En las grandes galeras diseñadas para albergar los talleres de antaño, todavía quedan rieles instalados sobre los que entraban y salían las locomotoras y vagones para recibir el debido mantenimiento.
El jueves 25 de marzo del 2021, día número 382 de la pandemia, fue diferente. Como parte de las actividades que realiza la profesora Milagros Sánchez con sus estudiantes para conocer la historia del Ferrocarril Nacional de Chiriquí y su impacto en la región, fui invitado para acompañarles y mirar unas fotos y algunas piezas en el Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Lo que vimos nos dejó impactados. En las grandes galeras diseñadas para albergar los talleres de antaño, todavía quedan rieles instalados sobre los que entraban y salían las locomotoras y vagones para recibir el debido mantenimiento.
El equipo que todavía se mantiene en el sitio y que funcionaba hasta hace poco, según nos informaron los que nos guiaron en este viaje al pasado, entre los que estaban los señores Marcelino Martínez, Miguel Burac y Rodolfo Gaitán, uno de los que operaba esos equipos.
Tornos, cizalla, taladro, martillo a presión, caldera, segueta, prensa, sirena, mesa de mármol, dobladora de láminas, poleas…
¿Ha observado usted el cuidado extremo que ponen al armar y desarmar la llanta de un camión, debido al peligro que representa el aro que lleva?
Ahora piense en la presión que se requiere para desarmar una rueda del tren y las medidas de seguridad. Todo eso nos explicaron ante una máquina que hacía ese trabajo.
Para sacar las ruedas tienen un juego de rieles sobre un zanjo de más de 20 metros y otro abierto en sentido contrario donde reposa un gato hidráulico, capaz de levantar una locomotora de vapor, como la que está en la Feria de David.
Todas las reparaciones del equipo rodante las hacían en ese sitio o fabricaban las piezas, ellos mismos.
En 1916 no había en David una ferretería donde ir a comprar un repuesto para esas locomotoras y vagones.
Buena parte de los galpones aún está en pie, sostenido por los gruesos postes de madera sobre los que el techo resiste, a duras penas, las inclemencias del tiempo.
¡Qué interesante sería que intentásemos salvar lo que heredamos de la visión del Dr. Belisario Porras, un mandatario irrepetible!