El fósil, correspondiente a una vértebra, fue descubierto durante una campaña en la Isla Quiriquina, en la región del Bíobío (centro-sur), informó en un comunicado la Universidad de Chile, a cuya Red Paleontológica pertenece el investigador que lideró el hallazgo, Rodrigo Otero.
El estudio durante siete años de un resto fósil hallado en 2014, permitió a un grupo de investigadores identificar al tercer tipo de mosasaurio que habitó Chile hace 66 millones de años, que se suma a los ya conocidos halisaurinos y tylosaurinos.
El fósil, correspondiente a una vértebra, fue descubierto durante una campaña en la Isla Quiriquina, en la región del Bíobío (centro-sur), informó en un comunicado la Universidad de Chile, a cuya Red Paleontológica pertenece el investigador que lideró el hallazgo, Rodrigo Otero.
El registro de mosasaurios en Chile es escaso y se restringe al Maastrichtiano, edad correspondiente al fin del período Cretácico, entre 66 y 72 millones de años atrás, y hasta ahora se conocía únicamente la presencia de no más de 10 ejemplares muy fragmentarios de estos reptiles marinos pertenecientes a dos grupos: halisaurinos y tylosaurinos.
Ahora, el abanico se abre a un tercer grupo, el de los mosasaurinos, pero la falta de otros elementos esqueléticos, por ahora, impide determinar qué especie es en particular, aunque, según Otero, el espécimen muestra rasgos comunes con mosasaurinos como Clidastes y Moanasaurus.
El investigador explicó que los restos vienen de rocas de unos 66 millones de años, poco antes del evento de extinción masiva que acabó con los grandes dinosaurios no avianos, y corresponde a una vértebra aislada de la cola, justo donde comienza a formarse una suerte de aleta caudal.
“Es difícil asegurar la edad individual de este mosasaurio con una sola vértebra. Sin embargo, los procesos transversos, los pedicelos hemales y los caudales, se encuentran todos bien fusionados al centro, lo que en conjunto sugiere su pertenencia a un adulto”, señaló Otero.
“El tamaño de este espécimen también es difícil de estimar. La vértebra tiene 3,25 cm de largo, lo que toscamente sugiere un cráneo de unos 50 o 60 cm, y -en consecuencia- el cuerpo podría haber alcanzado unos 4 a 5 metros de longitud”, continuó.
La pieza fue encontrada en un tipo de roca conocida como “tempestita”, formada por la acumulación de sedimentos y restos orgánicos a causa de mareas de alta energía.
“Estos depósitos arrastran diversos organismos que habitaron la plataforma marina somera. De este modo, sabemos que este mosasaurino coexistió con elasmosaurios afines a Aristonectes, con tortugas del género Euclastes, y con una diversidad de tiburones, rayas y quimeras”, comentó Otero.
En Suramérica, a la fecha, existen registros de este grupo de mosasaurios en el Cretácico Superior solo en Argentina, por lo que el hallazgo representa el primero de este lado, en el Pacífico sureste.