En 2008, los científicos Hoyt e Iñíguez indicaron que los ingresos por la observación de las especies en Panamá, podría ser mayor a 3 millones de dólares anuales, ahora se realiza la actualización de estos datos con aporte de MiAmbiente.
El Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá, Isla Iguana en Los Santos, Coiba en Veraguas y las Islas Secas en Chiriquí, son los espacios marinos en donde se puede ubicar a las ballenas jorobadas, entre los meses de julio a octubre, provenientes del Pacífico sur, un espectáculo esperado por turistas y amantes de la biodiversidad.
Las especies provienen del Pacífico Norte y llegan entre diciembre y marzo, sin embargo, es en número muy reducido y solo se pueden observar en el Golfo de Chiriquí, en contraste con los meses pre citados.
Un comunicado de Mi Ambiente indicó que julio es el mes que marca esta temporada de divisar los cetáceos, inmensas ballenas jorobadas provenientes del Pacífico Sur , que según manifestó la entidad, migran a nuestras aguas tropicales para reproducirse y dar a luz a sus crías.
Durante esta temporada de descubrir estas especies, es común disfrutar de un espectáculo que nos regala la naturaleza, hermosos delfines nadando y con algo de suerte, se puede observar el salto de las colosales ballenas, convirtiéndose en un encuentro cercano con la fauna marina que cada día atrae a más turistas.
José Julio Casas, director nacional de Costas y Mares de MiAmbiente, explicó que el turismo de avistamiento es una de las actividades de mayor crecimiento en el mundo, y en países como Panamá es una opción sostenible para las comunidades costeras que lo ofrecen.
En 2008, los científicos Hoyt e Iñíguez indicaron que los ingresos por la observación de las especies en Panamá puede ser mayor a 3 millones de dólares anuales, ahora se está realizando la actualización de estos datos con aporte del Ministerio de Ambiente.
Casas informó que desde la Dirección de Costas y Mares se desarrollan diferentes actividades de investigación para conocer más sobre estas especies y así poder manejarlas y protegerlas. De igual forma, se establecen las normativas y políticas que aseguren su protección y la de los hábitats en donde se encuentran.
La observación de cetáceos cuenta una serie de reglas que son necesarias seguir, a fin de proteger a la fauna marina y al ser humano. La ballena jorobada es la única especie migratoria reportada en mares panameños, destacó MiAmbiente.