Las monedas estables son útiles porque le permiten a la gente realizar transacciones con más facilidad en criptomonedas que funcionan como inversiones, como el bitcóin. Crean un puente entre el dinero del viejo mundo y las criptodivisas del nuevo mundo.
Es posible que las monedas estables sean la innovación de la era de las criptomonedas con el nombre más irónico, o al menos eso opinan muchos reguladores y encargados de elaborar políticas en Washington.
Estas monedas digitales prometen mantener su valor, que suele estar vinculado a una moneda emitida por el gobierno como el dólar o el euro, valiéndose de respaldos financieros estables como reservas bancarias y deuda a corto plazo. Su popularidad se está disparando porque son una manera práctica y barata de hacer transacciones con criptomonedas. En pocos años, las monedas estables han pasado de ser prácticamente inexistentes a representar un mercado de más de 120.000 millones de dólares, y la mayor parte de ese crecimiento sucedió en los últimos 12 meses.
Sin embargo, muchas están diseñadas más como inversiones ligeramente riesgosas y no como el efectivo en dólares y centavos que afirman ser. Además, hasta el momento, han logrado volar bajo el radar regulatorio.
La premura por regular las monedas estables —y el insistente cabildeo de la industria para eludir la regulación o encontrarle un lado rentable— quizá sea la conversación más importante en los círculos financieros de Washington este año.
El manejo que den los funcionarios a las cuestiones espinosas de un fenómeno relativamente nuevo sentará el precedente para una tecnología que es muy probable que perdure y crezca, por lo que, en la práctica, redactarán el primer borrador de un reglamento que regirá el futuro del dinero.
El debate sobre cómo gestionar las monedas estables también está irremediablemente entrelazado con otra conversación polémica: si la Reserva Federal debe o no emitir su propia moneda digital. Una oferta de la Reserva Federal podría competir con las monedas estables del sector privado, dependiendo de sus características, y la industria ya se está preparando para esa posibilidad.
A continuación, un resumen de qué son las monedas estables, por qué podrían ser riesgosas, las posibles soluciones de regulación y los siguientes pasos que podría dar el gobierno en cuanto a su vigilancia.
¿Qué es una moneda estable?
Una moneda estable —“stablecoin”, o moneda de valor estable, si quieres hablar con propiedad— es un tipo de criptomoneda que suele vincularse a una moneda existente respaldada por un gobierno. Para poder prometerles a los propietarios que cada dólar que poseen seguirá valiendo un dólar, las monedas estables tienen un conjunto de activos en reserva, que por lo general son valores financieros a corto plazo, tales como efectivo, deuda pública o papel comercial.
Las monedas estables son útiles porque le permiten a la gente realizar transacciones con más facilidad en criptomonedas que funcionan como inversiones, como el bitcóin. Crean un puente entre el dinero del viejo mundo y las criptodivisas del nuevo mundo.
No obstante, muchas monedas estables están respaldadas por tipos de deuda a corto plazo que son propensos a iliquidez, lo que quiere decir que, en tiempos difíciles, puede volverse complicado o imposible intercambiarlas. Pese a su respaldo un tanto frágil, las monedas estables prometen servir como tenencias totalmente seguras.
¿Todas son igual de riesgosas?
Las monedas estables no son todas iguales. La moneda estable más grande, Tether, afirma que alrededor de la mitad está invertida en un tipo de deuda corporativa a corto plazo, llamada papel comercial, según sus declaraciones recientes. El mercado del papel comercial colapsó en marzo de 2020, lo que obligó a la Reserva Federal a intervenir. Si esos tipos de vulnerabilidades regresan, quizá sea complicado para Tether convertir a tiempo sus tenencias en efectivo para cumplir con los retiros.
Otras monedas estables dicen tener distintos tipos de respaldo, lo cual implica distintos riesgos. Pero hay grandes dudas sobre si las monedas estables en realidad tienen las reservas que afirman tener.
La empresa Circle había declarado que cada dólar digital de su USD Coin, o USDC, estaba respaldado por reservas equivalentes en efectivo, pero luego, en julio, reveló que el 40 por ciento de sus tenencias en realidad estaba en bonos del Tesoro de Estados Unidos, certificados de depósito, papel comercial, bonos corporativos y deuda municipal. Un representante de Circle dijo que, a partir de este mes, la USDC tendría todas sus reservas en efectivo y en bonos a corto plazo del Tesoro de Estados Unidos.
La fiscalía de Nueva York investigó a Tether y Bitfinex, una plataforma de comercio de activos digitales, en parte con el argumento de que Tether había ocultado en algún momento qué reservas tenía su moneda estable. El acuerdo de las empresas con el estado incluyó una multa y mejoras de transparencia.
En una declaración, Tether señaló que jamás ha negado un pago y que ha modificado sus declaraciones tras la investigación de la fiscalía de Nueva York.
El común denominador es que, sin requisitos establecidos de divulgación o información, es difícil saber con exactitud qué hay detrás de una moneda estable, así que es complicado medir cuánto riesgo supone.
