La carroza dorada de los reyes de Países Bajos: ¿símbolo del racismo?

La carroza dorada de los reyes de Países Bajos: ¿símbolo del racismo?
El Carruaje Dorado fue un regalo de los vecinos de Ámsterdam a la reina Guillermina de Países Bajos en 1898. Foto, EFE/Olaf Kraak

La carroza, denominada Gouden Koets en neerlandés, se expone desde este fin de semana y hasta finales de febrero de 2022 en el Museo de Ámsterdam, y no está claro si los monarcas de Países Bajos tienen intención de volver a usarla.

El Carruaje Dorado fue un regalo de los vecinos de Ámsterdam a la reina Guillermina de Países Bajos en 1898. Hoy es un reflejo de la evolución social y del debate sobre el pasado colonial neerlandés: uno de sus paneles muestra una mujer blanca en un trono rodeada de esclavos depositando regalos a sus pies.

La controversia en torno a esta pieza histórica llevó a los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, que mantenían este carruaje a buen recaudo en los establos reales en La Haya, a renunciar a su uso temporalmente, empujados por el debate sobre sus paseos por las calles en un carruaje donde se glorifica la esclavitud cada Prinsjesdag, día que el Gobierno neerlandés presenta los presupuestos anuales y se inicia del año político.

La carroza, denominada Gouden Koets en neerlandés, se expone desde este fin de semana y hasta finales de febrero de 2022 en el Museo de Ámsterdam, y no está claro si los monarcas de Países Bajos tienen intención de volver a usarla una vez acabe la exposición, una decisión complicada que deberán tomar presionados por el debate sobre el papel de la esclavitud en Holanda.

Margriet Schavemaker, directora artística del museo de Ámsterdam, subrayó que esta exposición es “una respuesta al debate social” que permitirá a la sociedad “acercarse al carruaje desde todos los ángulos, tanto literal como figurativamente” y dando “espacio para todas las perspectivas, historias y opiniones diferentes, tanto las conocidas como las menos conocidas”.

“Los visitantes pueden crear sus propias opiniones bien informadas sobre el carruaje”, añadió.

 Esta pieza fue un regalo de Ámsterdam a Guillermina a finales del siglo XIX y muchos vecinos de la capital neerlandesa han contribuido a construirla: los cojines están bordados por niñas huérfanas que residían en el orfanato instalado en el mismo edificio que hoy alberga el Museo de Ámsterdam.

 Por primera vez desde su fabricación, ha sido sometido a una restauración: especialistas neerlandeses y extranjeros lo han desmontado completamente, han examinado cada pieza y han hecho los trabajos necesarios en la madera y el cuero, las piezas textiles, las ruedas y la pintura dorada.

La operación estética ha costado cinco años de trabajo y 1,2 millones de euros, que han corrido a cargo de la Casa Real. El punto de partida importante para la restauración fue que el carruaje pueda usarse de forma segura como un coche en el futuro, aunque preservando su valor histórico como objetivo de arte.

Esa restauración artística incluía el debate sobre qué hacer con uno de sus laterales, “Tributo desde las colonias”, donde se muestra a una mujer blanca sentada en un trono y rodeada de personas negras que se inclinan ante ella.

Antes de comenzar la restauración en 2016 ya se había iniciado el debate social sobre lo que se debe hacer con el polémico panel: los más críticos creían que, al glorificar la esclavitud, el carruaje no debe usarse más y el panel debe ser remplazado por otro.

El rey, por contra, defendió que el Gouden Koets debe ser restaurado a su estado original “como parte del patrimonio cultural neerlandés”, porque “no vamos a reescribir la historia”.

El monarca Guillermo Alejandro ha optado por involucrarse también en la exposición y ha acudido a inaugurar personalmente la exhibición de la pieza, que se puede ver en un recinto de vidrio en el patio durante ocho meses, pero dejó sin responder preguntas clave: ¿lo volverán a ver los neerlandeses en las calles y en las bodas de los herederos al trono como ha ocurrido durante más de un siglo?

Hay quienes defienden dejar de usarlo, pero no por el controvertido panel sino porque es un objeto de arte que ha tenido una restauración millonaria y no debe conducirse debajo de la lluvia, o arriesgarse a que una persona le lance, por ejemplo, una lata de pintura que exija someterlo a nuevos trabajos de restauración.

El propio parlamento neerlandés está dividido sobre el futuro del Gouden Koets. Los partidos de izquierdas y el progresista D66 creen que esta pieza está en el lugar al que pertenece, un museo; la ultraderecha insiste en que el rey debería volver a pasear en su carruaje; y los liberales de derechas, como los de Mark Rutte, no lo tienen claro.

Pero esto también es parte del debate en marcha. A finales de 2019, el Museo de Ámsterdam dejó de usar el término “Edad de Oro” para referirse al periodo artístico del siglo XVII en Países Bajos al considerar que no refleja muchos aspectos negativos que ocurrieron durante ese periodo, como la pobreza, la guerra, el trabajo forzoso y la trata de personas.

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