La guía tiene como objetivo ser un marco esclarecedor basado en la ciencia, para orientar a la comunidad mundial en el establecimiento de Áreas Marinas Protegidas.
Las áreas marinas protegidas (AMP) son una de las principales herramientas para la conservación de los océanos en todo el mundo; tienen como objetivo conservar la biodiversidad y promover ecosistemas marinos saludables. Dada la reciente campaña para proteger el 30% de los océanos del mundo para el año 2030, tener claridad sobre cómo diseñar y evaluar las AMP es crucial. Para abordar esta necesidad, un equipo de científicos de todo el mundo, incluyendo el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), desarrolló la “Guía de las AMP”.
Aproximadamente el 70% de la superficie mundial está cubierta por océanos, pero menos del 10% existe dentro de una zona protegida. Además, las AMP no son una categoría única: hay una variedad de tipos, según el nivel de protección. Esto a menudo genera confusión cuando se trata de diseñar e implementar una AMP y podría llevar a no lograr los objetivos de conservación deseados.
La “Guía de las AMP”, publicada en Science, clasifica las AMP por etapas y por grado de protección, y especifica las conclusiones resultantes para la biodiversidad y el bienestar humano según el nivel de protección elegido. Actualmente, la mayoría de las AMP en todo el mundo tienen grados de protección mínimos o leves; existe cierta protección de la biodiversidad, pero se permiten la extracción y otros impactos.
“La carrera para proteger simplemente un cierto porcentaje del océano podría restarle importancia a la calidad de las AMP; y, lo que es más importante, pensar en quiénes están involucrados y afectados por el establecimiento de una AMP”, comentó Ana Spalding, investigadora asociada de STRI, profesora asociada de políticas marinas y costeras en la Universidad Estatal de Oregón (OSU) y coautora del estudio.
Como científica social, Spalding ayudó a desarrollar la sección de resultados sociales de la Guía, que destaca la importancia de incluir a las voces locales en el proceso de toma de decisiones. En esencia, una AMP diseñada teniendo en cuenta las necesidades de la población local será más eficaz para la conservación que una AMP que no lo haga.
“La demanda externa por recursos marinos impulsada por el mercado, a menudo influye en el alcance y la escala del uso de recursos de las comunidades locales”, explicó Spalding. “Al comprender mejor las necesidades y tradiciones locales, es posible identificar estrategias alternativas y de medios de vida sostenibles que beneficien a las personas y a la naturaleza”.
Con la firma de un decreto ejecutivo que amplía los límites de la AMP de Coiba en junio pasado, Panamá alcanzó la meta de proteger el 30% de su superficie marina muchos años antes de la fecha límite del 2030. Ahora se habla de la posibilidad de ampliar los límites de la AMP de Bocas del Toro, en el Caribe del país. Para la bióloga marina Cinda Scott, de la Escuela de Estudios de Campo ,en Bocas del Toro, esto es una señal positiva, pero ella siente que para hacerlo bien, se debe considerar un estudio de impacto social.
“Debemos reevaluar los objetivos del parque: quiénes se beneficiarán y cómo vamos a hacer esto, respetando y mejorando los medios de vida de quienes han estado viviendo aquí durante mucho tiempo”, señaló Scott.
El equipo cree que la publicación de la “Guía de las AMP” llega en un momento clave y espera que sea un marco esclarecedor y basado en la ciencia que oriente a la comunidad mundial, a medida que toma importantes decisiones de conservación de los océanos en el próximo Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 y la Convención de la COP sobre la Diversidad Biológica.