Con la actual administración, los cuatro programas funcionan bajo una misma dirección. Trimestralmente, se desembolsan alrededor de 58 millones de balboas y cada programa tiene sus propios requisitos de ingreso.
Suman alrededor de 194 mil, los beneficiarios de los cuatro programas que funcionan dentro de lo que se denomina: transferencias monetarias condicionadas, y desde que la actual administración asumió el control, se ha mantenido ese número, porque “hay que administrar con eficiencia” como lo indicó el presidente, Laurentino Cortizo, al inicio de su gobierno.
Los cuatro programas funcionan bajo el paraguas del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y constituyen una red de protección para las familias o personas en vulnerabilidad socio-económica, de estos, el más amplio en inversión es 120/65, seguido de la Red de Oportunidades, Ángel Guardián y Bonos Alimenticios y Nutricionales del Senapan.
Así lo dio a conocer Juan Carlos Córdoba, director de Inclusión y Desarrollo Social, del MIDES, quien explicó, que los programas no son “subsidios”, porque el subsidio se otorga “a cambio de nada”, mientras que estos programas, están condicionados al sistema de salud preventiva (tarjeta de vacunación, control de salud anual) y el compromiso que los niños acudan a los colegios.
Córdoba fue enfático al señalar que a aquella persona que incumple con esas corresponsabilidades, se le suspende el pago.
“Con la actual administración -agregó Córdoba- los cuatro programas funcionan bajo una misma dirección, y el desembolso trimestral es por alrededor de 58 millones de balboas. Cada programa tiene sus propios requisitos de ingreso”.
Red de Oportunidades, es el más antiguo, paga B/.50.00 por mes y tiene unos 41 mil beneficiarios. Está focalizado en brindar una protección a las familias y promueve la inclusión educativa. Explicó que uno de los condicionantes en la familia es tener algún niño o adolescente en edad escolar o menor de cinco años, quien debe mantenerse en el sistema escolar, aparte, se hace un reporte trimestral, al igual que el componente de salud.
El programa 120/65 acoge a cerca de 24 mil personas y paga 120.00 balboas mensuales. Para ser beneficiario del programa, el adulto mayor no puede estar recibiendo una pensión o jubilación de la Caja de Seguro Social (CSS). Además, debe estar en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
La corresponsabilidad de salud, que es la principal. También existe una oferta de capacitación en el área y que se han ido desarrollando algunos módulos que les permitan a ellos y a sus familias, por ejemplo, tener información sobre envejecimiento saludable y activo.
Ángel Guardián, a diferencia de los otros tres programas, se trata de una persona con discapacidad severa y en condición de dependencia. Aclaró que no es para personas con discapacidad solamente, sino que debe generar una condición de dependencia y, además, estar en estado de pobreza extrema.
Paga 80 balboas por mes y sus beneficiarios suman unas 19 mil personas. Existen algunas iniciativas dirigidas a sus cuidadores, porque muchos de ellos están comprometidos las 24 horas y los 7 de la semana con la persona, porque probablemente el familiar está encamado.
Dentro de las iniciativas está un plan piloto en tema de salud mental y acciones de autocuidado para que los familiares puedan tener algunas herramientas para saber cómo lidiar a los parientes de manera funcional, pero también, de cómo cuidarse a sí mismos, para que lo hagan seguros sin lastimarse, por ejemplo, la espalda, y puedan tener acceso a terapias de rehabilitación.
Bonos Alimenticios de Senapan, se otorgan bonos de 50.00 balboas mensuales, para darle una cobertura a la familia, y están destinados a la compra de alimentos.
Estos se complementan con otras acciones de Senapan, como la inclusión productiva, que buscan incentivar a las personas a tener cultivos en sus propios terrenos, como huertos familiares, cría de pollos y otros, proyectos sostenibles para lo que se cuenta con apoyo de entidades como el MIDA, la ARAP, las autoridades locales y otras.
En cuanto a las modalidades de pago, el director de Inclusión y Desarrollo Social del MIDES, idicó que hay dos formas: una dirigida a las áreas urbanas con las tarjetas clave social y la otra en sectores de difícil acceso, que se paga en efectivo en 206 puntos a nivel nacional. Aquí el desembolso se hace a unas 35 mil personas. Se incluye, a ciudadanos de la comarca Ngäbe Buglé, del norte y sur de Veraguas, norte de Coclé, del distrito de Donoso, en Colón; parte de la provincia de Darién, Guna Yala y las comarcas Wargandí, Madungandí y Emberá-Wounaan.
Cuando los pagos son en efectivo, en las áreas de difícil acceso, se complementa la entrega de los bonos con ferias para que puedan adquirir sus productos en el mismo lugar y no tengan que desplazarse hacia otros lugares.
Del sistema salen alrededor de 500 personas entre pagos trimestrales, por defunciones, lo cual se realiza en coordinación con el Tribunal Electoral, antes del cierre de las planillas.
Por otro lado, señaló que, a través del MIDES, se desarrollan otras iniciativas para propiciar la movilidad de estas personas, como, por ejemplo, citó el de Redes Territoriales, de cohesión social con empresa privada para formarlos en emprendimientos y aprendan cómo administrar un pequeño negocio, el cual se articula con la Ampyme y otros esfuerzos colaborativos.
Todo esto, en el marco de la estrategia del Plan Colmena, haciendo esfuerzos, para que estas familias tengan alternativas sostenibles y no se queden toda la vida en el programa, porque estamos convencidos que lo que se requiere es una movilidad social para que la gente pueda romper ese ciclo de dependencia a un programa de transferencia monetaria.
Juan Carlos Córdoba recordó que el presidente Laurentino Cortizo advirtió que hay que administrar con eficiencia, por tanto, la curva ascendente de las cifras de beneficiarios, que se daba en administraciones anteriores, en esta, desde julio de 2019 se ha mantenido la misma cantidad de beneficiarios y con el mismo presupuesto.
Agregó que lo que se ha hecho es jugar con cupos que se liberan, ya sea por fallecimiento o por incumplimiento. Eso significa, que en la medida en que hay cupos disponibles se ingresan nuevas personas, de lo contrario no.