A punto de cumplirse el bicentenario de la muerte de Napoleón, Francia ultima las obras de restauración de su mausoleo, lo que supondrá el inicio de una serie de eventos con los que el país quiere marcar la trascendencia histórica del emperador.
En una visita exclusiva a las obras, dentro del complejo monumental de Los Inválidos que sigue cerrado por la pandemia, los restauradores explicaron a EFE el trabajo que están realizando para tener todo listo de cara al bicentenario, el próximo 5 de mayo.
A los pies del enorme sarcófago de cuarcita roja que alberga dentro de cinco ataúdes los restos del emperador, trabaja arrodillada la restauradora Céline Wong, quien sustituye el fragmento roto de una parte del friso de marquetería de azulejos que rodea la tumba.
Trabajar aquí “es un honor, una ocasión única, porque se puede hacer que las obras antiguas sean aún más perennes”, explica esta restauradora, que ha trabajado en otros lugares emblemáticos como el Panteón -el lugar donde Francia entierra a algunos de sus hombres y mujeres más ilustres-.
Las obras, que comenzaron en mayo del año pasado, han limpiado y reparado meticulosamente durante meses todos los mármoles del conjunto, como las trece enormes estatuas aladas que, símbolo de las victorias militares del emperador, miran permanentemente a la sepultura.
En busca del resultado inicial
Wong reconoce que la parte técnica del trabajo no es complicada, pero recalca que “hay que respetar el lugar y tratar de conseguir el resultado que se había logrado antes. Es como la deducción de una investigación policial”.
“No es difícil en sí mismo, hay que respetar las etapas, no precipitar las cosas”, insiste, a la vez que va colocando pequeñas cantidades de masa sobre las que encaja fragmentos de baldosas verdes recortados en forma de hojas.
Por ejemplo, explica que el tipo de baldosas que componen el friso en el que trabaja “ya no existe”, salvo por “un último fabricante” en Val d’Oise, que “está considerado un patrimonio vivo y que todavía hace estos esmaltes”.
También se han buscado distintos tipos de mármoles en cuatro lugares de Francia y hasta en las famosas canteras de Carrara (Italia), en busca de los mismos tonos de color y veteados.
El complejo incluye también la tumba del único hijo de Napoleón (el rey de Roma), fallecido a los 21 años en el exilio en Viena; los sepulcros de otros dos hermanos del emperador, Joseph (el breve José I de España) y Jerôme, así como de otros generales de la época. Todo ha sido reparado, restaurado y limpiado durante estos diez meses.
Ray-Burimi, conservadora jefe del patrimonio de Los Inválidos. El emperador “es un poco patrimonio de todos”, añadió.
De 1,2 millones de turistas al cierre por la pandemia
El mausoleo de Napoleón recibía anualmente 1,2 millones de turistas antes de la pandemia, de los que un 70 por ciento eran extranjeros, atraídos por el “gran significado histórico” de la figura del emperador, explica Siriane Chartier, una portavoz del complejo.
Ahora, en el tercer confinamiento que vive París en un año por culpa de la pandemia, “no hay forma de saber cuándo podremos reabrir al público”, ni siquiera para celebrar el bicentenario, reconoce.
El mausoleo está al pie de la catedral de San Luis, en Los Inválidos, el enorme edificio levantado por Luis XIV a finales del siglo XVII para acoger a soldados ancianos o mutilados en guerras.
Famoso por su cúpula dorada de 101 metros de altura situada a dos pasos de la Torre Eiffel, el lugar, de quince hectáreas de superficie, alberga aún un hospital para soldados heridos en combate o accidentes, víctimas del terrorismo, y un ala para militares mutilados y jubilados, así como el Museo del Ejército.
Su patio de armas es el lugar de funerales de Estado para militares caídos en combate o especialmente reconocidos.
Napoleón Bonaparte falleció el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, todavía bajo dominio británico. Sus restos llegaron a París el 15 de diciembre de 1840 entre las ovaciones de un gentío enorme, según las crónicas de la época.
Fue enterrado en Los Inválidos, de forma provisional, mientras se abrió un concurso público para un gran mausoleo definitivo, y tras largos años de trabajos el proyecto no se pudo inaugurar hasta 1861, ya bajo el mandato de su sobrino Napoleón III durante el Segundo Imperio.
El final de las obras de restauración marcará el inicio de las celebraciones del bicentenario, con numerosos eventos y exposiciones en París y en el resto de Francia, para resaltar una figura clave en la historia mundial.