de 1,9 billones de dólares que se escucharon en el Senado el sábado dejaron en claro que las diferencias entre los dos partidos en disputa eran demasiado profundas como para ser conciliadas con las buenas intenciones de Biden. 

Ni un solo republicano del Congreso votó a favor del paquete de alivio que ahora va camino a recibir su aprobación final en la Cámara de Representantes y la firma de Biden, pues denunciaron con furia la legislación y la manera en que se armó. Otras medidas demócratas de alto perfil para proteger y expandir el derecho al voto, combatir los prejuicios y la conducta indebida de la policía, entre otras cosas, también están recibiendo apoyo escaso o nulo de parte de los republicanos. 

La supuesta luna de miel de un presidente entrante, por lo general, les daría oportunidad a los legisladores de unirse, sobre todo ahora que la nación entra a su segundo año de una devastadora crisis sanitaria y económica. En cambio, el tenso enfrentamiento por la legislación del estímulo demostró que los legisladores se están separando y preparando para confrontaciones más desagradables en el futuro. 

Biden, un veterano del Senado con seis periodos en su haber, había proclamado su vasta experiencia en el Capitolio como una de sus ventajas más fuertes, al afirmar ante los votantes que era el único hombre capaz de unir al díscolo Congreso e incluso hacer las paces con su antiguo compañero de negociaciones, el senador republicano por Kentucky, Mitch McConnell, el líder de la minoría.

Sin embargo, los demócratas en el Congreso, que están muy familiarizados con las tácticas de McConnell, no se hicieron tales ilusiones. Ahora les preocupa que los votantes los castiguen con más severidad en las elecciones intermedias de 2022 por no haber aprovechado su poder para promulgar cambios amplios de políticas que por no haber trabajado con los republicanos y cerrado acuerdos bipartidistas. 

Los demócratas del Congreso quieren mucho más de lo que los republicanos están dispuestos a aceptar. A sabiendas de que los republicanos se mostrarán contumaces, los demócratas se unen cada vez más en torno a la idea de debilitar o destruir las tácticas obstruccionistas a fin de negarles a los republicanos su mejor arma para frustrar la agenda demócrata. Los demócratas creen que el control que tienen en la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca les da derecho a insistir en obtener todo lo que puedan y no conformarse con menos solo por apegarse a un sentido de obligación hacia un concepto anticuado de bipartidismo que no refleja la realidad de la política polarizada de la actualidad. 

“Al ver el comportamiento del Partido Republicano aquí en Washington, es justo concluir que va a ser muy difícil, sobre todo por la manera en que se ha posicionado el liderazgo, obtener una cooperación significativa de ese bando en torno a temas de importancia”, dijo John Sarbanes, representante demócrata de Maryland. 

No obstante, la riña interna del Partido Demócrata que retrasó horas la aprobación del proyecto de ley de estímulo hasta altas horas de la noche del viernes evidenció tanto la precariedad de la estrechísima mayoría demócrata como las trabas para eliminar el filibusterismo, un plan que solo puede funcionar si los moderados que ahora están en profundo desacuerdo acceden a apoyarlo.

También puso de manifiesto que, aunque se eliminara el umbral de 60 votos para superar una obstrucción, no habría garantía de que los demócratas lograrían que sus prioridades fueran aprobadas en el Senado dividido en partes iguales, ya que un solo miembro disidente podría echar abajo todo un proyecto de ley. 

Los republicanos acusaron a los demócratas de abandonar cualquier pretexto de bipartidismo para promover una agenda de extrema izquierda y aprobar todos sus objetivos liberales disfrazados de un proyecto de ley de rescate por el coronavirus, atiborrado de cientos de miles de millones de dólares superfluos, pues la pandemia está empezando a menguar. Señalaron que cuando ellos estaban a cargo del Senado y el presidente Donald Trump estaba en la Casa Blanca, lograron aprobar una serie de costosos proyectos de ley de alivio por el coronavirus que se negociaron entre ambos partidos.

“No comprendo el método que ha adoptado la Casa Blanca. De verdad que no”, comentó la senadora por Maine Susan Collins, líder de un grupo de diez republicanos que en un inicio intentaron llegar a un acuerdo con la Casa Blanca, pero ofrecieron una tercera parte de lo que Biden propuso. “Se deben hacer concesiones en algún momento”. 