También es difícil monitorear con precisión cómo se usan las monedas estables.
Las monedas estables “podrían facilitar el camino a quienes buscan esquivar una gran cantidad de objetivos de políticas públicas vinculados con nuestro sistema bancario y financiero tradicional: medidas contra el lavado de dinero, cumplimiento tributario, sanciones y demás”, le dijo Gary Gensler, presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés), a la senadora Elizabeth Warren en una carta este año.
¿Qué pueden hacer los reguladores?
El problema de las monedas estables es que eluden los controles regulatorios. No están clasificadas como depósitos bancarios, lo que limita las facultades de la Reserva Federal y la Oficina del Contralor de la Moneda para vigilarlas. La SEC tiene cierta autoridad si se definen como valores financieros, pero eso aún es tema de debate.
Los reguladores a nivel estatal han logrado ejercer algo de supervisión, pero el hecho de que las ofertas más significativas —incluida Tether— tengan sede en el extranjero podría dificultarle al gobierno federal ejercer su autoridad. Los reguladores están evaluando sus opciones.
¿Qué medidas tomará el gobierno?
El Tesoro, la Reserva Federal y otros organismos de supervisión financiera tienen unas cuantas opciones. No es evidente qué decidirán hacer, pero está claro que este tema es una prioridad: se prevé que el Grupo de Trabajo sobre Mercados Financieros del presidente, presidido por la secretaria del Tesoro, emita un informe al respecto dentro de poco. Otro informe próximo a publicarse de la Reserva Federal sobre las monedas digitales emitidas por bancos centrales podría también tocar el tema de los riesgos de las monedas estables.
Algunas de las opciones de regulación más viables son:
— Designar que son un riesgo sistémico. Dado que las monedas estables están vinculadas a otros mercados importantes, el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera podría designarlas un sistema de pagos con riesgo sistémico, lo cual las pondría bajo una vigilancia más estricta.
Aunque su mercado no es lo suficientemente grande como para ser considerado un riesgo sistémico en este momento, la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor les da a los reguladores la capacidad de utilizar dicha designación para una actividad de pagos si parece que puede volverse una amenaza para el sistema en el futuro. Si eso sucediera, la Reserva Federal u otros organismos reguladores tendrían que elaborar un plan para manejar el riesgo.
— Tratarlas como si fueran valores financieros. El gobierno también podría etiquetar a algunas monedas estables como valores, lo cual implicaría requisitos de divulgación más rigurosos. Gensler les dijo a los legisladores en una audiencia reciente que las monedas estables “bien podrían ser valores financieros”, lo cual le otorgaría a su institución mayores facultades de supervisión.
— Regularlas como si fueran fondos mutuos del mercado monetario. Muchos expertos en finanzas señalan que las monedas estables funcionan de manera muy similar a los fondos mutuos del mercado monetario, que, a su vez, actúan como vehículos de ahorro a corto plazo que ofrecen amortizaciones rápidas mientras que te permiten invertir en activos ligeramente riesgosos. Sin embargo, los fondos monetarios han tenido que ser rescatados por el gobierno en dos ocasiones en poco más de una década, lo que sugiere que su regulación tampoco es perfecta.
“Las monedas estables no me parecen nuevas”, dijo Gregg Gelzinis, especialista en mercados financieros y regulación del Centro para el Progreso Estadounidense. “Yo las veo como un fondo mutuo no regulado del mercado monetario o un banco no regulado”.
— Tratarlas como si fueran bancos. Dadas las deficiencias en la supervisión de los fondos monetarios, muchos entusiastas de la regulación financiera preferirían que se tratara a las monedas estables como depósitos bancarios. Si eso sucediera, los tokens quedarían sujetos al monitoreo de un organismo de regulación bancaria, como la Oficina del Contralor de la Moneda, explicó Gelzinis. De esta forma, podrían beneficiarse de los seguros de depósito, que protegerían a los individuos si la empresa que respalda la moneda estable llegara a quebrar.
— Intentar competir con las monedas digitales emitidas por bancos centrales. Jerome H. Powell, el presidente de la Reserva Federal, ha señalado que superar a las monedas estables podría ser uno de los atractivos de las monedas digitales emitidas por bancos centrales: un dólar digital que, al igual que el papel moneda, está directamente vinculado a la Reserva Federal.
“No se necesitarían las criptomonedas estables ni las criptomonedas normales si existiera una moneda digital estadounidense; creo que ese es uno de los argumentos más contundentes a su favor”, declaró Powell en un testimonio este año.
No obstante, el diseño de las monedas digitales emitidas por bancos centrales sería un elemento crucial para lograr que remplacen a las monedas estables. Además, los expertos de la industria destacan que, como los usuarios de las monedas estables priorizan la privacidad y la independencia del gobierno, una nueva forma de moneda respaldada por el gobierno tal vez no consiga sustituirlas.