Sin embargo, aunque Biden recibió a varios republicanos en la Casa Blanca y los hizo partícipes de una serie de conversaciones que fueron mucho más amistosas que cualquiera durante la era de Trump, ni él ni los demócratas del Congreso hicieron un esfuerzo real para encontrar un punto medio, pues concluyeron desde el principio que los republicanos estaban demasiado reacios a gastar lo necesario para combatir la crisis. 

A los demócratas les preocupaba que, si no tomaban decisiones rápidas, las negociaciones se alargarían solo para al final colapsar y dejarlos sin ningún resultado por sus esfuerzos para controlar la pandemia y reforzar la recuperación económica. Querían actuar a lo grande sin esperar. 

“No vamos —de ninguna manera— a actuar con timidez ante los desafíos importantes”, afirmó el senador por Nueva York Chuck Schumer, el líder de la mayoría demócrata. “No vamos a demorar cuando es necesario tomar medidas urgentes”. 

 

El representante republicano de Kentucky, Mitch McConnell, líder de la minoría del Senado, sale de las cámaras del Senado durante una serie de votaciones sobre enmiendas al proyecto de ley de alivio del presidente Joe Biden, el viernes 5 de marzo de 2021. Foto, Anna Moneymaker/The New York Times.

Mientras maniobraban la medida de alivio en el Congreso con procedimientos presupuestarios especiales que la protegieron del filibusterismo, los demócratas también resucitaron varias propuestas importantes de políticas de la última sesión que no llegó a nada en el Senado controlado por los republicanos.

La principal entre ellas fue una medida de gran envergadura para el derecho al voto que pretende contrarrestar los esfuerzos de los republicanos con el propósito de imponer nuevos requisitos para votar en estados de todo el país y un proyecto de ley de vigilancia policial que busca prohibir el uso de tácticas que derivan en muertes innecesarias. Los republicanos de la Cámara de Representantes se opusieron en masa a ambas propuestas y la probabilidad de obtener el mínimo necesario de diez votos de los republicanos en el Senado es escasa. 

En las próximas semanas, los demócratas de la Cámara de Representantes planean aprobar más proyectos de ley contundentes, incluyendo medidas para reforzar la seguridad de las armas de fuego y proteger los derechos sindicales: dos metas detestadas por los republicanos. Los demócratas están totalmente conscientes de que las medidas se toparán con un muro de piedra republicano, pero ese es el punto. 

Al lograr que los republicanos se pronuncien oficialmente en contra de lo que los demócratas consideran medidas populares en general, esperan transmitir la idea de que, a pesar de que su partido tiene el control de Washington y la Casa Blanca, no puede avanzar en los temas más apremiantes del momento con el filibusterismo de por medio. Quieren que los votantes respondan. 

“No pueden hacer que, como por arte de magia, los republicanos estén a favor de lo que apoya el pueblo”, dijo el representante de Maryland Steny Hoyer, el segundo demócrata en el rango de liderazgo de la Cámara de Representantes. “La gente apoya de manera abrumadora la agenda que estamos aprobando y la democracia funciona, así que, si la gente quiere que se aprueben estos proyectos de ley, exigirán o que eliminemos el filibusterismo o que algunos senadores republicanos que se rehúsan a hacer lo que la gente quiere dejen sus cargos”. 

Frustrados por no haber sido capaces de frenar la medida para la pandemia, los republicanos despotricaron contra los demócratas y el presidente. 

“Lo hacen porque pueden”, afirmó el senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, el miembro republicano de mayor rango en el Comité de Presupuesto, quien dijo que las promesas de Biden sobre fomentar la unidad ahora sonaban falsas. “Esta es una oportunidad para gastar dinero en cosas no relacionadas con la COVID porque saben que tienen el poder de hacerlo”. 

Los demócratas no pueden negar que están usando su ventaja considerable para promover iniciativas mucho más ambiciosas de lo que los republicanos están dispuestos a apoyar, y dicen que tienen derecho de hacerlo. 

“Aceptémoslo”, declaró Schumer en el pleno del Senado. “Tenemos que resolver esto. Sería mucho mejor si pudiéramos hacerlo de manera bipartidista, pero necesitamos resolverlo”. 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *